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Cinco escenas perturbadoras (que omitieron en la película) para celebrar los 25 años de ‘Trainspotting’

La novela de Irvine Welsh, uno de los invitados más importantes de FilBo 2018, ya hace parte de la “cultura popular planetaria”. Aunque la película es una pieza de culto, y sin intención de ponernos muy puristas, en el papel se quedaron varios momentos impactantes, algunos bastante desagradables, que decidimos ilustrar.

Andrés J. López / @vicclon

Conéctese con esta playlist a las canciones que Irvine Welsh incluyó en su debut literario pero que tampoco quedaron en la película de Danny Boyle.

 

En Gran Bretaña, trainspotting se le dice al pasatiempo de observar trenes y anotar su número y características para después jactarse de estos conocimientos aparentemente inútiles frente a otros amantes de los ferrocarriles. Allá lo consideran una bajeza de hobbie, una perdida de tiempo, y no es para menos. Fuera de este territorio, al mencionar Trainspotting de inmediato se viene a la mente una de las historias más yonquis, borrachas, violentas, futboleras, fiesteras y sexuales que se hayan escrito en la década de los 90. La adaptación al cine de Danny Boyle, de 1996, llevó las aventuras de Mark Renton, Spud, Frank Begbie y Sick Boy a un nivel masivo (ahora hasta tiene su propia obra de teatro), pero en el mundo literario este título también marcó un hito. Lo puede confirmar quien por estos días pase por el stand de Anagrama y vea la cantidad de ejemplares que la editorial trajo para esta edición de FilBo, que tiene como invitado a Irvine Welsh, su autor.

Esta fue la primera novela del escocés, se publicó hace 25 años. Desde entonces ha usado los mismos elementos, y a veces los mismos personajes, para reflejar las vivencias de la clase obrera escocesa e inglesa, sus aficiones y sueños pero también sus carencias y los motivos que la empuja al consumo de heroína, speed, éxtasis, cocaína, marihuana y litros y litros de alcohol. Y aunque títulos como Acid House, Cola, Porno y Escoria son recordados en la bibliografía de Welsh, ninguno ha superado en ventas y elogios a Trainspotting.

La película es un clásico moderno del cine y como toda adaptación sufrió cambios y omisiones respecto a la obra original, por eso, con la misma pasión inútil con que se cuentan los vagones de un tren, seleccionamos cinco escenas (algunas bastante desagradables) que no aparecen en la película o fueron modificadas o no se contaron completas.

 

Grafiti de entrañas en el sanitario

Hay que rescatarle a Boyle el hecho de haber metido a Renton en un sanitario inmundo en busca de sus supositorios; es la escena que más se le queda a cualquiera que vea la película. En el texto esto no ocurre y en realidad el protagonista de Trainspotting se caga incluso antes de entrar al baño. Una vez sentado, ve pasar una enorme mosca verdosa y la aplasta, dejando su mano llena de sus entrañas viscosas. Con este material raya en la pared del baño “HIBS”, el diminutivo del equipo escocés Hibernian FC y del cual Welsh es un ferviente seguidor. Luego de esto, el pelirrojo busca sus píldoras entre toda la mierda y por un momento piensa tragárselas, aunque el asco le gana. Finalmente se limpia con la parte limpia de sus calzoncillos y los bota dentro de la tasa.

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Una paja en el colegio

Cuando el rubio de la pandilla, Tommy, termina con su novia Lizzy Macintosh, va a visitar a Renton. Esta es la famosa escena en la que Tommy prueba por primera vez la heroína, pero también hay un flashback a la época de colegio de Renton, Begbie y Gary McVie. Estos tres se escondían, arrastrados en el suelo, para espiar a Lizzy durante sus clases de educación física. En una de esas, Begbie no se aguantó las ganas y sacó su navaja para hacer un hueco en la tierra, se bajó los pantalones y empezó a pensar en la sensual adolescente. La reacción de sus amigos fue de asco, entonces el problemático personaje tomó un poco de su propio semen y se lo untó a McVie en el rostro.

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Yoko Ono es una caníbal

Luego de tirar con Dianne, la joven colegiala que conoció en una fiesta, Renton se acuesta en un sofá afuera de la habitación y comienza a tener una serie de sueños extraños y perturbadores. En uno de ellos, él se encuentra encadenado a una pared blanca iluminada con neones azules. Frente a él están Yoko Ono y el defensa de los Hibs de ese entonces, Gordon Hunter. Ambos están comiéndose unos cadáveres humanos, despellejándolos con sus dientes y llenándose las bocas de sangre. Renton admira a Hunter y le dice que no le haga nada, pero ambos empiezan a insultarlo. Él es el siguiente.

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La cuñada embarazada de Renton

El hermano mayor de Renton, Billy, fallece faltándole poco para salir del ejército. Luego del funeral, su familia y conocidos se ponen a beber y Mark decide hablar con Sharon, la viuda de Billy y que está en avanzado estado de embarazo y borracha. En vez de tener la supuesta charla, se meten al baño a follar. Cuando alguien se acercaba, Renton decía que le estaba ayudando a vomitar. La relación entre ambos hermanos no era la mejor, por eso mientras Mark estaba con su cuñada lo único que se le pasaba por la mente era que ojalá Billy, desde el más allá, los pudiera ver.

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Una falsa venganza

Dave Mitchell no es un personaje que aparezca en la película, sin embargo Welsh le dedicó todo un capítulo en el libro. Él es el más sano de los personajes, sin embargo es contagiado de manera accidental con VIH. Al ir a las terapias grupales, conoce a Alan Venters, el responsable de contagiarlo aunque no lo sabe. Mitchell se gana su confianza y se vuelven amigos. Venters parece un tipo que no se interesa por nadie, sin embargo le confiesa que tiene una ex esposa y un hijo de seis años (Frances y Kevin, respectivamente). Mitchell enamora a Frances y ella empieza a dejarlo con su hijo. El Sida de Venters avanza a tal punto que termina en una camilla en un estado deplorable, sin embargo recibe constantes visitas de su “amigo”. Al final, Dave le muestra a Alan fotos de Kevin desnudo, amarrado a una silla, con sangre en su cuerpo y rodeado de un taladro, una lijadora, cuchillos y destornilladores, todos ensangrentados. Le confiesa lo que hizo y finalmente ahoga a Venters con una almohada. Para calma del lector, al final se aclara todo y en realidad se trató de una coartada hecha a punta de maquillaje y anestesia.

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Irvine Welsh presentará el 21 de abril su charla Dilemas yonquis en el Auditorio José Asunción Silva de Corferias, en el marco de la Feria del Libro de Bogotá, a las 6:30 pm.

 

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