Un laberinto de ladrillo pelado
Es un parche bien caliente, delitos como la extorsión y el hurto son pan de cada día. Según un estudio realizado por Federico Gutiérrez, excandidato a la Alcaldía de Medellín y consultor en Seguridad Urbana Integral del Ministerio de Seguridad de Buenos Aires, los robos en la Comuna 13 de Medellín, retratada en este fotorreportaje de Juan Tapias, incrementaron un 38% el año pasado, una cifra que raya en lo absurdo.
La comuna, una de las 16 que existen actualmente en la capital paisa, cruza un proceso de sobrepoblación y ocupación descontrolada, y, como si faltara, los conflictos barriales deterioran la calidad de vida. Hace poco más de un mes el material didáctico de la Fundación Alma y Vida, dedicada al trabajo con jóvenes que sufren alguna discapacidad cognitiva (autismo, síndrome de down, síndrome de Asperger, retraso mental), fue destruido por un grupo de delincuentes del barrio Belencito Villa Laura.
Según Tapias, “subiendo por las laderas occidentales se percibe el intrincado acceso y las limitaciones que ofrece un sinnúmero de escalinatas. Sus habitantes deben emprender a diario largas caminatas a través de este laberinto urbano, que a medida que va ascendiendo aumenta su complejidad”.
Es común ver militares como tiesos soldaditos ingleses en versión criolla. Hace 13 años, alrededor de 20 operativos militares tuvieron lugar en esta comuna, y, según el Comunicado de asociaciones de la Comuna 13 para la memoria de las víctimas de las operaciones militares de 2002, la violencia como argumento aleja a la población de sus perspectivas de vida, “teniendo en cuenta los permanentes enfrentamientos armados, las prácticas de control territorial, el reclutamiento forzado, y finalmente la creciente militarización y fortalecimiento de la infraestructura policial que no ha garantizado condiciones para la protección de la vida y seguridad en el territorio”.
Hay en el aire un virulento vapor de riesgo. “En numerosas oportunidades se han lamentado hechos fatídicos de habitantes que por error han cruzado algunos ‘límites’, que terminan en la muerte ‘accidental’ o la desaparición forzada”, asegura Tapias. Por otra parte, estas ‘favelas’ colombianas de ladrillo pelado soportan a diario la llegada de inmigrantes de provincia que buscan en las grandes capitales oportunidades de progreso y una forma de escapatoria de los conflictos rurales. Pero los conflictos parecen perseguirlos. Sin embargo, hay esperanza: el secretario de Seguridad de Medellín, Sergio Alfonso Vargas Colmenares, aseguró que en el primer mes del año, el número de homicidios en la capital paisa se redujo en un 47% en comparación con el mismo periodo de 2014, destacando a esta comuna que en enero no presentó muertes.