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Fotos de Daniel Sierra

Las Histéricas: un colectivo que reivindica a la mujer como sujeto político, artístico y cultural

Ornella, Deisy, Sofía y Alejandra se volcaron a los fanzines para compartir experiencias y conocimientos que las identifican como chicas. Las dos publicaciones realizadas hasta el momento, Penes y Penas y Estrógenos salvajes, revelan su forma de ver el feminismo, el cual entienden como un escenario de equidad real y justicia. “Seguimos siendo hijas del machismo. No hay un cambio social de verdad. Puede que hayamos avanzado en muchas cosas, pero quizás no de la buena manera”.

Júlia Farràs

Hace poco más de dos meses las redes sociales del colectivo Las Histéricas ardieron como consecuencia de la imagen que utilizaron para la convocatoria de la que sería su tercera publicación. La ilustración, en la que se ven un pene y una vagina, ambos superpuestos, generó un acalorado debate entre diferentes formas de feminismos. “Tuvimos muchos comentarios, unos positivos y otros no tan positivos, por parte de chicas que en redes se definen como feministas radicales. Ellas tenían una posición agresiva y cero constructiva; decían que el pene esclavizaba a la vagina en esa ilustración”, explica Ornella, de 27 años, una de las integrantes de Las Histéricas.

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A raíz de este hecho, el colectivo tuvo bastante alcance y llegó a toda clase de público y feminismos. “Entendimos que hay otra clase de feminismos que no compartimos, y crear debate es algo muy sano siempre que sea constructivo. Nos parece muy chévere generar espacios como este, para que la gente pueda expresar con diferentes visiones las temáticas que tratamos a través de la serigrafía”, dice Deisy, de 28 años, otra de las chicas de este grupo y quién ahora está en España, donde realiza una maestría en cerámica.

Las Histéricas nació hace dos años y se define como feminista, pero no radical. Cada una tiene su propio punto de vista y esa pluralidad es su esencia. Ellas creen en el feminismo como un escenario de equidad y justicia. “Para mí es un concepto de unión entre géneros y sexos: creo en la unidad y equidad y es a lo que le apunto. En el momento en que gritemos en una sola voz realmente vamos a tener poder”, sentencia Sofía, una ilustradora freelance que hace parte del colectivo. Todo el proyecto surgió “de la necesidad por encontrar voces comunes, por tener una excusa para apoyarnos y generar propuestas plásticas artísticas que partieran de compartir conocimientos, técnicas y sentimientos”, explica Deisy. 

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El nombre que eligieron busca revertir el concepto de enfermedad mental que se le dio a la histeria en el siglo XIX, y que ellas quieren resignificar desde la condición emocional, acogiéndose al significado etimológico, que proviene de útero, de la mujer, de esa voz femenina. Con el nombre decidido, la idea era entonces transmitirse diferentes disciplinas artísticas entre ellas, pues cada una es muy buena en algo que la otra no domina: Sofía (Oro o Alquimia) es la encargada de la fotografía; Ornella (Celeste) es una tesa en serigrafía; Deisy (Terracota) le jala a la cerámica y Alejandra (Magenta) se dedica a la pintura. “El primer ciclo fue el de serigrafía porque Ornella formaba parte del colectivo Sarcófaga y ella nos introdujo a ese mundo y con esa técnica nos quedamos porque era la más adecuada para lo que nosotras queríamos hacer: realizar una publicación”, comenta Alejandra. 

(Échele un ojo a estas dos historias de perversión gráfica que tienen el tinte de Sarcófaga)

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Con ese anhelo llegaron al fanzine, que se ha convertido en su arma de empoderamiento femenino y en el vehículo para llenar el vacío que percibieron artística y culturalmente, pues veían que la feminidad no se había abordado desde los puntos de vista de la mujer, sino siempre desde las perspectivas masculinas. A hoy llevan dos publicaciones, y van por la tercera. “Cuando realizamos la primera publicación (Penes y Penas) todas estábamos con el corazón roto y eso nos unió. Fue una manera de alzar la voz desde eso, desde el odio y el amor al mismo tiempo. Muchas veces los chicos piensan que hablar de esas cosas es una bobada, pero nosotras queríamos demostrar que se puede hablar de eso sin vergüenza”, dice Alejandra. Como un desahogo gráfico, Penes y Penas lleva un mensaje sobre su propia experiencia y que pretende otras mujeres se sientan identificadas y aliviadas al ver esas obras. En el momento de hacer la primera publicación todas ellas estaban entusadas. “Fue la excusa para superar la tusa acompañada de mis mejores amigas y aprovechar ese flujo de sentimientos, para plasmarlos en ilustraciones que me ayudaran a entenderlos”, explica Deisy. Y claro, en el trasfondo también hay un mensaje para los hombres: “Los chicos no tienen educación emocional y por eso las chicas podemos exteriorizar mejor nuestras emociones. Ellos lo tienen más bloqueado, están desconectados con esa parte y por eso muchos no entienden nuestros fanzines”, dice Alejandra.  “Sería interesante ver un Penas y Penes hecho por chicos: ¡un Penas y Vaginas!”, ríen todas.

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Para la segunda edición, Estrógenos salvajes, el proceso fue más pensado y menos visceral. Ya se sentían más fuertes y ellos, los hombres, no eran lo importante, sino ellas. Ese fanzine está dedicado a hablar de cómo son y se sienten las chicas. Para lograrlo acogieron más voces, buscaron a más mujeres que tuvieran algo que decir y así sacar el potencial liberador y salvaje de la mujer. “Unirnos para hacerlo todo, visibilizarnos y demostrar que las mujeres estamos ahí, sin supeditarnos al poder masculino”, dice Sofía. La próxima edición, que verá la luz en 2019, tiene como título Anatomía feminista y pretende integrar el componente social y cultural. En esta ocasión se incluirán textos y un CD con gifs. Todos son bienvenidos a participar, pero tanto en la segunda como en la tercera edición solo colaboró un chico. 

Las publicaciones de Las Histéricas tienen un carácter emocional y de autoconocimiento muy importante, que se ve reflejado en cada pieza del fanzine. “Es chévere dejar las cosas salir y que no nos carcoman por dentro. Tener el derecho de sacarlo y liberarnos de todo lo que nos pesa”, dice Alejandra, quien también es profesora de artes de niños y niñas de primaria. A nivel visual también es importante que haya pluralidad, pues cada una maneja técnicas diversas y al acoplarlas en la edición se genera una riqueza enorme. “En general, nuestros fanzines han gustado bastante y de alguna manera la pretensión es ser un referente, no solamente en la producción artística en nuestra ciudad sino en la de mujeres. Hemos visto que las mujeres se sienten muy identificadas con nuestro trabajo y eso nos emociona”, afirma Sofía. 

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Además del trabajo editorial, Las Histéricas producen camisetas, stickers y postales. Han participado y han sido invitadas a varias ferias y eventos en Bogotá, Cali, Villavicencio y Medellín. También dictan cursos en El Taller de las Moscas, el coworking donde trabajan. La serigrafía es la protagonista en este espacio y se imparten talleres de postales y carteles. “Estos talleres están abiertos a todo el mundo. No queremos nombrarlos feministas porque mucha gente cuando lee esta palabra se distancia directamente, entonces preferimos predicar con el ejemplo que llenarnos la boca con palabras bonitas”, dice Sofía. También organizan festivales como el Rola Fest, eventos, ferias o cineclubs. “Próximamente queremos hacer un cineclub sobre tetas, y estamos planificando un proyecto de cerámica con nuestros cuerpos y ciclos de mujeres”, explican. Para el último 20 de julio, Día de la Independencia de Colombia, el colectivo montó una exposición referida al placer y la independencia femenina.

Las cuatro jóvenes artistas también son profesoras en Villeta, Cundinamarca, y a través de la educación y el arte quieren generar un impacto social con nuevos proyectos. La idea con esto es “construir a partir de la experiencia, para poder trabajar con otro tipo de poblaciones a nivel social con un desarrollo emocional”, explica Ornella, quién trabaja sobre todo con el collage y el ensamble. Su intención es llegar al máximo de personas posible, y por eso se están planteando saltar a la calle y empezar con el muralismo y así generar un impacto en el territorio y poder hacer difusión a lo grande. “No queremos encasillarnos. Todas somos artistas polifacéticas y quedarnos únicamente con la serigrafía sería un error”, comentan.

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A través de las acciones artísticas, Las Histéricas quiere continuar con su reclamo por la equidad real, más que por la igualdad. “Seguimos siendo hijas del machismo. No hay un cambio social de verdad. Puede que hayamos avanzado en muchas cosas, pero quizás no de la buena manera. Se está abordando el feminismo como algo superficial pero no hay un cambio de fondo. Este cambio se tiene que ir dando poco a poco porque cambiar la mentalidad de toda la sociedad no es algo que se pueda hacer de un día para el otro. Más que todo es concientizar a las personas acerca de la desigualdad que existe entre hombre y mujer y lo que esto desencadena a nivel económico, social y cultural. Desde ahí es donde se tiene que partir: crear conciencia en las personas.”, aseguran. Y para crear conciencia es que van a seguir en lo suyo: abordando la cultura como activismo, generando conciencia y transcendencia de y para la mujer, realizando acciones que dependan de ellas mismas y tomando el arte para manifestar de manera sincera el pensamiento de cada una. “Somos semillitas que se están convirtiendo en unas gigantes raíces que germinarán para crear otro paradigma distinto al hetero patriarcal”, dicen.

 

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