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Una cita ni tan a ciegas con happn

Juliana Abaunza decidió descargar la app para que sus amigas dejaran de joderla por ser soltera. No encontró novio, pero su historia es evidencia de que el amor, esa palabra tan trillada y manoseada, es a veces un simple juego de casualidades.

Juliana Abaunza

En casi todos los grupos de amigas hay una que siempre está soltera: yo soy esa amiga. Y no es porque no crea en el amor o porque haya tenido malas experiencias, tampoco porque sea una cínica. De hecho, me ha ido bien, pero por alguna razón prefiero estar sola que ennoviada.

Existe un fenómeno que yo llamo “el síndrome de la tía casamentera”, el cual actúa cuando eres soltera y tus amigas se obsesionan con verte enamorada y cuadrada con alguien. Lo hacen porque creen que si no tienes pareja vas a estar triste (supongo que es lo que les pasaría a ellas).

Una de mis amigas casamenteras es de esas que tiene en su celular todas las aplicaciones habidas y por haber que permiten conocer hombres. “Esta te muestra tipos y tú dices si son feos o lindos”, “esta te muestra a los que están cerca de ti”, “esta te muestra a los que conociste en 1998”.

Fue ella quien insistió en que bajara e instalara happn; lo hice para que dejara de insistir y después de muchas horas de ver fotos de manes y decir “no, no, no, ew, ¿qué?, no”, encontré una cara conocida, la del hermano de otra amiga mía.

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Pero antes de contar qué pasó debo ponerlos en contexto: al tipo lo conocí unos siete años atrás, en una fiesta de mi amiga (su hermana) y hablamos mucho esa noche. Fue una conversación en la que sabes que la otra persona está diciendo las cosas que piensa y no las que cree que te van a impresionar. Hablamos de todo (de nuestros conocidos, de películas, de la universidad, de la fiesta) y fue divertido. El día siguiente me agregó en Messenger (esas eran otras épocas, lo sé) y luego en Facebook. Una semana después de todo esto, él se fue a vivir a Berlín.

El tiempo pasó… nos felicitábamos en nuestros respectivos cumpleaños como personas que se tienen en Facebook y ya. Pero ahora, 7 años después, happn me lo estaba mostrando, o sea que en Berlín no estaba porque esta app te dice con quien te has cruzado a lo largo del día y uno decide si darles X o like. Si las dos personas se dan like se abre un chat y pueden empezar a hablar. Me emocioné porque si happn me lo ponía ahí era porque nos habíamos cruzado.

Nos dimos like y se abrió el chat. Nos reímos y empezamos a hablar y a coquetearnos. Quedamos en vernos esa noche y esa misma noche salimos, porque soy una persona que no pierde el tiempo. Fuimos a comer pizza y a tomar algo y, así como hace 7 años, la química fue innegable.

Hablamos mucho. Le conté qué había hecho todos estos años y él me contó de su vida en otro continente. Discutimos sobre nuestras series favoritas, nos emocionamos por congeniar en las mismas películas y criticamos cosas que habíamos visto. Incluso nos mostramos fotos de perritos haciendo pendejadas en Instagram. Nos reímos de las bobadas que decía el otro.

Me contó que planeaba quedarse en Bogotá para siempre y que yo le había gustado desde que nos conocimos… me dijo que quería que saliéramos más. Todo suena perfecto, ¿no?

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Pues no.

 

Cuando me dijo que se iba a quedar en Bogotá se me borró la sonrisa que había sostenido toda la noche. Él me miró con cara de ‘esta no es la reacción que esperaba’. Le dije que no nos íbamos a poder ver más. “Mañana me voy de viaje”, le dije, y él me preguntó “¿cuándo vuelves?”. Le expliqué que en un mes estaba de vuelta y él supuso que no era grave. “Sí, vuelvo en un mes pero a recoger mi visa porque me voy a vivir a Nueva York”.

Después de unos minutos de silencio absoluto que parecieron eternos, nos reímos con tristeza. Hablamos de lo injusta que era la vida, de nuestra mala suerte, de que tal vez dentro de otros 7 años nos volveríamos a encontrar en algún lugar del planeta. Con un beso largo nos despedimos.

Cuando ya me quedé sola, estuve acostada en la cama mirando al techo durante un rato largo y llegué a estas tres conclusiones:

 

1) Con happn sí que se encuentra el amor (o al menos alguna vaina interesante).

2) Yo debería cursar una maestría en “inoportunez en los romances”.

3) Es probable que la palabra “inoportunez” no exista.

 

Happn esta disponible para iPhone, Android y Windows Phone.

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