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Los predicadores contra el aborto en Colombia

Quieren salvar a las mujeres de las garras de la industria abortista y del sistema legal que las protege. Hay desde museos que muestran cuerpos de bebés destrozados hasta comunidades que oran y hacen largas vigilias por la vida. Todo para persuadir a las mujeres embarazadas de no abortar. Sus argumentos e ideología tienen tintes religiosos, filosóficos e incluso bioéticos. Estos son los grupos “pro vida” con mayor presencia en el país.  

Maru Lombardo / @puntoyseacabo

José tiene 36 años y una cruz de ceniza en la frente. Forma parte de un grupo de 20 personas que ha venido a manifestarse contra las prácticas de Oriéntame, un centro de interrupción voluntaria del embarazo ubicado en el barrio Teusaquillo.

“El año pasado, en un día, llegaron 800 personas. Por la hora y por ser el primer día hoy somos pocos”, dice.

El grupo, en el que predominan las mujeres, se llama 40 Días por la Vida. Desde el 10 de febrero (miércoles de ceniza para los católicos) y hasta el 20 de marzo, entre sillas Rimax, cirios blancos en el suelo y una alcancía en forma de tetero de bebé para recibir donaciones, estarán ubicados en este punto día y noche. A las mujeres embarazadas que caminan hacia Oriéntame les entregan un rosario.

“El año pasado salvamos a 12 bebés”, dice Pamela Delgado, una de las líderes. Con pancartas que cuelgan en la fachada de la Iglesia de Santa Ana, situada enfrente del centro de abortos, persuaden a quienes ingresan en busca de asesoría o a interrumpir su embarazo. “Su hijo es la fuente de ingresos para los abortistas”, dice una de las proclamas de 40 Días por la Vida.

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En los últimos años, el aborto ha generado en Colombia debates acalorados. Sobre todo desde que la Corte Constitucional permitió en 2006 la interrupción en tres casos: cuando el embarazo es un peligro para la salud de la madre; cuando hay malformación del feto, y cuando el embarazo es producto de una violación o de una relación de incesto. La controversia ha dado pie a una lucha en blanco y negro entre los defensores de la vida y los defensores del derecho al aborto: entre religión y política, entre Estado laico y sociedad confesional.

Ahora la polémica es por el zika. La posible relación entre el virus y la microcefalia llevó a que la ONU les pidiera a los países afectados garantizar el acceso al aborto y facilitar la distribución de anticonceptivos. Colombia incluso ha recomendado a las mujeres no quedar en embarazo durante los próximos meses. En el país –donde 5.013 mujeres embarazadas han sido diagnosticadas con zika–, Fernando Ruiz, viceministro de Salud, afirmó que estos embarazos son “de alto riesgo”, pues al parece el virus actuaría en los primeros tres meses de gestación. Al momento del chequeo, si los médicos ven que los fetos presentan signos de contagio del virus, las mujeres que decidan abortar podrán hacerlo en el marco de la ley. Por su parte, la Conferencia Episcopal de Colombia pidió a las autoridades dejar de promover el aborto.

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El debate se ha extendido por Latinoamérica. En Argentina el aborto está permitido cuando la salud o vida de la madre corre peligro, o en caso de violación. En Venezuela sólo está despenalizado si pone en riesgo a la madre, de lo contrario se castiga hasta con dos años de cárcel. Chile es uno de los cuatro países en el mundo -además de Malta, El Salvador y Nicaragua- en el que el aborto está prohibido y se considera un crimen, aunque hace trámite en el Congreso un proyecto de ley para despenalizarlo en tres casos.

España se acepta la práctica hasta las 14 semanas de gestación y en Estados Unidos está totalmente despenalizado desde 1973 si se realiza dentro de los tres meses de embarazo.

En Colombia no son pocos los enemigos del aborto. Hay museos que exhiben cadáveres de bebes disecados, o asociaciones científicas que, con argumentos biológicos, persuaden a las mujeres para no abortar. Estas organizaciones, autodenominadas ‘pro vida’, piensan, gritan y marchan en contra de esta práctica. Algunas perviven como una leyenda online, como el Movimiento de Restauración Nacional, que aunque nunca volvió a marchar en contra del aborto, sigue tuiteando sobre la nación ultra católica que quieren recuperar (como bien demostraron el día de las Velitas). Y otros no descansan en su cruzada contra el aborto.

 

Bebés abortados a la vista

En el Museo Exposición El Hombre, una casona ubicada en el barrio Santa Fe, una de las zonas más “calientes” de Bogotá, se exhiben cadáveres de bebés disecados y medio descuartizados para darles una lección a las adolescentes. Fue fundado por el doctor Alfredo León Fernández en 1973. Hoy, su hija, Melba Rocío León, guía a los asistentes por las salas de exposición, una de las cuales está dedicada a tres tipos de abortos: ‘infeccioso’, ‘terapéutico’ y ‘criminal’. “El criminal es el que se hace con un forcejeo de tenazas y pinzas que destrozan al feto”, explica Melba, que trabaja en este lugar desde 1991.

En esta sala hay un feto de dos meses con las costillas destrozadas y las vísceras por fuera del cuerpo. “Mi trabajo es darles un papel ante ese visitante que se escalofría al ver estas piezas. No se trata de asustarlo, se trata de prevenirlo. Es hacerle reflexionar sobre muchas cosas, desde su propio cuerpo hasta su responsabilidad con una nueva vida”, explica Melba.

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El museo funciona durante todo el año, pero sólo abre con cita previa. Las visitas, que suelen ser de bachilleres y universitarios, terminan convertidas en revelaciones tortuosas. Melba cuenta cómo ha visto a estudiantes llorando en el piso al ver a los bebés mutilados. También cuenta el caso de una chica que confesó haber abortado. “Para intentar calmarla le dije que nadie la iba a juzgar, pero que no lo volviera a hacer”.

Para ella, la despenalización parcial que hizo la Corte Constitucional en el 2006 es un error fatal. “Hablar de esas tres excepciones de la despenalización es como descubrir que el agua moja. Cuando un médico jura salvar vidas, no mira nada más que al individuo que quiere salvar en la situación en la que esté. Por otro lado, si el bebé tiene una malformación o viene con un ‘error’, la naturaleza lo va a abortar. La naturaleza es sabia. ¿Quién soy yo para decir cuánto va a durar el bebé?”, se pregunta Melba, para quien los cuerpos preservados en el museo son obras de arte.

 

Cuarenta días (con sus noches) orando para salvar vidas

La organización 40 Días por la Vida surgió en Estados Unidos en 2007; en Colombia están desde el año pasado. Se centran en convocar a ciudadanos de diferentes edades para hacer una cadena de oración en un acto de penitencia durante cuarenta días y cuarenta noches, que dura todo el período de Cuaresma, aunque sus miembros también suelen hacerse sentir en otros momentos del año. El pasado 8 de octubre, su manifestación generó cierto malestar entre algunos defensores del aborto, cuando miembros de la Policía Nacional se unieron a la procesión –como la llaman ellos– frente a Profamilia, donde se practican abortos legales.

 “Probablemente se legalizará por completo, y contra eso no podemos hacer nada. Nuestra lucha es de corazón a corazón; mirando a las mujeres a los ojos. Si uno defiende la vida, hay que defenderla con toda”

 “La Policía Nacional tiene un lema muy claro: ‘Dios y Patria’. Ellos fueron coherentes con ese principio cuando marcharon frente a los centros abortistas”, explicó Pamela Delgado, una de las organizadoras. “Si la Policía debe defender a todos los ciudadanos, ¿a los más indefensos no los va a defender? ¿Acaso los niños por nacer no son ciudadanos? ¿Acaso ellos no existen simplemente porque no pueden hablar, porque no tienen plata y no se pueden manifestar en la calle?”, pregunta Delgado.

Ese día, afuera de la sede de Profamilia, celebraron una misa y, por la presencia de los uniformados, las mujeres que acudían al centro se preguntaban confundidas si lo que estaban haciendo era ilegal. Los manifestantes les entregaban panfletos anti aborto, al tiempo que bloqueaban la entrada al lugar. “La Policía Nacional se levantó de sus puestos de trabajo, como yo y otras 500 personas, para decirle a la Corte que no estamos de acuerdo con la posición sobre el aborto que está imponiéndole a la Constitución, que dice que la vida es un derecho fundamental”, argumenta Pamela.

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40 Días por la Vida continuará concentrándose en Teusaquillo, en donde funcionan más de 80 centros que practican abortos, incluida la Fundación Oriéntame, su punto de concentración desde el pasado 10 de febrero. Sus pancartas seguirán mostrando el ‘40’, un número relevante para los cristianos, pues hace referencia a un episodio bíblico donde Jesús pasa cuarenta días purificándose en el desierto; un número que para ellos explica que la lucha contra el aborto no es un tema político ni ideológico, sino espiritual.

A pesar de esto, Pamela sabe que su lucha contra el aborto, al menos la legal, es muy difícil. “Probablemente se legalizará por completo, y contra eso no podemos hacer nada. Nuestra lucha es de corazón a corazón; mirando a las mujeres a los ojos. Si uno defiende la vida, hay que defenderla con toda”, dice.

 

La bioética al servicio de la lucha contra los abortistas

Nubia Posada, junto con profesores y ex alumnos de la Especialización en Bioética de la Universidad de la Sabana, creó la Fundación Colombiana de Ética y Bioética (FUCEB). Hoy en día es una ONG líder en conocimiento científico e intelectual sobre el trato bioético de los seres vivos. Nubia, que empezó como enfermera, es la actual vicepresidenta y vocera de FUCEB. Su acercamiento a la lucha contra el aborto es desde la ciencia y la filosofía.

"Lo justo es que la sociedad facilite el desarrollo de la persona, no que lo obstaculice”

“Una de las raíces del aborto es la ignorancia de la antropología filosófica: la falta de valoración de sí mismos a causa de la poca formación humanística en todos los grados institucionales de la educación nacional. La cultura basada en el egoísmo hace infelices a las personas, porque les quita a otras la libertad de desarrollarse a sí mismas”, dice Nubia.

Lo que pretende la FUCEB es concientizar a la población para que pueda tomar decisiones sobre su cuerpo, desde la ética y a bioética. “La meta de la bioética no es defender la vida nada más, sino a cada uno de todos los seres, sobre todo a la especie humana que, en una escala de valoraciones, es la más perfecta. Lo justo es que la sociedad facilite el desarrollo de la persona, no que lo obstaculice”, dice Nubia.

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“Cada miembro de la familia humana, por ser parte de la misma, es portador de los derechos fundamentales del ser humano, sin excepción alguna”, asegura. Y el aborto, a sus ojos, no es una acción admisible bajo esta premisa.

Además de participar en diferentes debates en medios nacionales, la presencia de la FUCEB se ha hecho sentir en discusiones en el Congreso y en seminarios internacionales sobre salud pública. Gracias a estas intervenciones, ha logrado dar capacitaciones a profesionales de la salud para que puedan ejercer Comités Clínicos Bioéticos.

 

La unión que marcha contra el aborto

Unidos por la Vida es una plataforma que surgió en Bogotá y está conformada por colectivos pro-vida a nivel nacional, como la Red Antioquia Pro Vida, la Fundación Provida Digna y Totuus Tuus Films, una productora católica online. Entre sus miembros hay personas religiosas y otras no practicantes. Marchan sólo una vez al año, en mayo, mes que coincide con la fecha de la sentencia de despenalización parcial de la Corte Constitucional y el Día de la Madre.

En noviembre del año pasado, cuando el Fiscal Eduardo Montealegre anunció un proyecto de ley para despenalizar completamente el aborto, Unidos por la Vida se puso en pie de alerta. “Al dar otro paso como este, están legalizando un robo de identidad de la mujer, la identidad de ser madres, que fue para lo que fuimos creadas”, cuenta Yudy Giraldo, coordinadora del movimiento en Cali.

El objetivo y la presencia de Unidos por la Vida es fuerte en marchas y foros en universidades y colegios. Están enfocados en educar a la juventud colombiana. “La educación sexual y reproductiva vendida por el Estado no es una educación integral. No les enseñan a controlar su voluntad y disfrutar de su sexualidad sino a dejarse llevar”, asegura Yudy. Para ellos, la prevención debe ser prioridad entre los jóvenes. “Después les dicen que se tomen la pastilla del días después, que usen condones, o que aborten.

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Les están diciendo: ‘apaga el incendio, pero no lo prevengas’. Nosotros queremos llegar un paso antes, queremos impulsar la castidad en los jóvenes; no esperar a que una mujer esté en una situación desesperada, como lo es un embarazo no deseado, para tomar acciones”, asegura

Hoy convocan a ciudadanos en diferentes partes del país, que incluyen ciudades como Cali, Medellín, Quibdó o Maicao. Debido a su amplio alcance, la plataforma también funciona como un portal que hace seguimiento a la defensa de la vida en todo el mundo. En enero de este año siguieron de cerca las declaraciones del Papa respecto de la ética y la legalidad del aborto. Durante las dos primeras semanas de diciembre de 2015 publicaron un seguimiento de prensa incesante sobre los abortos clandestinos ocurridos dentro de las FARC, en donde se aseguraba que muchas niñas y mujeres de la guerrilla eran obligadas a matar a sus hijos no nacidos. 

“Es lo mismo matar a un niño dentro del vientre que matarlo fuera. ¿La diferencia cuál es? El lugar, y el dolor emocional que queda en la mamá, queda con un dolor en el corazón que es incurable. Y, como si fuera poco, el aborto mal practicado, incluso en un centro autorizado, te puede matar”, concluye Yudy.

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