Ud se encuentra aquí INICIO Creadorescriollos Eblis Alvarez Meridian Brothers Grupo Renacimiento La Policia
Foto de Lorenza Vargas

“Los sonidos colombianos se han renovado, han vuelto a ser relevantes”: la mente detrás de Meridian Brothers

Reniega del término <<psicodélica>> cuando lo usan para referirse a la música que hace. Tiene interés por sonidos tan disímiles y divergentes que incluso grabó un disco con un grupo de punk tropical cristiano. Eblis Álvarez, un bogotano de 41 años responsable de más de 20 discos (con varios proyectos) ha levantado durante 20 años ese hito de la música contemporánea colombiana que es hoy Meridian Brothers, una banda que, paradójicamente, se escucha más en el extranjero que en Colombia.

Andrés J. López / @vicclon

El bogotano Eblis Álvarez cuadró la cita en Casa Tomada, donde lo vi emocionado por haber encontrado ¿Quién domina el mundo?, del filósofo y lingüista estadounidense Noam Chomsky, a quien admira por “ser un tipo lúcido en sus investigaciones y opiniones”. Con el saludo y un pequeño cruce de palabras basta para darse cuenta de que él también comparte ese espíritu inquieto y curioso, ese espíritu de ñoño, pues además de dictar Tecnología Musical en la Universidad Javeriana, ha aparecido en un sinfín de proyectos, composiciones y discos. Por los sonidos y ritmos tan fuera de lo común, le comento que su música me recuerda un poco a Frank Zappa, a lo que dice que no es la primera vez que se lo dicen y que no es muy cercano a su trabajo, pero que en unos años sí lo podrán comparar con el fructífero músico en cuanto al número de álbumes hechos.

Esta conversación la aplazamos durante más de un mes, hasta que Eblis tuviera un tiempo libre entre sus dos giras por Europa, donde toca más veces que en Colombia, sea con Meridian o Los Pirañas, el proyecto que tiene con sus amigos de infancia y otros dos referentes de la música colombiana del siglo XXI: Mario Galeano y Pedro Ojeda, también miembros de Ondatrópica y Frente Cumbiero. En este regreso al viejo continente, Meridian Brothers está promocionando su más reciente single ‘La policía’, bajo el nombre de Meridian Brothers y Grupo Renacimiento.

10993389_10152654468242337_1523499420052101892_n.jpg

Foto cortesía de Eblis Álvarez.

 

Cuando era un adolescente, Eblis no era para nada cercano a la música colombiana ni le gustaba que su papá, de origen costeño, colocara vallenatos en la casa. Todo eso cambió cuando en los noventa entró a la Javeriana a estudiar guitarra clásica. Allá volvió a la música bailable colombiana como mamadera de gallo, pero con el tiempo su interés empezó a crecer al ver la diversidad de ritmos y la complejidad de arreglos nacionales que por una u otra razón a veces discriminamos de inmediato, sin darles una oportunidad. Después de la universidad se fue a Copenhague, Dinamarca, a estudiar música clásica y electrónica. Allá, lejos de su tierra Meridian Brothers, como una banda de uno y con un Eblis deseoso por tocar todos los instrumentos, grabó su primer disco Meridian Brothers V – El advenimiento del castillo mujer (2005).

Cuando regresó a Colombia, Eblis siguió con Meridian como banda pero se enfrentó a un público todavía extrañado por esa experimentación bailable. Con su cuarto disco, Desesperanza (2012), la cosa cambió tanto dentro de Colombia como fuera, con mayores presentaciones en el circuito local. En 2014, el uruguayo Jorge Drexler llegó con sus músicos al país con la idea de grabar un álbum muy colombiano, Bailar en la cueva. Drexler ya conocía a Frente Cumbiero y Ondatrópica, por eso los invitó, pero cuando ya estaban finalizando las grabaciones, Galeano le contó de Eblis y lo invitaron a grabar. Entre los elogios de Jorge estaba la palabra “genio”, calificativo que Álvarez todavía se niega a aceptar, pues siente que no le corresponde.

 

¿Su interés por los sonidos psicodélicos comenzó desde que estaba en el Ensamble Polifónico Vallenato, el proyecto creado con Javier Morales?

La verdad, la palabra “psicodélica” la implementaron más los medios o la gente que escribió reseñas sobre la música que hago en cierto ámbito, pues porque mi interés principal en aquellas épocas (finales de los 90) era como alguna filiación con una extrañeza, con un sonido que empíricamente yo calificaba como extraño y me seducía bastante. Sin embargo, esta extrañeza la fui decodificando o decantando en distintas técnicas y estilos de música o compositores, y después de esta catalogación, de esta decantación, surgieron maneras de hacer las cosas: sistemas, mecanismos técnicos, para salir con un resultado musical. Esa es la explicación de lo que públicamente se le puede llamar “psicodélico” en mi música.

 

¿Cómo llega a los géneros con los que suele trabajar en determinados discos, como la salsa o, en el caso de Los Suicidas (2015), la música ambiental?

Yo creo que de una manera indeterminada he tenido fijaciones con cosas, sea con estilos de música, maneras de presentar las cosas gráfica o sonoramente, tribus urbanas, banalidades, cosas que antes me parecían de mal gusto pero que las he abordado como un ejercicio de la destrucción de este supuesto gusto. Entonces Los Suicidas, por ejemplo, fue como un ejercicio de eso que en el pasado se le llamaba “música de oficina”, “de odontología”, “de aeropuerto”, de cualquier cosa. También tenía una fijación con la música instrumental, ya que en principio creé el proyecto de Meridian Brothers para hacer canciones, por lo que quise alejarme por medio de estos dos conceptos y crear una música instrumental. El otro ingrediente era el interés que tenía desde hacía varios años de trabajar con el sintetizador y el órgano Hammond. No quería tener un Hammond, sino recrearlo dentro de los sintetizadores. Todas esas iniciativas llevaron a la hechura de Los Suicidas.

 

 

Ahora que sacó nuevo single, ¿qué anda escuchando por estos días?

No estoy escuchando tanta música por estos días. Ando bastante silencioso, distraído, más bien leyendo y tratando de mirar a ver qué puede salir dentro del inconsciente. Sin embargo, sí hice este disco de salsa y estoy pensando en completar el LP como una especie de ejercicio de sonido y estilo sobre la salsa, que es un estilo muy querido, muy asentado en Colombia. Sigo interesado en completarlo; simplemente se sacó un sencillo como prueba. Espero que el LP salga el otro año.

 

¿Por qué salió bajo el nombre Meridian Brothers y Grupo Renacimiento?

Realmente lo que estoy tratando de hacer, dado que tengo intereses tan variados, disímiles, divergentes y dispersos, es darle un nombre a cada uno de esos intereses. Como no puedo tener diez o veinte bandas sino solamente cuatro, la idea no es encerrar todos esos intereses en un solo nombre sino crear como esa etiqueta de “tribu urbana” a la cual pertenece el estilo que estoy trabajando. Es como una analogía a hacer películas de época o algo así; pienso que esto es como un disco de época, salsero. Hay muchos intereses parecidos, incluso saqué un disco secreto que está por ahí y se llama Grupo San Francisco de Asís, que es un grupo de punk tropical cristiano. El álbum ya salió por ahí e incluso Wire le hizo una reseña hace poco, pero en ningún lado dice Meridian Brothers.

 

‘La policía’, la canción que sacó este año, ¿la escribió por el contexto en el que vivimos?

No. Mucho de lo que hago es realmente, como le digo, una recolección o una curaduría de elementos culturales de distintos estilos musicales, tribus urbanas. En esta ocasión se me ocurrió que podía ser muy interesante hacer unas letras de tipo punk dentro del contexto salsero, por lo que imité los clichés del punk. Lo chistoso es que comparto la opinión pero no está escrita desde mi alma sino desde una curaduría del mundo punk. Eso es.

 

 

¿Se considera alguien político?

La cuestión es que yo quisiera primero diferenciar si es a lo político o a hacer política, porque la verdad no tengo ningún interés en el mundo de la política, que para mí es un poquito una obra de teatro. Pero en lo político sí, es decir, el cambio donde pienso que todo lo que uno hace a nivel artístico es político, que trata ese sustrato de los modos de vivir del pueblo. Así, obviamente todo lo que hago es muy político y tiene una crítica, pero esa crítica es a veces muy sutil de ciertas cosas que pasan porque al final la sutileza es el elemento que me hace retirar de la política. Sí sugiero críticas, sí pinto escenas grotescas, podría ser de la política de este país, pero lo hago encubierto para no entrar en política sino ser político.

 

Volviendo a la música, me ha mencionado punk, salsa y hasta en otro de sus proyectos, Chúpame el Dedo, se mete con el metal. ¿Cómo le va con los puristas?

Pues no muy bien. Creo que a nadie le va bien con los puristas a menos que uno sea de la misma tribu, entonces no puedo hacer nada en contra de eso. Esperaría que ellos se convirtieran. De hecho soy bastante purista, por eso me meto con el género tal como es. Pero digamos que soy purista de varios colectivos, incluso contrarios entre sí.

 

En Colombia, varias bandas se quedan en el anonimato por imitar lo de afuera…

La cuestión es que creo que el público colombiano está permeado por el sistema mundial económico, sobre todo ese, y el de colonialismo cultural impuesto por los grandes capitales y los grandes centros mundiales de todo: industriales, culturales, etcétera. Colombia está a la deriva con eso y hay que poner una especie de ojo analítico a quién es uno permeado por esos sistemas, porque cuando uno no se pone a vigilar qué está tragando termina copiando modelos muy alejados de su realidad, se vuelve un citadino del mundo, por lo que automáticamente, cuando quiere hacer arte o música, se vincula a los estilos globales porque su inconsciente se lo pide a gritos. Ha estado bombardeado durante generaciones por medios y medios de qué es lo verdadero según el sistema global.

zariri.jpg

​Foto de Zariri.

 

¿Por qué cree usted que el público extranjero le pone más atención a Meridian Brothers que el colombiano?

Difusión, prensa, un sistema cultural bastante engranado dentro de un funcionamiento saludable, hay plata, la gente tiene mejor institución económica y por eso puede consumir cultura. Ahí pueden entrar las bandas a circular en ese sistema. Acá es muy difícil, pues los músicos sin apoyo radial, payola, o cosas de esas se la tienen que luchar mucho. Yo mismo he pagado por tocar en Manizales, Medellín, Cali y he sacado de mi bolsillo para llevar la banda hasta allá. Ni modos, así funcionan estos sistemas.

 

¿Esa falta de difusión se da por favoritismos hacia otros músicos o se subestima al público?

No, yo creo que es, en primer lugar, por un sistema económico. Cambiémoslo por algo más evidente como la televisión. ¿Por qué uno ve un cartel de una serie gringa en Transmilenio o en un paradero de bus en la Séptima? Por los millones y millones que se invierten en prensa para esos productos. Lo mismo pasa en la música en menor escala, pero si Lenny Kravitz saca un álbum, obviamente se conseguirá en las tiendas de acá en varios formatos. Y eso es porque la disquera del hombre tiene y devenga mucho dinero. Lo mismo pasa con la radio; estas disqueras invierten mucho dinero para sonar en todas las emisoras. Acá le llaman payola, aunque no sé qué tan bien establecida esté la diferencia entre PR (Public Relations) y payola, pues a la final la disquera tiene que pagarle a periodistas para que hagan reseñas o pongan la música en la radio. Sin embargo, esas grandes cantidades se pagan por la música internacional o de disqueras grandes como Sony, que es como la única, pues. Por eso suenan en la radio mientras que las bandas independientes no.

Lo otro sí es que hay curadores que ya tienen el oído medio puesto a ese sonido comercial, me parece. A veces me da la impresión porque no pasa tanto lo del dinero, sino que por alguna razón se ha definido lo que es el sonido comercial. Por eso, alguien que se aleje de él probablemente no vaya a tener el favoritismo de esos curadores.

 

¿Le gustaría que alguna vez Meridian Brothers fuera igual de aceptado a Lenny Kravitz?

Sí, claro. A quién no…

 

¿Cómo cambia el trabajo entre su banda y lo hecho con Mario Galeano y Pedro Ojeda?

Bueno, pues realmente lo que sucede es que con ellos nos conocemos desde hace mucho tiempo y tenemos una química musical muy fuerte. Casi es una relación de adolescentes melómanos de “ay, no, esto está chévere”, “no, esto está feo”, “no, eso está bonito”, “uy, eso suena muy bien”, y casi siempre coincidimos. Es una relación bastante natural.

 

¿Están preparando algo juntos?

Sí, estamos grabando un nuevo disco de Los Pirañas. De pronto salga en octubre del otro año.

 

 

Otra de sus facetas es la de compositor de piezas para otros instrumentos. ¿Cómo ve la percepción hacia las nuevas composiciones de “música de cámara”, teniendo en cuenta que muchos se quedaron con Mozart, Tchaikovsky o Beethoven?

Me parece que esa línea de la música clásica y que luego se volvió como académica, contemporánea, erudita, simplemente es una música vieja. Hay músicas que por alguna razón no es que pierdan su relevancia, sino que se quedan en el pasado, por ejemplo, el bolero, la música clásica, incluso el bambuco, el pasillo y el rock. Me sugieren al pasado. Ese hecho incluye que de alguna manera dejó de desarrollarse, empezó a dar vueltas dentro de su mismo eje. Espero que no me caigan encima por decir esto, pero creo que la música clásica y la contemporánea entraron en ese bucle de una actividad muy conocida que consiste en estar en una academia estudiando con un gran maestro o ser discípulo de alguien y escribir la música en partituras. Incluso cuando trató de salirse de ese ámbito y las partituras empezaron a cambiar, eso seguía siendo una barrera  para una expresión necesitada a finales del siglo XX y ahora en el siglo XXI. Sin embargo, lo que salva esa música para mí son los círculos académicos.

También hay que definir dos cosas: una es la música clásica, clásica, que es la orquesta tocando todavía la Novena Sinfonía de Mahler, o Mozart, Beethoven, el pianista con los estudios de Chopin, etcétera, etcétera. La otra es que la música contemporánea sí tomó otro tinte en el siglo XX pero que tenía bastante reminiscencia de ese mundo académico y también se quedó en ese bucle; trató de meterse con el performance, la tecnología, pero sigue siendo una actitud bastante vieja hacia el arte, que ha cambiado mucho. El arte hoy en día está metido en las venas del mundo comercial totalmente. Incluso algo muy raro puede sonar en la radio dentro del hip hop, el reggaetón, la electrónica. También, la música de hoy es muy de encuentros, de fiestas, y pues nada de eso va con ese mundo de música contemporánea, por eso empieza a reducirse el público y lo llamativo y atractivo de esos estilos que estoy considerando como viejos. Es simplemente una teoría.

 

Pero aunque sean viejos es importante que se sigan mostrando…

¿Qué quiere que le diga? Sí, como en los museos. Mientras haya dinero alrededor de eso, porque al final todo depende de eso. Si hay apoyo o vende pues está bien.

 

¿Los sonidos que rescata Meridian Brothers se podría decir que son viejos?

Yo no utilizo la palabra “rescatar” porque mi intención no es rescatar a nadie. Simplemente tengo fijaciones con cosas y sí me metí por el canal de la música colombiana pero digamos que es porque me gusta. Siempre me gustó la música tropical, por eso utilizo esos sonidos. Tengo un gusto personal por la música colombiana, por eso esa manera de utilizar los elementos africanos, la percusión, que es una de mis pasiones, pero no estoy tratando de rescatar nada. No hace parte de mis iniciativas; estas van en tratar de encontrar ese sonido raro que hablé, que es un impulso de adolescente y que he ido decantando en un hacer de ser músico.

Muchos de los sonidos colombianos se han renovado porque han vuelto a ser relevantes, a ser consumidos, a ser gustados. Eso hace dar una renovación a cualquier cosa, cuando la colectividad lo acepta. En la medida en que dicha colectividad se va alejando de algo, ahí es donde digo que puede ser viejo. También podría decir otro factor, en la medida en que un producto artístico simboliza ya algo demasiado hueco. Por ejemplo, esos conciertos grosos que ponen en las películas gringas cuando aparece un aristócrata en un castillo. Esa música barroca simboliza tanto un mundo refinado que ya es un poquito vulgar, mientras que sigue habiendo otras piezas, por ejemplo Bach, que no entran en eso, siguen siendo puro fluido espiritual. Cuando un símbolo es muy fuerte, pienso que también pierde algo de validez porque se vuelve como un muro impenetrable, sin flexibilidad para volver a reencontrarse con un material artístico. Por eso es feo que las cosas se vuelvan muy conocidas.

61-2.jpg

Meridian Brothers: César Quevedo (bajo), Alejandro Forero (teclados), Eblis Álvarez (guitarra y voz), María Valencia (clarinete) y Mauricio Ramírez (percusión). Foto de Juan Camilo Montañez.

 

Mencionó la palabra “espiritual”, algo que varias veces le he escuchado. ¿Cómo es ese aspecto espiritual de la música?

Tengo varias explicaciones para eso dependiendo del ámbito en el que me encuentre. En el ámbito público, me refiero simplemente a la definición ortodoxa de “espíritu”, que es como una reminiscencia del cristianismo en donde hay alma y cuerpo. Si bien en Occidente se ha tratado de borrar esa figura y hay resto de propaganda contra el ateísmo y estas cosas, de alguna manera el espíritu ha sobrevivido en muchos grupos que han tratado de ir a buscar otro tipo de religiones o de prácticas. Y ha sobrevivido también en cierta vena intelectual de cerebro-cuerpo, es decir, ha trasmutado a la misma inteligencia humana. De alguna manera, todos sabemos que el arte toca una vena irracional del individuo; nadie puede explicarse por qué una música le llama más la atención o por qué algo le produce escalofríos o estrés. Ahí es donde rastreo el espíritu, ese no saber de por qué ciertas reacciones y pues de una manera ortodoxa en el mundo occidental se le dice inconsciente. Es como una palabra bastante aceptada y que todo el mundo entenderá.

 

Chucky García dice que la música de Meridian Brothers es una salsa marciana, ¿usted cómo la definiría?

Tal vez él ha escuchado mucho el disco de Desesperanza, pero pues Meridian Brothers tiene una paleta mucho más grande de elementos. Una de las definiciones que siempre utilizo para el grupo es la palabra “búsqueda”. Es un grupo que busca, o busco como compositor, esos elementos que inadvertidamente me llaman la atención y ahí no podría responder cuáles, cómo o por qué me llaman la atención, sino que mi espíritu se fija en esas cosas y es lo que me tocó en existencia en este momento.

sello_cc.png

 

Comentar con facebook

contenido relacionado