Ud se encuentra aquí INICIO Bulla La Inexactitud En La Memoria Cubana Frente Al Collage De Ricardo Miguel Hernandez
Fotos Cortesía del artista

La inexactitud en la memoria cubana frente al collage de Ricardo Miguel Hernández

“Cuba, como isla caribeña, para mí es un collage: venimos de un potaje, de un ajiaco, somos producto de muchos lugares, de gente de diferentes procedencias, gente que llegó y configuró lo que somos: criollos”.

Angel Carrillo Cárdenas

En una bolsa no muy grande cabe todo su patrimonio fotográfico familiar. Supo que su abuelo paterno había sido fotógrafo pero no tuvo manera de sumergirse más, de estudiar su trabajo, de pensar junto a su familia en torno al oficio de aquel hombre y, de esta manera, empezar a establecer un capital cultural. El rastro se perdió. En algún momento llegaron a él unas pocas revistas extranjeras con material fotográfico. Por otro lado, el hecho de vivir a una cuadra del Museo de bellas artes le permitió acercarse a catálogos con imágenes. Así supo qué era la fotografía documental y también la conceptual. No hizo una carrera universitaria. En 2004 logró inscribirse en uno de los pocos cursos que ofrecían en La Habana y allí entendió de qué se trataba la mirada fotográfica, la estética y su importancia para la construcción de la narrativa visual de un país. Conoció los hitos de la fotografía occidental. Gracias a sus padres, a quienes debe su carrera artística, pudo invertir dinero en esto: su padre le trajo de México una Vivitar mecánica y algunas películas y esto, además de alegría, también le supuso un problema: ¿dónde voy a revelar el material? ¿Cómo veo mi trabajo materializado? No había laboratorios. No había tiendas de fotografía, si acaso un creciente mercado negro que posibilitaba la compra de cierto papel fotográfico y rollos. Había cursos, pero no una escuela que formara a alguien interesado en la fotografía. Pagó clases particulares y aprendió a revelar sus películas en casa, ¿qué más podía hacer sino encerrarse a oscuras con su vocación? Han pasado dos décadas desde entonces. Ricardo Miguel ahora tiene treinta y nueve años y después de tanto empeño puesto en convertirse en un fotógrafo, hoy no es reconocido por ser un fotógrafo convencional, sino por ser un artista de la fotografía abierto a diferentes posibilidades estéticas e interpretativas. La vocación puede no ser estática ni monolítica pero sí mantener un norte. La técnica puede mutar. Su obra se ha expuesto en Los Angeles, en Ciudad de México, en Praga, en Kiev, en Roma, en Madrid y otras ciudades de Europa y América. Ricardo Miguel trabaja con fotos tomadas hace décadas por personas desconocidas. Y es hoy, sin sombra de duda, uno de los artistas del collage más interesantes del Caribe

008_sin_titulo-ricardohernandez.jpg

 

¿Qué te llevó a pensar en la imagen como fenómeno estético y cultural?

 

Yo presenté una serie en 2006 que se llamó Viviendo con el enemigo, a partir de una campaña que hubo en La Habana sobre la fumigación de mosquitos Aedes Aegyptis, que contagian el dengue. Se fumigaba todos los días. Lo que hice fue fotografiar muchos apartamentos llenos de humo. No fotografié el acto de la fumigación, que vendría siendo algo más documental, sino que me fijé en el escenario que quedaba cuando el fumigador se iba. Todo se ve catastrófico: parece un incendio, parece una guerra. El término «enemigo» tiene una connotación importante acá en Cuba y por lo general está relacionado con los americanos. Mientras esta campaña de fumigación se llevaba a cabo, acá había un eslogan que era “En lucha contra el enemigo”. Son muchas cosas las que configuran la estética en algo así, ¿no?: el humo que quedaba, que era muy tóxico, los fumigadores con sus trajes, que te dejaban la casa llena de petróleo…

ricardomiguelhernandez1y2.jpg

De la serie Viviendo con el enemigo

 

Acababan con el mosquito y de paso con la salud de la gente.

 

De hecho, tuve varias crisis de asma por eso mismo. Es que no había ningún tipo de “protección contra la protección”. Lo que yo usaba era un pañuelo que me ponía en la cara. Así tomé las fotos, con los ojos irritados.

003_viviendo_con_el_enemigo.jpg

De la serie Viviendo con el enemigo

 

004_proyecto_bajo_los_efectos_del_poder_campo_de_batalla_terremoto_magazine_ciudad_de_mexico_2021.jpg

Proyecto Bajo los efectos del poder_Campo de Batalla, Terremoto Magazine, Ciudad de Mexico, 2021

 

El eslogan de la campaña nacional y el plan de fumigación son sacados del mismo lugar. ¿Cómo ha marcado tu obra el hecho de haber nacido con el discurso de la revolución siempre dando vueltas sobre tu vida, como un mosquito?

 

El discurso totalitarista está siempre presente en una buena parte del arte cubano. No hay escapatoria. Volvemos, una y otra vez, a esa vida en la que estamos sumidos en un caos permanente. No hay muchas opciones.

 

Yo no creo que mi trabajo sea político. El verdadero arte político es el que se pone en función de la sociedad y que hace mover ciertas estructuras sociales. Mi trabajo es representativo. Es simbólico. Aunque, claro, tiene componentes políticos porque al final tenemos, los artistas, no importa tu posición, privilegiada o no, todos padecemos bajo el mismo pesar. A todos se nos va la luz. Todos tenemos los derechos que tenemos y nos faltan los que nos faltan. Vivir en Cuba es vivir bajo una intensa presión. Acá no hay descanso. No te puedes relajar, el país te lleva a estar en constante movimiento, a gastar energía, tienes que buscar constantemente una forma para poder comer: algo tan sencillo como comer es un gran gasto de energía. La vida te pone a prueba todo el tiempo. La gente que viene acá a pasar vacaciones no vive la Cuba de los cubanos, aun cuando los cubanos que conocen estén sonriendo todo el tiempo. Eso se ve en la pincha (nosotros le decimos pincha a la obra). Mi obra bebe de la precariedad, de la negatividad. El contexto me condiciona. Te puedo asegurar que Dios me bendijo con una vida mejor que la de muchas personas acá que no tienen nada. Yo le agradezco a Dios todos los días porque, por lo menos, me levanto y respiro.

 

Entonces eres creyente.

 

Sí. Soy católico practicante, algo que era muy habitual hace muchísimos años y que con la revolución dejó de serlo porque, bueno, el marxismo-leninismo, ya sabes…

 

Lo sé: el estado laico.

 

Mira, te voy a decir una cosa: la gente suele confundir estado con gobierno. Como habitantes, como personas que estamos acá, éste es un estado creyente. Lo que es laico es el gobierno, que maneja el estado. Cuba siempre ha sido muy religiosa, acá se vive mucho su religiosidad. Desde el cristianismo hasta la cultura afrocubana, la religión yoruba, acá se vive la creencia. Hay un dicho: todo el mundo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena. Eso quiere decir que en algún momento en la vida uno entiende que hay una existencia suprema en la cual debemos depositar nuestra fe. ¿Y qué es la fe sino la creencia o confianza depositada en un ser supremo que no podemos ver y muchas veces ni tan siquiera comprender?

013_land.jpg

Land!

 

En el cementerio de acá, en La Habana, está la tumba de La milagrosa, una mujer que murió hace muchísimos años, en tiempos de La república. Murió con su niño y la enterraron con el bebé entre las piernas. Cuando abrieron la tumba para la exhumación, ella tenía al niño entre las manos. Las mujeres que quieren tener hijos, o que tienen problemas con sus niños, le piden a La milagrosa. Hace unos días vi algo que nunca había visto: una mujer militar poniéndole una ofrenda a La milagrosa. Te puedo asegurar que hace unos años eso era imposible porque a los militares se les inocula la idea de que no existe más nada fuera de este mundo: el hombre logra los objetivos por sí mismo y no recibe ayuda de ningún otro lugar.

 

Después de (incluso durante) una guerra, la memoria entra a jugar un papel fundamental para la construcción de una narrativa de nación. En casos como Colombia, la memoria es hoy por hoy, después de la firma del acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc en La Habana, una herramienta para la reparación y la no repetición. Esto definitivamente ha cargado al término «memoria» de la concepción de lo que es «la verdad». La memoria es a lo que se acude para búsquedas en torno a la verdad y la justicia. En tu trabajo la memoria es algo más parecido a una reconstrucción en la que se pierden rastros y se crean nuevas derivas. La memoria es una posibilidad creativa. ¿Cómo funciona para ti esta relación entre memoria y ficción?  

 

Nunca tenemos claro hasta qué punto la memoria puede llegar a mostrar todo lo que pensamos que sucedió. La memoria está compuesta por una combinación de recuerdos exactos e inexactos. En Cuba hay huecos en la memoria, vacíos históricos. Sucedieron cosas que al poder no le conviene mostrar y que, en muchas ocasiones, se muestran… pero desde otro ángulo. Descontextualizado. Nuestra historia está inacabada y no se resuelve y muchas veces se rellena de pequeñas ficciones. Así mismo opera la vida de un ser humano.

 

Yo ahora estoy tratando de entender el pasado de mi familia. Apenas sé un poco de mis abuelos por parte de mi padre. De mi madre hay un poco más de información. De niño descubrí, por ejemplo, que mis tatarabuelos eran mambises y hace poco en un museo de Matanzas encontré el revólver de uno de ellos. Sin embargo, hay poca información de mi tatarabuelo Pedro Acevedo Villamil que fue Coronel y de su hermano Guillermo, que fue General de Brigada. En diarios antiguos de La república hay gran cantidad de información que yo no conocía, ¿por qué?, porque no se sabe de la existencia de esa información, porque todo está guardado en archivos nacionales a los cuales el ciudadano común no puede acceder. Necesitas un permiso de una institución: si no soy un historiador o un periodista avalado por la institución que lo representa, no puedo hacer una investigación de ese tipo. No importa si tienes deseos de conocer la historia de tu país porque te interesa hacer un cortometraje o una serie fotográfica o unos collages. Seguro hay información de mi familia, de esas personas que pelearon en la guerra de 1895. Uno tiene que conocer esas cosas por historias de familiares que van rellenando con información que no sabes si es verdad, que no tienes cómo corroborar. Nunca es suficiente.

 

Desde esa inexactitud me interesa operar artísticamente, especialmente en el collage, que me ha permitido tomar un sinfín de imágenes y ponerlas en conversación, unas con otras, y poder crear pequeñas narraciones.

005_craneos_y_merengues.jpg

Cráneos y merengues

006_sin_titulo.jpg

Sin título

 

Todas esas decisiones del gobierno modifican las memorias y los vínculos familiares.

 

Por completo. Las personas, por lo general, no tienen un recuerdo más allá de los abuelos. En Cuba todo estaba mal hasta el 59. Ahora hay una generación cada vez más desapegada del discurso de la revolución y que se ha puesto en la tarea de hablar, y hablar tranquilamente, de forma orgánica, sobre el pasado de su familia. Ahora lo escuchas en la calle: Que mi abuelo fue policía de la época de Machado, en la época de Batista, que tal y cual. Eso antes era impensable, la gente vivía con la vergüenza porque decir que un familiar suyo había sido policía en esos momentos era decir que era un asesino.  

 

El collage, muchas veces considerado un arte menor, ha influenciado el cine, la literatura, la pintura contemporánea. Pienso en Agua viva, ese libro/poema/carta/collage de Clarice Lispector en el que es justamente el desbordamiento de las posibilidades por el recorte de un pensamiento unido al otro y llevado al texto, lo que permite que su experimento sensible se lleve a cabo. En esas uniones inesperadas, en esa yuxtaposición de imágenes y pensamientos, nace una escritura profunda. ¿Qué posibilidades creativas te ofrece el recorte, la unión a veces caótica y la re composición de archivo fotográfico?

 

El collage es una de las prácticas artísticas que más representa a un ser humano. El collage avanza como una persona que presta atención a un montón de cosas que se conectan con su vida y lo condicionan. Cuba, para mí, es un collage: venimos de un potaje, de un ajiaco, somos producto de muchos lugares, de gente de diferentes procedencias, gente que llegó y configuró lo que somos: criollos. Nosotros somos caribeños, que es diferente de ser Latinoamericano, y como yo lo veo esto conlleva una raíz más profunda y antigua. Por parte de mi padre vengo de chinos, de negros africanos y de españoles. Por parte de mi madre vengo de portugueses, franceses, españoles y americanos.

 

Desde hace cinco años he trabajado incansablemente con esas situaciones estéticas que me ofrece el collage y que la fotografía por sí sola no lograba, o que yo no lograba con la fotografía. A mí el contraste me llama mucho la atención: crear desde los opuestos. Puedo ir desde imágenes muy propias de mi cultura hasta espacios foráneos y crear situaciones. Las posibilidades estéticas son infinitas y las sigo descubriendo. En esto no puedo decir: Ya llegué, ya lo descubrí todo.

 

Muchas veces el collage produce con esa sensación de lo inacabado.

 

Hay obras que he hecho y que al pasar dos años las puedo retomar. Me permiten hacerlo: quitarle, sumarle, fracturarlas. A veces en esas situaciones tengo que romper para recomponer y descubrir algo nuevo. Así han salido piezas espectaculares que nunca terminan, que no llegan a algún lugar, como te decía que me pasa a mí.     

 

¿Cómo accedes al archivo fotográfico?

 

En su mayoría, compro las fotos en mercadillos y anticuarios. Pero yo empecé comprando las fotos directamente a las familias que estaban dispuestas a venderlas. Acá sucede que la gente se ve en la obligación de vender cualquier cosa que tenga, incluyendo su patrimonio fotográfico, para poder tener algo de dinero. Tampoco es algo sencillo encontrar personas que estén dispuestas a vender las fotos de su familia, fotos que me interesen, claro, porque hay cosas que ya no me interesan y debo emplear bien el presupuesto que tengo destinado para esta actividad.

009_hoyo_negro_de_nube.jpg

Hoyo negro de nube

 

He llegado al punto de pregonar. Acá sucede mucho que la gente pasa por la calle y pregona que vende o compra cosas. Te puedes encontrar con el tipo que grita: Compro oro, compro oro. O con alguien que compra pomos para re envasar perfumes artesanales. Yo estaba en 2018 en un pueblo muy lejos de La Habana que queda en Holguín, Banes, al otro extremo de la isla, un pueblo que me encantó, con casas de madera, y pensé que ahí podía encontrar material. Bueno, pues me puse a gritar: Compro fotos, compro fotos viejas de familias. La gente salía y me miraba raro, pero hubo dos personas que me vendieron. Fotos de bodas, de quinces, de las calles, de los lugares.

 

Esto que cuentas me toca mucho porque todo mi acervo fotográfico familiar se perdió. Conservo, si acaso, cuatro o cinco fotos. Y como venimos hablando de la memoria…

 

¿Sientes que no tienes pasado?

 

Exacto. Hay momentos de mi infancia que intento recordar (la casa de mi infancia, por ejemplo, o el corte de pelo de mi mamá a finales de los ochenta) y es muy difícil.

 

Yo no sé mucho del inconsciente ni de psicoanálisis, pero quizás tú te hiciste fotógrafo por la falta de memoria fotográfica. ¿No crees? Es eso lo que pasa, me parece, no tienes a lo qué remitirte. Y la memoria no es exacta, uno tiene retazos que constantemente ficciona, como lo venimos hablando. Alguien una vez me dijo: Esa obsesión que tienes tú con el archivo fotográfico puede responder al hecho de que no tienes mucho archivo de tu familia. Y aunque tengo más que tú, que lamentablemente perdiste casi todo, tampoco tengo mucho.    

007_golpeado_por_el_sol.jpg

Golpeado por el sol

011_sin_titulo.jpg

Sin título

 

Creo que esa pérdida de memoria también les sucede a las personas que migran, porque la memoria es además un terreno sobre el que hay que caminar para poder reconstruirlo mientras nos alejamos en el tiempo.

    

A mí me pasa que a veces veo algo, un lugar de mi infancia, por ejemplo, y no me acuerdo de él. La gente me dice: ¿No te acuerdas que estuviste ahí cuando eras niño? Y no. El sentido de la vista no me ayuda mucho pero el olfato sí me activa muchos recuerdos. Un olor me puede transportar, fácilmente, veinte años atrás. Y esas son algunas búsquedas que tengo en el collage: dejar una ventana abierta, porque lo que pongo en el collage es algo fotografiado, memoria visual, algo que definitivamente existió pero que está transformado incluso por el perfume de otra imagen. A veces alguien que mira una pieza mía se siente atraído por una sola parte del collage, un pedacito, algo que lo movió, no toda la pieza. Un solo pedacito o cada pedacito de la imagen te puede hacer conectar con una experiencia que tuviste.

 

De eso hablaba Roland Barthes con su idea del punctum, ese elemento de una imagen que te punza, que puede desgarrar toda la unidad, algo que te moviliza viendo solo un pedacito de la totalidad.

 

Y eso se refuerza con la idea de realismo que rodea a la fotografía. Mira, yo no uso fotos de revistas ni de libros. Hay una diferencia enorme cuando usas las fotos de una familia a cuando usas imágenes profesionales. Las fotos familiares por lo general están mal hechas, no tienen la rigurosidad técnica que tiene la fotografía artística o periodística. Muchas de las fotos que uso están movidas, hay elementos fuera de foco, están sobreexpuestas, desencuadradas. Las tomó alguien que como podía, adivinando a veces, operaba una cámara compacta. Ahora todos tienen teléfonos que toman las superfotos de manera automática, que te calibra la exposición, que te enfoca cuando tocas la pantalla… eso antes no era así. Acá en Cuba hubo cámaras rusas que unas eran más o menos y otras peores. A veces cuando le compro fotos a alguien me dice: Oye, pero esas fotos son malas, están mal tomadas. Todos esos elementos, todos esos pedacitos, todos esos errores son importantes en mi trabajo.

 

¿Y cómo te relacionas con el momento del corte y del montaje?

 

No es lo mismo cortar papel fotográfico que recortar revistas. Los papeles fotográficos tienen diferentes capas. Cuando tú escaneas una foto y le haces zoom, puedes ver todos esos detalles del papel. Hay papeles en los que no puedes recortar ciertos contornos sino hacer solamente cortes rectos. La fotografía profesional tiene por lo general un contorno definido gracias a que está bien tomada, bien expuesta, la fotografía de familia no, a veces es muy difícil recortar a una persona pequeñita cuando no está bien definida con respecto al fondo.

010_nadie_ve_nadie_escucha.jpg

Nadie ve, nadie escucha

 

Partamos del lugar donde vivo. No puedo esperar a tener ciertos materiales especiales para trabajar, porque simplemente no haría nada. Trabajo con lo que tengo. Cuando compro fotos me doy cuenta de que hay algunas que debo romper, obligado, rasgarlas, porque la materialidad de la foto no me deja recortar. Cuando empecé en esto usé lo que tenía a la mano para pegar, es decir, cinta doble adhesiva. Hoy la sigo usando porque el pegante que se consigue acá a veces no funciona en esas superficies o tipos de papel. Me di cuenta entonces de que esa cinta te crea niveles de profundidad entre un recorte y otro, las imágenes se van levantando. Ahora, el doble adhesivo tiene un problema y es que cuando lo fijas no lo puedes despegar para corregir, y ese problema me ha traído buenos acabados porque he tenido que arrancar y rasgar y el resultado, a veces, en cuanto a la textura que busco, es espectacular.

 

En los años veinte del siglo pasado se usó en Cuba un papel fotográfico delgado y mate. En los años cuarenta y cincuenta hubo acceso a un papel con más grosor, un papel con capas, fuerte, y también fue el boom de la fotografía brillo. En esa combinación (brillo, mate, blanco y negro, color, papel ocre, en fin) la obra gana dimensiones.

012_asi_terminaron_sus_dias.jpg

Así terminaron sus días

 

¿Hay artistas del collage cubano anteriores a ti de los cuales hayas aprendido?

 

Realmente hay una especie de vacío histórico acerca de la practica del collage en Cuba. Mi colega Yenny Hernández (crítica, curadora y especialista en fotografía) y yo inauguramos recientemente una exposición sobre collage como resultado de nuestra investigación de hace más de cuatro años. Seguimos trabajando y desempolvando información que ha sido muy valiosa.

 

Sabemos que algunos artistas cubanos de diferentes corrientes han pasado en algún momento por el collage. Tampoco son muchos. Y yo me siento parte de ese grupo. La gente me considera un collagista y puedo entender por qué lo dicen, pero yo tengo un cuerpo de obra mucho más grande. A mí las ideas me llevan a la técnica, no es al revés. Hay ideas que debo resolver en video. Una de mis últimas obras la tuve que resolver en dibujo.

014_vacila_el_caos.jpg

Vacila el caos

 

En nuestra investigación hemos reunido una buena cantidad de ejemplos, incluso artistas de los años treinta que trabajaron el collage en algún momento. El primer paso que dimos fue hacer una exposición e invitar a algunos. Lo interesante de estos artistas es que, como te digo, venían de diferentes corrientes artísticas. Algunos eran poetas. Otros escritores. Arquitectos. Diseñadores. Hay uno que es artista y también empresario o emprendedor. De los años ochenta para acá, el arte cubano se caracterizó (una de sus tantas características) por el uso del texto como recurso expresivo. Entonces para poetas y escritores el collage está en función de sus textos. Yo trabajo también sobre esa línea, no soy escritor pero uso el recurso del texto, no en todo, pero cada día lo uso un poquito más. Ahora por ejemplo estoy coleccionando dedicatorias que encuentro al reverso de las fotos, eso me permite ver esa otra dimensión de la escritura en la foto. Y, a fin de cuenta, eso busco en la imagen: dimensiones.

015_open_studio_20.0_carlos_garaicoa_photo_espana._madrid_2023.jpg

Open Studio 20.0, Carlos Garaicoa_Photo, España, Madrid, 2023

 

 


 

A Ricardo Miguel Hernández lo encuentras en instagram

 

Sus exposiciones y muestras más relevantes han sido:

ESMOA El Segundo Museum of Art. Los Angeles.

Foto Museo Cuatro Caminos. Ciudad de México. México.

Fundación Ibere Camargo. Porto Alegre. Brasil.

DOX Centre For Contemporary Art. Praga. República Checa.

PAC Padiglione D Arte Contemporanea. Milano. Italia.

Contemporary Art Center M17. Kiev, Ucrania.

 

Actualmente su obra está exhibida en Harn Museum of Art. Gainesville. Florida.

 

Colecciones públicas:

The Museum of Fine Arts, Houston. EEUU.

Hood Museum of Art, Dartmouth College North Carolina. EEUU.

Museum of Art Cuban Heritage Collection, University of Miami Libraries. Florida, EEUU.

 

 

 

Comentar con facebook

contenido relacionado