Los sueños que Daniel Cely convierte en fotografía
Este fotógrafo bogotano abandonó la universidad en sexto semestre, decepcionado por el bajo nivel de sus profesores. Lejos de las aulas, aprendió por su cuenta. Hoy, inspirándose con lecturas de Bram Stoker y Leonora Carrington, y con lo que pasa en su cabeza mientras duerme, busca plasmar en una imagen su propia lucha con la vida: problemas de identidad sexual y de aceptación de sí mismo.
La mayoría de las fotos de Daniel, un traductor y guía turístico del Centro de Bogotá, representan miedos propios en algún momento de su vida. “En mi adolescencia tuve muchos problemas de identidad sexual; también problemas con mi físico, principalmente por el acné”, dice. A través de la fotografía pudo encontrar una catarsis. Hoy, con su cámara Canon EOS 6D, se enfoca en realizar imágenes que distorsionan la realidad, así como autorretratos conceptuales. Estos últimos los hace como un ejercicio de autodescubrimiento y aceptación para darle muerte a los pensamientos que ha tenido a lo largo de su vida; a Daniel lo atormentaba suponer que la gente se burlaba de él constantemente. “Quería entender que yo soy yo sin importar lo que piense la gente”, confiesa.
Pero para comenzar en la fotografía tuvo que vivir una frustración académica; la decepción vino seis semestres después de empezar Tecnología en Comunicación Gráfica en la Uniminuto. “Mi profesora de fotografía no tenía ese ojo que uno ve más allá, que uno como fotógrafo debe admirar en los grandes maestros”, explica Daniel. A pesar de encontrar decepcionante el portafolio de su maestra, acepta que gracias a ella descubrió su amor por hacer fotos. En ese momento, Daniel se dio cuenta que aprendía más explorando con su cámara que estando en clase en la universidad.
A su forma autodidacta de aprender le sumó inspiración; la encontró en la narrativa inglesa de escritores como Bram Stoker y Douglas Adams, además de sus propios sueños. Gracias a estas ‘musas’, Daniel ha adoptado un estilo onírico: sus proyectos fotográficos deforman lo que observa en el mundo real y sus imágenes parecen sacadas de una novela de ficción o de un sueño. Son fotos llenas de finura y precisión -características propias de la literatura inglesa- en las que también se observa la influencia de fotógrafos como el danés Martin de Thurah y el español Eugenio Recuenco.
Esta mezcla de elementos, y su gusto por retratar miedos personales y fobias, derivó en su proyecto ‘Athazagoraphobia’, que habla del miedo a ser olvidado. La idea de este trabajo surgió cuando Daniel hacia parte de la emisora Minuto de Dios. Un día notó que se estaban deshaciendo de todos los casetes que antes fueron útiles y que ahora resultan obsoletos en los reproductores de sonido. En ‘Athazagoraphobia’, Daniel relaciona el casete con una persona que está siendo consumida pasivamente por su miedo, impidiéndole explotar su propio potencial. La persona que aparece en esas imágenes es él y todas las fotos fueron hechas en su propia habitación, un lugar que usa como su estudio. “En ese momento sentía miedo a ser olvidado, a no ser relevante como fotógrafo. Creo que eso le pasa a mucha gente en su profesión”, explica. Con este proyecto Daniel logró sus primeras exhibiciones en eventos como Fotográfica 2015, Invitación Nacional , y Slideluck Bogotá IV.
Después vendría ‘Bleating’, que él califica como uno de sus mayores logros fotográficos. “Me demoré tres meses, incluyendo la producción de las máscaras, trajes y collares; además de la convocatoria que hice para escoger a los modelos”, explica Daniel. Para este proyecto, en el que sus amigos cercanos fueron los elegidos para modelar, utilizó papel maché, moldes de yeso, joyería de fantasía -que compró en San Victorino- y tela negra quirúrgica. Para emprender este trabajo se inspiró en la novela ‘¡Vuela, paloma!’ de la inglesa Leonora Carrington, una de sus escritoras surrealistas favoritas.
Los dejamos con una selección de sus fotografías, todo con la colaboración de #CreadoresCriollos.