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La memoria de las víctimas en el arte de Andrés Orjuela

Este artista contemporáneo bogotano, radicado en México desde 2008, rechaza con su obra la violencia que ha afectado a colombianos y mexicanos. A partir de pinturas, esculturas y fotografías, que estarán expuestas en esta edición de ARTBO, Andrés también quiere mantener la memoria de las víctimas del conflicto armado. 

Catalina Vanegas Maya

Alguna vez, Andrés Orjuela vio a un grupo de personas bajar de una camioneta y tirar un cadáver en bolsas negras. Desde eso, este artista bogotano de 31 años no regala flores, pues cree que son seres vivos que se desechan cuando mueren. Prefiere regalar plantas para que sean cuidadas. También, a raíz de esta experiencia, empezó a trabajar en una obra que simboliza esas flores que las personas ofrecen a las víctimas sin identificar en Colombia.

Así nació Purgatorio, una serie de impresiones fotográficas para la cual Andrés recolectó algunas flores que decoran las rejas del Parque Villa Mayor, en el sur de Bogotá. En ese lugar, muy cerca de donde había una fosa común del Cementerio del Sur, la gente sigue dejando flores y bolsas de agua para las almas de los cuerpos que fueron arrojados allá.

Para este trabajo, el artista, que estudió Artes Plásticas y Visuales Universidad Nacional, sometió las flores a un proceso de horneado, basado en la técnica japonesa de arreglos florales hanasumi. En la producción de este trabajo, Andrés no utilizó cámara, sino que cada flor fue puesta en un escáner de alta resolución en un cuarto oscuro.

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Una parte de la serie fotográfica Purgatorio hecha en 2006

 

Después de terminar sus estudios en la Nacional, Andrés viajó a México para hacer una maestría en Artes Visuales con énfasis en gráfica en la Universidad Autónoma de México, en donde actualmente termina también un doctorado. En sus primeros meses en este país, se conmovió con lo que vio en el diario La Prensa: una noticia, con imágenes sin censurar, de 12 decapitados en Yucatán en 2008. Al ver eso, se preguntó cómo la prensa mexicana podía llegar a publicar ese tipo de fotos y lo inspiró a trabajar en una obra que llamó Cabezas yucatecas.

“Todos los diarios -El Gráfico, Reforma, Universal- cubren esto… ninguno prohíbe mostrar la violencia pero sí tienen una postura moral frente al porno. Hay personas desnudas y sin cabeza, y sólo pixelan los genitales. Prohíben lo que puede dar vida pero no la muerte”, afirma el artista, cuyo trabajo ha sido expuesto en ferias como la Feria Internacional Arte Fotográfico Paris Photo y ARCO en Madrid.

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Obra Archivo Muerto, intervenidas con oleo Marshall's.

 

Haber leído esta noticia también lo llevó a preguntarse cuántas fotografías violentas podía llegar ver una persona que consumiera durante un año la revista sensacionalista mexicana Alarma!, que fue referente para grupos como Molotov y Café Tacvba. Andrés hizo el ejercicio y recolectó 1011 fotos violentas de esta publicación y las contrastó con tres masacres históricas en Colombia: Marquetalia, Mapiripán y Bojayá.“Las imágenes son metáforas, y cada pedacito de papel representa una víctima del conflicto”, explica.

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Uno de los decapitados de la obra Cabezas Yucatecas

 

Ese trabajo lo tituló Animas: Marquetalia, Mapiripan y Bojayá, y es un ejercicio por mantener la memoria de lo sucedido en tres de las masacres más sangrientas que ha sufrido Colombia. La obra consiste en tres esculturas de papel picado, cada una de un hombre con las manos en la espalda en posición de resignación. Para realizarla, Andrés contó con la colaboración de nueve personas, además de utilizar gráficos 3D, láser, y todo el esfuerzo que implicó pegar los pedazos de papel y las secuencias de hilos que sostienen las estructuras.

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Tres esculturas de las masacres en Colombia hecha con pegante 3M
 

 

 

Cada una de las esculturas tiene un color característico: la que simboliza Marquetalia es azul por el color de uno de los aviones que participó en la operación; la que alude a Mapiripán es verde, en referencia a una fotografía que registra una exhumación, y la de Bojayá es rosada, como alusión a la iglesia que fue atacada el 2 de mayo de 2002.

Además, las esculturas están acompañadas de registros, tomados de prensa, de masacres en Colombia ocurridas entre 1995 y 2002. “En un principio, la idea era registrar las masacres desde 1985 –el año en el que nació- pero eran tantas que no cabían en la pared, y por eso tocó hacerlo desde 1992”, cuenta.

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Blanch, Creme Royal, un producto que todavía se comercializa

 

Andrés también se ha animado a tomar el pincel y eso se ve en una de sus series más recientes, Recortes de prensa, compuesta de 12 pinturas realizadas también a partir de la revista Alarma!. Los lienzos tienen el mismo contenido que las noticias que publicaba este medio: una de las pinturas hace referencia a la muerte de Marilyn Monroe, y otra es una crítica a un comercial racista. El uso de los colores pasteles para el fondo de las noticias hace que se vea nostálgico. Para él, el color puede condicionar la lectura de una imagen, al punto de que un delincuente parezca inofensivo.

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Nota del 5 de agosto de 1962, día de la muerte de la actriz.

 

La obra de este creador local estará expuesta hasta el próximo 16 de diciembre en Espacio El Dorado, en el barrio La Macarena. La exposición se llama Miserere, vestigios de una historia –un salmo referente al pecado y al perdón-, y que escogió antes del 2 de octubre, en alusión al perdón al que creyó que íbamos a llegar los colombianos en caso de que ganara el Sí en el plebiscito. También estará exponiendo parte de su obra en esta nueva edición de ARTBO.

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