La sátira de Oliver Terrones
Este artista mexicano se ha formado a partir de la burla y de la decepción con la sociedad. Por eso encuentra en la sátira la posibilidad de expresarse y de romper la visión del arte occidental como algo sagrado e intocable. En su obra ha reinterpretado a figuras icónicas como Frida Kahlo y Miguel de Cervantes.
Oliver Terrones es un ilustrador y artista visual que creció en Acapulco (México), y que cambió su visión del arte gracias a la antropología. “Me dijeron que la arqueología era un campo virgen y había oportunidades para los diseñadores. Después de Grecia y Egipto, México es un país riquísimo en patrimonio arqueológico, por eso entré a la Escuela Nacional de Antropología e Historia y vi que la antropología social respondía muchas de mis preguntas sobre el pasado y el presente, entonces descubrí que siempre quise ser antropólogo".
Lo hizo después de formarse como diseñador y comunicador visual en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La combinación de estas carreras lo ha llevado a desarrollar un estilo artístico basado en las rarezas, el humor negro y la sátira.
Por eso es normal que sus obras sean caras de figuras reconocidas como Frida Kahlo, a las que les modifica el cuerpo con recortes de ropa de marcas de moda. Así nació su pieza Para ke kieerooo piernaazz (2015): cogió una cabeza precolombina pintada como si tuviera maquillaje y le incorporó una cartera y tenis Nike. Le agregó el texto “Para ke kiero piernaz zhi tengo tenis para volar”, que alude a la famosa frase de la pintora y poetisa mexicana. Ese es el arte de Oliver: una burla por medio de mensajes que buscan sentar una protesta entre la sociedad.
Esta tendencia artística también la dejó clara en Híbridos (2014), una obra de técnica mixta en la que utiliza figuras precolombinas y las adapta a cuerpos y escenarios contemporáneos en los que pone, en forma de collage –su técnica favorita-, mensajes escondidos. Una de las obras de Híbridos se llama Ave del paraíso hipster con cuernos de chivo, que se mete con esta cultura moderna.
Oliver también es un artista del bricolaje -manualidad en la que se utilizan todos los recursos creativos que se encuentren para crear o arreglar algo- y artista procesual, que es aquel que deja ver el proceso de la obra mientras se hace. Gracias a estas técnicas muchas de sus obras son fotografías reutilizadas e intervenidas con ilustración y brochazos de pintura. Para él, no sólo es importante mostrar el proceso creativo sino el proceso social, histórico y personal de su obra.
Este artista de 24 años ha pasado por el Departamento de Difusión Cultural de la ENAH, en donde trabajó como diseñador visual, y por el Instituto de Investigación en Antropología de la UNAM, en donde es diseñador editorial. “Me di cuenta que los diseñadores, si nos convertimos además en científicos, podemos mejorar la divulgación de la ciencia; ciencia y arte son dos contrapuntos, no hay arte sin ciencia y viceversa”, explica este artista, quien también es bloguero: tiene su propio sitio web, Psychotrope Acapulco. En él comparte contenidos y proyectos como antropólogo social y artista procesual.
El año pasado participó en el Festival Internacional de la Nao en Acapulco –que se inspira en la Nao de China, los galeones españoles que viajaban entre Manila (Filipinas) y Acapulco. Allí presentó la obra Tres sobre Manila, una metáfora hecha con un tríptico en el que escribe con tinta china sobre manila y mete un fragmento de Viaje al Oeste de Wu Cheng’en. “Intenté hacer una representación contemporánea de la burocracia inconsciente en la que estamos sumergidos”, explica Oliver, quien también ganó el premio ISSSTE-Cultura en el Festival de Arte Emergente Interfaz Acapulco 2015.
Se define como un partidario del lema “piensa global actúa local”, por lo que no aspira llegar a ningún lado, sino que el lugar en el que está se convierta en lo deseable. Y el lugar en el que está, México, le da mucho juego a su obra, que está llena de figuras precolombinas y coloniales. “Casi nunca hago sátiras del arte prehispánico pero sí lo empleo para reforzar lo irónico de la cultura occidental en América. Aquí hay muchos que juegan a ser europeos o aspiran llegar a Europa... como si viviéramos en el virreinato”, afirma Oliver, a quién también le preocupa Acapulco. “Acapulco es una de las ciudades más violentas de Latinoamérica y el arte es una forma de combatir la violencia, cambia el objeto de descarga”, comenta este mexicano, uno de nuestros #CreadoresCriollos.