Chirrete Golden: memoria histórica y trazos tóxicos para alzar la voz

En 2003 una maestría en Artes Visuales llevó a Roberto Romero (o, como se le conoce en las calles: Chirrete Golden) a Ciudad de México, un lugar que le permitió untarse de la movida del street art. Desde que comenzó a producir contenido en el DF pudo percibir la fuerza de los artistas que a través del esténcil y los adhesivos se mostraban inconformes y les hacían frente a las problemáticas sociales que los aquejaban. Todo este hervidero de gráfica y crítica lo motivó a involucrarse activamente en la cultura del arte callejero.

De los 37 años que tiene, lleva casi 15 trabajándole al arte urbano en múltiples facetas: stickers serigrafiados, paste up o cartelismo, muralismo y grafiti en su expresión más pura, son algunas de las maneras que ha conseguido para exponer su trabajo; quizás el paso de Chirrete por la facultad de Artes y diseño de la Tadeo ayudó a consolidar su versatilidad.

Intervención llevada a cabo en la calle 26

Los artistas urbanos tienden a crear un sello que los ayude a ser reconocidos dentro de la movida, una marca característica que logre que su trabajo sea inconfundible. Ya lo hicieron los precursores Blek le rat con sus ratas o Taki 183 con su firma homónima. El distintivo con el que muchos recuerdan a este bogotano es una caja de leche, la cual el artista define como un contenedor. Hoy sus cajitas, en distintos formatos, adornan los muros bogotanos e invaden las señales de tránsito. "Es una caja repleta de muchas cosas —asegura—, las primeras que pegué las hacía chorreando un líquido que parecía pintura, algo así como un líquido tóxico".  

'Caja de Leche' en distintos formatos

Cuando Chirrete empezó a involucrarse en la movida callejera no había murales de gran formato y la gráfica urbana empezaba a dar sus primeros pasitos. “Las propuestas de arte urbano que se daban en la calle estaban más direccionadas a la propaganda —explica—. Los stickers eran muy comunes, junto con los carteles pegados con engrudo y algunos esténciles que ya poblaban ciertos spots”. Chirrete reconoce, no obstante, que ya se podían percibir las ganas de establecer una estética propia.

Luego de un tiempo de experimentar y desarrollar algunos proyectos, a Chirrete le entró una duda sobre su trabajo: no sabía si su contenido estaba teniendo un verdadero impacto en las personas que lo veían.

"Me empecé a preguntar si lo que estaba haciendo servía de algo. Esa es una duda con la que se vive cuando se hace esto, podría decir que es parte del proceso. Ahora sé que sí hay quienes valoran lo que se hace y esto me ha servido, así sea solo para conocer más personas que hacen esto. Se puede decir que esto tiene un público puntual y casi siempre son artistas también”.  

Collages 'Glosolália' y 'Propaganda política pegada'

A lo largo de su trayectoria ha participado en algunas convocatorias con entes gubernamentales como Idartes y MinCultura, gracias a las cuales obtuvo dos becas para realizar proyectos artísticos en espacio público. Por otro lado, ha colaborado en diferentes proyectos con instituciones como el Centro de Memoria y la Secretaría de Hábitat. “En todos estos espacios el trabajo ha sido muy satisfactorio, tanto en la parte de investigación como en la colaborativa, que han estado inmersas en problemáticas sociales como el conflicto armado, las víctimas y la memoria. Creo que no es problema trabajar con entes gubernamentales o en publicidad, de hecho eso de alguna u otra forma ha ayudado a que la técnica mejore, aunque siempre habrá críticos”.

Parte fundamental del trabajo de Chirrete es su participación en el crew Animales, Poder, Cultura, o simplemente APC, que surgió como un grupo de amigos que se parchaba hace unos años en distintos festivales. "Con APC comencé a colaborar desde el año 2008 —cuenta Chirrete—, un año después de creado. Yo estaba viviendo en Ciudad de México pero me mantenía en contacto con gente del crew, así que fue fácil terminar ahí. Hemos producido muchas piezas por aparte pero hay que resaltar varios proyectos que se han generado en colectivo como el Pulpo al Garaje, que fue una jornada de estampados con diseños de todos. También está el Chango Chingón o un tour a México que realizamos en 2014. Ahora somos un parche como de 60 por todo el mundo”.

(Ya entrado en gastos, lea también El ‘crew’ como sistema de hermandad y cooperación del arte urbano)

Intervención de Chirrete en la calle 63 con 9

Se considera un tipo demasiado crítico debido a la formación que le dio su papá, un periodista siempre muy empapado de la coyuntura política, y es por eso que a través del paste up Chirrete se ha encargado de hacer patente sus inconformidades. “Siempre he tratado que mi trabajo tenga un alto contenido de crítica —asegura—, ya sea al Estado y sus políticas o contra la corrupción. El arte es una herramienta poderosa para alzar la voz y visibilizar problemáticas puntuales. He desarrollado durante varios años una serie de galletas elaboradas en azúcar glacé con trasfondo político también”. De hecho está planeando hacerles una redada por estos días a los muros capitalinos, pegando unos Porkys que hacen alusión a una de las fichas políticas actuales que pretende dejar en jaque al país.

Foto de Daniel Sierra

Recuerda con cariño la intervención que llevó a cabo en la 26, en plena construcción de esta importante avenida como eje de la memoria local. Su propuesta se llamó Cabildos abiertos de arte y memoria y estaba enfocada en tres grupos de víctimas: del genocidio de la UP, de violencia sindical y de desplazamiento forzado. En ese proyecto de tres murales de gran formato trabajó con Ark, Bastardilla, Skore y Franco. Junto a Ark desarrolló también un mural en el Centro de Memoria sobre el proceso de paz y lo que vendría con su implementación. “Bajo el lema ‘La paz es ahora’ decidimos crear una imagen que invitara a tomar acción —explica Chirrete— para salir del atolladero que nos ha dejado el conflicto, como un acto de resiliencia contra la muerte”.

Camellando en muchos rincones de Colombia ha evidenciado un sinnúmero de inequidades que lo impulsan a seguir trabajando en torno a la gráfica para así poder visibilizarlas y, porqué no, mitigarlas en cierto modo. “El Pictopía 2017 estuvo buenísimo —recuerda este artista urbano—, el spot quedaba en San Antonio, en pleno centro de Medellín y en eso se basó mi propuesta, en la gente que trabaja ahí y las comunidades afro que allí conviven. Fue un trabajo de seis días sin parar. Ya en Buritaca fue un trabajo más con la comunidad, la propuesta hablaba del cuidado de la naturaleza. El calor era infernal y eso nos llevó a trabajar en horarios muy estrictos. Es increíble ver cómo la comunidad se apropia de estos procesos artísticos y les aporta simbólicamente, sobre todo en lugares que han sido azotados por la violencia”.

Intervenciones Pictopía (izquierda) y Buritaca (derecha)

Ha tenido además la oportunidad de exponer su trabajo en países como México, Ecuador, Argentina, España y Francia, en este último siendo uno de los invitados al Latino Graff, evento que busca resaltar la labor de artistas latinoamericanos en Europa.

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