¿Qué mujer no se ha sonrojado aunque sea un poco frente al hombre que le mueve el piso? Pues bien, un estudio desarrollado por la Universidad de St Andrews demostró que no hay necesidad de tener interacciones emotivas o sexuales para que aumente la temperatura en el rostro femenino.

En la investigación participaron 40 mujeres heterosexuales que se sometieron al análisis de escáneres térmicos durante encuentros con hombres. En la primera etapa participaron 17 mujeres que demostraron cambios en la temperatura de las manos,  brazos, rostro y  pecho , las siguientes 23 participantes experimentaron variaciones hasta de un grado de temperatura en el entorno de los ojos, la nariz y la boca.

Según Amanda Hahn, coordinadora de la investigación, el rostro de las mujeres se “ilumina” sólo con la compañía de una persona de su sexo opuesto. Los resultados además serían útiles para controlar los niveles de estrés y monitorear las emociones.

Para el profesor David Perrret, por su parte, estas conclusiones “pueden ser muy útiles en algunas áreas de la seguridad nacional, ya que las variaciones de la temperatura de la piel pueden incluirse en las pruebas de detección de mentiras".