Alejandro Vivas se crió en los moteles que administraba su padre. Estudió ingeniería, se “especializó” en orgías y desde hace cinco años organiza en Bogotá unas fiestas calientes que giran en torno al fetiche del cornudo, un juego sexual en el que un hombre (corneador) tiene sexo consentido con la novia o esposa de otro. Ha producido más de 200 fiestas y asegura que lo mejor está por venir.