“Los espacios exteriores son espectáculo y los interiores cuentan historias”
Mónica Barreneche ha capturado desde el Museo de Arte Moderno de Medellín hasta la famosa Cloud Gate de Chicago. Su interés por retratar arquitectura y diseño empezó tras un contacto con la dirección de arte cinematográfica, cuando ayudó en el montaje de La gente de la Universal. Conozca el trabajo de esta bogotana, que juega con la luz natural para darle al espectador la sensación de estar en el lugar que ve en las imágenes.
Su vida y trabajo cambiaron cuando conoció la casa de campo de Salt Point, diseñada por Thomas Phifer en Nueva York. Allí vivía Cristina Grajales, una reconocida experta en diseño y que fue directora de la 1950 Gallery de esa ciudad.
“Me senté en la sala de la casa de Cristina y me pareció fascinante nuestra larga conversación sobre arquitectos y diseñadores”.
Esta obra, que en 2008 ganó el premio a la mejor casa campestre del Instituto Estadounidense de Arquitectos, la fotografió Mónica para Summus, la revista de lujo editada por El Espectador, de la cual ella fue una de las creadoras.
Antes de iniciarse en la fotografía de arquitectura y diseño, esta bogotana tuvo un acercamiento temprano con la dirección de arte en el cine. A los 15 años trabajó como asistente de Lotti Haeger, la directora de arte que trabajó con el director de cine Felipe Aljure. En el montaje de películas como La gente de la Universal, Mónica colaboraba con la decoración y ambientación de los escenarios; ese fue su primer acercamiento al mundo de las cámaras y los productos analógicos.
El interés por este arte, la llevó a estudiar Medios Audiovisuales con énfasis en Fotografía, una carrera que complementaría después con sus estudios en Nueva York. En la Gran Manzana, ingresó a la Escuela de Artes Visuales para especializarse en fotografía de moda, a la que se dedicó hasta el 2008.
Ese año, dio un giro y empezó a capturar diseños interiores y arquitectura, una disciplina en la que su intención es jugar con las luces naturales. “No soy muy fan de llevar luces de fotografía a espacios diseñados ya que borran el sense of space, la noción de estar ahí. Es como en la fotografía de comida, se debe dar la sensación del sabor”, dice Mónica, que también tiene un portafolio de imágenes de alimentos, llamado The Food Chronicle. Además del trabajo con luz natural, al momento de componer una muestra fotográfica, las líneas se convierten en su guía: las corrige “a ojo”, como hizo con la fotografía de un edificio en el Bryant Park de Nueva York.
Pero la fotografía no es su única ocupación ya que ha tenido acercamientos con el mundo editorial, tras hacer un máster en Periodismo Digital y Comunicación. El interés por la escritura puede verse en su blog El Buen Ojo, en el cual cuenta historias sobre los lugares que captura con su cámara. También es la directora creativa de Creatif Atelier, en donde desarrolla proyectos que hace y vende por encargos particulares a clientes editoriales como Axxis, Diners o Editorial Televisa, a los cuales les hace edición, fotografía y styling, la palabra con la que resume su trabajo.
La mayor parte del tiempo está en Bogotá, en donde se divierte explorando nuevos lugares, además de realizar Barre Pro, una disciplina de entrenamiento de bajo impacto. En la capital se enfoca en retratar interiores y exteriores. “Los espacios exteriores son mas espectáculo y los interiores cuentan historias”, dice. Su trabajo también la ha llevado a ciudades como Medellín, donde fotografió el Museo de Arte Moderno de Medellín, Rio de Janeiro, Sao Paulo, Nueva York y Chicago, que es su lugar preferido para trabajar y para visitar. En esta ciudad, la meca del diseño y la arquitectura en Estados Unidos, ha fotografiado la escultura Cloud Gate, diseñada por el hindú Anish Kapoor y la estructura moderna del Instituto de Artes, diseñada por Renzo Piano.
Los dejamos con el trabajo de Mónica Barreneche.