Una noche para compartir el chocolate y el pan

Una iniciativa que empezó hace seis años distribuye comida, cada jueves desde las 8 p.m., a quienes más lo necesitan. Un fotorreportero acompañó a la Fundación Chocolate y Pan con Humildad en una de sus travesías por el Centro de Bogotá.

24/Jul/2015

Don Rafael es el encargado de esta noble causa, la cual suma hoy varios años de labor desinteresada. “Todo comenzó hace seis años”, cuenta. “Llegando a casa, mi hijo Rafael (Hampa) encontró a una mujer con sus trastes en la calle. Él se le acercó, le preguntó qué había pasado y la señora respondió que no tenía para el arriendo y que la habían sacado con sus cosas a la calle. Llegó a casa y me dijo que sacáramos lo que tuviéramos de comida para ayudarla. Sabíamos que con poco, muy poco, había que hacer mucho. La semana siguiente reunimos 30 mil pesos, compramos pan y chocolate y salimos a la calle”.
“Chocolate y Pan con Humildad es la filantropía, el arte de hacer mucho con poco. Comenzamos con el corazón. Hoy son personas como usted y como yo los que cada jueves salimos a la realidad que pocos conocen”.
Ya son bastantes las personas que hoy apoyan la causa. Aunque las donaciones son sumamente importantes para la fundación, lo principal es sentir ganas de ayudar. Para participar no se requiere una invitación, así que si usted llega, le nace y colabora, con sus manos y el corazón hará la diferencia.
“La labor inicia dependiendo de lo que se vaya a ofrecer. Generalmente arrancamos en la tarde (tres, cuatro, cinco). En el primer proceso somos pocos, pero para empacar, organizar y salir es la gente la que nos ayuda”.
El recorrido empieza a las 8 p.m., desde la calle 18 con carrera 16, muy cerca de la estación de Tranmilenio Calle 19. “Han llegado desde siete personas hasta trecientas, pero no les fallamos. Incluso intentamos colaborar con otras fundaciones que hacen lo mismo”, asegura Rafael. Son siente paradas las que se hacen en dos horas de recorrido.
El recorrido se hace por el Centro de la ciudad, después de una oración. “Algunas veces hacemos el recorrido en los carros de las personas que llegan a colaborar, en motos o a pie”.
A veces, si se tiene dinero para pagar una habitación, no lo hay para la comida.
La noche no alcanza para ayudar a todos los que necesitan una mano solidaria. Sin embargo, esta iniciativa no descansa.
Durante las paradas se identifican inquilinatos. En principio, la población que esta iniciativa busca es infantil; una vez se atiende a los niños la ayuda pasa a personas mayores.
Al final de la noche, lo más gratificante es llevarse, entre los recuerdos, una sonrisa a casa. Cada jueves hay una oportunidad de ayudar, de salir de la rutina dando felicidad a otros. Somos privilegiados y muchos nos necesitan porque este no es un mundo equitativo.

Una de las exigencias de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de la ONU, planteada a comienzos del año 2000, fue que Colombia redujera a la mitad la cifra de personas desnutridas para este 2015. En 2013 se supo, gracias al informe sobre El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, que cumplir esta meta nos iba a quedar grande, pues el documento reveló que había 5,1 millones de personas desnutridas en el país en aquel entonces. Y para la muestra un botón: durante la primera quincena de este año seis niños murieron por esta causa. El número que planteó ODM estaba por debajo de los 3,5 millones.

Frente a esta clase de situaciones tristes, hay quienes prefieren ponerse la camiseta y buscar soluciones por sus propios medios. El protagonista de este fotorreportaje, realizado por Juan Santacruz en las calles de una Bogotá nocturna, organizó hace unos años una iniciativa llamada ‘Chocolate y pan con humildad’, la cual hoy es una fundación que ayuda a la población menos beneficiada con platos de comida; niños y adultos a los que a veces se les extiende el ayuno por varios días. “Reunimos 30 mil pesos, compramos pan y chocolate y salimos a la calle”: así recuerda este hombre, experto en hacer mucho con poco, una de sus primeras caritativas noches.