There goes my hero
La primera canción fue Something From Nothing, single que logró en menos de cinco minutos ponernos la piel de gallina. De ahí en adelante, el repertorio de Foo Fighters brilló no solo por la interpretación de los éxitos, también por la conexión de Grohl, su vocalista, con el público.
Todos los rockstars dicen lo mismo en tarima, “son el mejor público hasta ahora, los amamos”, pero al ex baterista de Nirvana le sonó tan real que al parecer las 45 mil personas que asistieron al Campín, el pasado sábado 31 de enero, le creyeron.
En mitad del tema My Hero algo pasó (dicen que un bajón de luz) y los amplificadores se silenciaron. ¿Cómo podía la gente arremeter contra un artista tan entregado a su público, tan real, tan buena papa? Después de minutos a capela y en coro de “There goes my hero / Watch him as he goes”, todo volvió a la normalidad.
En el camino sonó Big Me, también All My Life, The Pretender, Learn To Fly (ufffff), pero el final Everlong hizo rodar más de una lágrima.
Estos son los momentos del concierto que Fernanda Pineda, fotógrafa y reportera gráfica, inmortalizó.