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11 RAZONES POR LAS QUE ES MEJOR NO CASARSE

Por: Adolfo Zableh Durán

Hay personas que prefieren la soltería porque tienen la idea (correcta) de que eso de estar toda la vida con la misma persona, formar un hogar, criar hijos, lidiar con suegros y todo lo demás no es para ellas. Sin embargo, olvidan que aquello que supuestamente es lo mejor de casarse, es decir, la fiesta, la luna de miel y los primeros años de matrimonio, son también trámites insoportables.

1. Las invitaciones al matrimonio suelen ser cursis, recargadas, rococó, con letra elegante y los nombres de los cuatro padres de los novios impresos en la tarjeta, así alguno haya fallecido. Yo no iría nunca a una fiesta organizada por un muerto.

2. La avalancha de showers: shower de cuarto, de cocina, de sala. Shower con las compañeras de oficina, con las amigas del colegio y las de la universidad. Al único que me interesaría ir sería a un Golden Shower.

3. Las despedidas de soltero son un bodrio. Las de los hombres, con visita a puteadero, botella de whisky y estriptisera a bordo, vale lo mismo que la deuda externa de Haití. Las despedidas de la novia son aún más culas, con visita zanahoria a Apolo’s Men, o lo que está de moda: charla de sexóloga en un apartamento, mientras las amigas ríen pícaramente.

4. Muchas veces toca ir de esmoquin, que es la vestimenta más ridícula inventada por el hombre. Si usted se va a casar y quiere darle altura a la vaina, no ponga
a los hombres a ir con un traje alquilado. Las veces que he tenido que rentar uno, descuento lo que me cuesta de lo que tenía pensado invertir en el regalo.

5. Lo del esmoquin es si uno está de buenas, porque cada vez está más de moda que el matrimonio sea en Cartagena. En esos casos no sólo no doy regalo, sino que ni me tomo la molestia de avisar que no voy, porque es que no concibo que pongan a los invitados a coger avión, reservar hotel, comprar pinta blanca de lino y, además,dar regalo. Yo sólo voy a matrimonios a los que puedo llegar en bus.

6. Participar en la rifa del ramo y de la liga cuando uno es mayor de 30 años equivale a colgarse un cartel que diga: “Estoy solo y desesperado”. Esas recochas eran buenas cuando todos teníamos 25 y casarse era una ilusión y no un imposible.

7. La noche de bodas suele ser una mentira. Primero, los novios llevan tres años comiéndose. Segundo, al final de la fiesta están tan cansados que las fuerzas no
les alcanzan ni para una paja. Los únicos que tienen sexo en la noche de bodas son los invitados solteros que levantan pareja en la fiesta.

8. La luna de miel es una muestra gratis de lo que será el resto de la vida: 24 horas al día y 7 días a la semana con la misma persona, sólo que sin playa ni piñas coladas.

9. Una vez casados, la nueva pareja mira en forma lastimera a los que seguimos solteros. No lo verbalizan, pero ponen ojos de “pobrecito” mientras hacen pucheros y preguntan con tono de retrasado mental si estamos saliendo con alguien.

10. Los recién casados de estratos altos son aún peores porque se obsesionan con los apartamentos: cuánto tiene de área construida, cuánto cuesta
la administración, si hay uno o dos parqueaderos, si tiene buena iluminación, si en el baño de la alcoba principal hay tina. En reuniones sociales no hacen sino hablar de eso, y en voz alta, por si alguien no se ha enterado de que están estrenando anillos.

Bien lo dice una amiga lesbiana: “Los heterosexuales son las personas más aburridas del mundo”.

11. Los amigos de la feliz (?) pareja tampoco ayudan: después de los seis meses de matrimonio empiezan a preguntar si han pensado en tener hijos. Los que dicen “¿Y cuándo piensan encargar?”, merecen un batazo en los dientes.

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