Neonazis contra neonazis

Desde 1988 y hasta 2011, en esta ciudad se encontraba la tumba del dirigente nazi Rudolf Hess. Por esta razón algunos grupos neonazis tomaron Wunsiedel como punto de encuentro, ya que allí no sólo contaban con la participación de alemanes sino también de españoles.

"Amo este pueblo, pero cada vez que en Alemania digo que vengo de Wunsiedel la gente me dice 'el pueblo nazi', y eso me enoja porque Wunsiedel merece tener una buena imagen", expresó Svenja Fassbinder, joven nativa.

Por culpa de este estigma racial, algunos comerciantes se han visto obligados a cerrar sus locales en los últimos años para evitar un posible ataque. Frente a semejante amenaza, la población decidió convertir la manifestación en una marcha solidaria, sin que los neonazis lo notaran. 250 fanáticos de Hitler cayeron en la trampa.

El plan fue sencillo: por cada metro que caminaban durante la manifestación, comerciantes y ciudadanos del común donaron 10 euros, cada uno, a la asociación EXIT-Deutschland, dedicada a ayudar a las personas que quieren dejar este tipo de grupos extremistas.

Las calles, desde el comienzo, estaban adornadas con carteles que animaban a seguir la caminata, ya que más metros recorridos se traducían en más recursos para la causa no-nazi.

Las calles, desde el comienzo, estaban adornadas con carteles que animaban a seguir la caminata, ya que más metros recorridos se traducían en más recursos para la causa no-nazi

La Iniciativa Juvenil contra el Racismo imprimió carteles con mensajes hilarantes sobre las frases y eslóganes nazis, como "Nacional y generoso", o "Mein Mampf" ("Mi comida") en vez de "Mein Kampf" ("Mi lucha").

Al final del recorrido, los confundidos manifestantes fueron recibidos con confetis y aplausos, ya que gracias a su marcha ayudaron a donar 10 mil euros.