Políticos, músicos, actores y criminales forman parte de este combo de difuntos en cuyas muertes se conjugaron la asfixia y la masturbación. Estos son algunos casos célebres de pajas convertidas en suicidios, por lo general accidentales.

La hipoxiflia, o autoestrangulamiento erótico, consiste en la disminución premeditada, voluntaria, del ingreso de oxígeno al cerebro para potenciar la sensación de satisfacción sexual. Por cuenta de esta parafilia, más de un famoso se ha ido al otro mundo mientras intentaba eyacular sus últimos chorros de placer.

Aunque no hay datos claros sobre los primeros casos de asfixia erótica, algunos registros antiguos indican que esta práctica pudo originarse en Oriente, y desde el siglo XVII se extendió por todo Europa, luego de que algunos observadores agudos notaran que un número importante de los hombres condenados a la horca tenían erecciones al momento de morir.

Stephen Milligan. Diputado inglés

El político tenía 45 años cuando fue encontrado, el 8 de febrero de 1994, en la mesa de la cocina de su casa en ligueros, con una bolsa de plástico en su cabeza, un cable eléctrico enrollado a su cuello y media naranja en la boca. Scotland Yard descartó el uso de drogas o la intervención de otra persona en su muerte. El caso fue un escándalo de grandes proporciones, ya que Milligan era considerado uno de los políticos conservadores con más futuro en Inglaterra.

Kevin Gilbert. Músico norteamericano

La vida de este cantautor californiano terminó el 17 de mayo de 1996. Lo encontraron tendido en una cama. Tenía sujetada a sus cuello una correa amarrada a la cabecera. Aunque las autoridades evitaron difundir descripciones detalladas, algunas versiones indican que tenía puestas una falda de color negro y una capucha en la cabeza. Murió a los 29 años, cuando ya era reconocido por haber participado en la composición de las letras del álbum debut de la cantante Sheryl Crow, con quien sostuvo un romance.

Michael Hutchence. Voz líder de INXS

Fruto de interminables polémicas, la muerte de este australiano de 37 años tuvo lugar el 22 de noviembre de 1997 en la habitación 524 del Ritz Carlton Hotel de Sydney. La versión oficial dice que se ahorcó de una puerta. En su organismo encontraron drogas y alcohol. Este año, diecisiete después de su trágico final, se han revelado nuevas investigaciones que sugieren que el deceso tuvo que ver con una mezcla de depresión, drogas (medicadas y psicoactivas) y prácticas sexuales extremas.

David Carradine. Actor estadounidense

Famoso por sus papeles en Kill Bill (volumen 1 y 2) y Kung Fu, la carrera de este actor terminó en un hotel de Bangkok (Tailandia), el 3 de junio de 2009. Tenía 72 años. Aunque un abogado de la familia sugirió inicialmente que Carradine había sido asesinado por una secta secreta de artes marciales, las autoridades afirmaron que la escena de su muerte (desnudo, con una cuerda amarrada al cuello y otra a los genitales) hacía evidente que se trataba de un accidente fatal mientras se masturbaba.

Iván Heyn. Subsecretario de comercio exterior de Argentina

El 20 de diciembre de 2011, en la habitación 1062 del hotel Radisson de Montevideo (Uruguay), en medio de una cumbre del Mercosur, el cuerpo de este funcionario del gobierno de Cristina Fernández de Kirschner fue encontrado en el piso, desnudo y con un cinturón en el cuello. Aparentemente, se había colgado del ropero. Junto al cuerpo de Heyn, quien falleció a los 34 años, había rastros de semen, elemento determinante para establecer la hipoxifilia como causa de su muerte.

Ariel Castro. El ‘monstruo’ de Cleveland

Tristemente famoso por haber secuestrado, maltratado y violado durante una década a tres mujeres de Cleveland (Estados Unidos), sus días terminaron el 3 de septiembre del año pasado, tras ahorcarse en una celda de una cárcel en Ohio. Castro tenía 53 años cuando lo hallaron colgado de las sabanas de su cama con los pantalones y la ropa interior en los tobillos. Para los investigadores forenses, la escena no constituyó una evidencia suficiente para determinar que su muerte hubiera sido producida por asfixia autoerótica.

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