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Cartel Urbano
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VOCES JÓVENES DE LA RADIO

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En la radio, la fama le pertenece a las voces. Es un medio para la imaginación, y por eso poco importa cómo son las personas que están detrás del micrófono. Muchos de los locutores colombianos gozan de largas trayectorias y otros, más jóvenes, van detrás de sus pasos. 

Aquí les presentamos algunos de los personajes con las voces más frescas del dial bogotano.
 
Fotos por Hugo Rubiano (Foto Dahiana: Sandro Boris).
Textos: Jorge Esteban Benavides Noguera.
 

 
 

 

 LISS PEREIRA


 
Su verdadero nombre es Liseth, que a ella le suena a extensiones de pelo, perfume de Yanbal y pestañas postizas. Tiene un segundo nombre que tampoco le gusta y no se atreve a decirlo en público; pero todos la conocen como Liss, la locutora de las mañanas de Radioacktiva capaz de crear mil personajes con su voz.
 
Esta cucuteña de 25 años es una trabajadora incansable. De lunes a viernes se levanta a las 4:15 am a preparar su programa, que comienza dos horas después. Tiene que divertir durante cinco horas a los fieles oyentes de El Gallo de Radioacktiva. Por la tarde, imita las voces de Amparo Grisales, Paulina Rubio o canta con el grupo Revolcón en uno de los programas más famosos de la radio colombiana: La Luciérnaga. De allí sale corriendo para la sede de Coca-Cola FM, emisora virtual que cofundó y en la que tiene un programa de moda llamado La Trendy. Después, por fin, sale para su casa, pero no llega a dormir, ya que nunca se acuesta antes de la medianoche.
 
Liss no perdona la rumba entre semana. Por lo general sale los jueves con su grupo de amigos, y después de la fiesta solo le queda tiempo para volver a su casa a bañarse e irse directo a la emisora. A las intensas rutinas también se ha sumado el amor y con algo de fastidio recuerda el momento en que su último novio le propuso matrimonio al aire, en una jugada equivocada que solo recibió por parte de Liss un: “en la casa hablamos”. Al poco tiempo, Liss terminó con su novio. Lleva dos años soltera y dice que “el amor es para el tiempo libre”.
 
Le encanta la moda de los setenta, y usa plataformas y pantalones bota campana. En su cuarto tiene regados 42 pares de zapatos, por lo que se autodenomina ‘zapatópata’, y a veces se confunde con los zapatos que lleva puestos en cada pie. Le gusta cocinar, es buena con las pastas, y en el futuro quiere hacer algún curso de culinaria o cualquier trabajo manual que no tenga nada que ver con su voz, la que la ha mantenido ocupada día y noche desde que sus tías le pagaban por recitar el Rin Rin Renacuajo cuando era una niña.
 
Liss escucha de todo, desde rock alternativo hasta las viejitas que cantan en la iglesia, a las que también puede imitar. Sin duda, es una auténtica persona de radio, "esas que la gente se imagina como una especie de seres gordos o feos con los que no provoca reproducirse y que, por tanto, el apareamiento no es una tentación en las cabinas radiales". Pero, al igual que la mayoría de sus comentarios, no es más que otro chiste para que la risa nunca esté ausente en sus conversaciones.
 
 

 HÉCTOR CONTRERAS 

 
 
Por accidente, Héctor Contreras está en la radio. Cuando se graduó del colegio no sabía si estudiar administración pública o ingeniería de petróleos, y los medios de comunicación nunca fueron una opción. Al final se decidió por la administración y, por cosas de la vida, un amigo le consiguió trabajo en Caracol Radio. Allí se dedicaba a organizar papeles, pero todo cambió cuando de pura casualidad lo incluyeron en un curso de radio que organizó la empresa. Sin proponérselo, fue el alumno más destacado.
 
Héctor abandonó su carrera y se dedicó de lleno a los micrófonos. Empezó en los deportes pero pronto dio el salto a la radio juvenil, donde hasta el día de hoy sigue entreteniendo a miles de oyentes. Tiene el crédito de ser el inventor de los programas de miedo, cuando hace más de una década le dio por contar historias paranormales en el programa Insomnia de la emisora Oxígeno. El espacio de terror era todas las noches de domingo y, más de una vez, Héctor tuvo que irse de la cabina por literal miedo.
 
En el 2007, pasó a dirigir El Cartel de la Mega, programa donde inventó la famosa sección de los ‘caza infieles’, en la que los oyentes llaman a descubrir si sus parejas les están poniendo o no los cachos. Sin embargo, este locutor bogotano no dejó de hacer las secciones de terror y la que más recuerda fue cuando recibió la llamada de una niña que solo dijo: “¿Abuelita? ¿Abuelita, dónde estás?”. Héctor, junto con su compañero de entonces, Daniel Trespalacios, quedaron en silencio del susto. Luego la grabación fue analizada por expertos y se descubrió que la voz pertenecía al espíritu de una pequeña que murió quemada junto a su abuela.
 
Lo más escalofriante vino después, cuando un parapsicólogo fue invitado al programa y  logró canalizar el fantasma, es decir, habló por intermedio suyo y contó que no encontraba a su abuelita que, increíblemente, también apareció en la emisora. Ambos espíritus se rencontraron, y se despidieron con un apagón en toda la sede de RCN Radio y el sector aledaño a la Caracas con calle 37. Héctor, en cierta forma, entrevistó a un fantasma y hasta el día de hoy siente escalofrío de este hecho inusual en la radio, que incluso fue llevado a la televisión por Discovery Channel.
 
Después de haber trasnochado por doce años, en la actualidad Héctor tiene que levantarse de lunes a viernes a las cuatro de la mañana. Es el director de La Cama, el matutino de Los 40 Principales. Su reto ahora es llevar el programa al puesto número uno de la radio juvenil, y por eso todo el tiempo está trabajando, bajo el principio que “para descansar está la eternidad”. Su secreto en la radio no es otro que ser auténtico y natural, como cualquier conversación entre amigos.
 
 
 

 DAHIANA RODRÍGUEZ


 
La voz femenina de Radiónica dice que en la radio uno aprende todos los días, ya sea de música, de edición de audio o de producción de invitados. Y lo bueno es que no tiene que estar maquillada y con tacón todos los días como sucede en la televisión, cosa que recientemente ha vivido al presentar el nuevo programa Señal Radiónica.
 
Dahiana trabajó gratis dos años para poder quedarse en la radio. Se inició en la Superestación, cuando la emisora todavía hacía parte del dial bogotano, y en donde aprendió de personajes como ‘Papuchis’, ‘El Capi’ y ‘Andrés Dj’. Después, Dahiana pasó a RCN Radio para participar en distintos programas deportivos, que la llevaron a cubrir camerinos en El Campín o compartir cabina con el famoso locutor Paché Andrade. Le gustaba mucho el fútbol, era hincha del Atlético Nacional y tenía una camiseta ‘chiviada’ con la firma de todos los jugadores; pero cuando salió de RCN y se fue para Radiónica, se alejó tanto del fútbol que incluso regaló la preciada prenda para un hincha verde.
 
Se considera una mujer casera. Ama dormir, comer bien y leer a Haruki Murakami. Un buen plan para ella es ir los domingos al Centro Cultural Gabriel García Márquez, buscar libros y almorzar ajiaco con oblea de postre. Recuerda que hace un año tuvo una temporada “durísima” de rumba, de salir casi todas las noches, y tal vez por eso hoy en día es muy juiciosa. También pasa mucho tiempo con su novio, pues trabaja con él en Radiónica.
 
A pesar de que estudió locución y producción en el Colegio Superior de Telecomunicaciones, Dahiana asegura que la radio solo se aprende al momento de vivirla, desde conectar cables hasta hablar por el micrófono. Sus secretos para calentar la voz son pronunciar la erre continuamente, leer en voz alta y reírse mucho, cosa que en ella es muy fácil de producir.
 
Dahiana dice que morirá feliz haciendo radio. Sueña con hacer doblajes para películas animadas o parodias de humor político, pero donde está no se cambia por nadie. “La locución me saca de este mundo y sufro cuando se me daña un audífono”, es lo que dice esta bogotana de 32 años que nunca le dice no a programar una canción de Daft Punk. De lunes a viernes al medio día, usted puede llamar a Radiónica y pedir “a la carta” las canciones que Dahiana se encargará de presentar.
 
 

 CAMILO GUZMÁN 

 
 
Cuando Camilo cursaba primer semestre de comunicación social en la Universidad de la Sabana, un día se cruzó con William Vinasco Ch., en Unicentro. Le habló y le dijo que quería hacer radio. El famoso locutor y empresario le propuso ir a sus emisoras, Vibra y Candela, a ver si de pronto había vacantes. Fue y todo estaba ocupado. Insistió, y al final le permitieron hacer crónicas para el programa de las mañanas de Vibra. Trabajó gratis un año y cuando ya tenía que irse, hubo una convocatoria para ser Disc-Jockey de Candela. Se presentó, quedó, y desde allí no ha dejado de hacer radio.
 
Durante toda su carrera, Camilo estudió y trabajó al mismo tiempo. Iba temprano a la emisora, salía para su universidad en Chía y regresaba a Bogotá al Canal 13, donde ha sido presentador de varios programas hasta el día de hoy. Cuando se graduó, optó por dejar la radio y la televisión para dedicarse a la publicidad; sin embargo, no tardó en regresar a las actividades que más lo hacen feliz. Actualmente, está en La Mega, como DJ y presentador de El Cartel, el programa número uno de la radio nocturna en Bogotá.
 
De domingo a jueves, de 8 a 12 de la noche, Daniel Tres Palacios y Camilo Guzmán reciben las llamadas de presos que leen cartas a sus novias, de campesinos que tienen una banda de metal o de celadores que cuentan historias de miedo. En fin, todo el mundo llama a El Cartel de La Mega, un programa que Camilo considera de un profundo carácter social a pesar de ser puro entretenimiento. Si usted lo sintoniza, no se asuste si escucha a un locutor diciéndole "estúpida y tonta" a una mujer que sospecha de las andanzas de su pareja. Camilo, como el bueno del paseo, trata de mediar entre su compañero y los oyentes, pero dice que a la gente se le habla duro para abrirle los ojos. Y por más que han recibido quejas de todas partes, los locutores tienen muy claro que la gente llama libremente y sabe lo que le espera.
 
Camilo confiesa que el reggaetón no es lo suyo, pero aun así no tiene ningún problema en trabajar en una emisora en donde prima este género musical. Entiende que la radio está segmentada y responde a formatos comerciales, aunque le gustaría estar en una estación de rock, su género preferido.
 
Por ahora disfruta mucho el contacto que tiene con el público joven. A sus 26 años se entiende muy bien con colegiales de 16, y les habla en su propio lenguaje. Tiene un club de fans, con presidenta y sucursales en distintas ciudades del país, y dice que esto solo le implica más responsabilidad con lo que hace y dice.  Está soltero desde hace año y medio, porque “es “jodido encontrar a alguien que le guste y entienda su ritmo de trabajo”.
 
 
 

 MARCELA ALARCÓN 


 
Cada domingo, cuando las calles de Bogotá son desérticas, Marcela comienza la semana laboral. Su programa Amanecer W inicia a las 10 de la noche y termina a las 5 de la mañana, pero ella continua el día como si a esa hora apenas se levantara, aunque algo de color rojo en sus ojos delata la falta de sueño durante el día. Sin embargo, ella dice que sí duerme. Poco, pero duerme.
 
El amor por la radio comenzó cuando tenía 15 años y llamaba a participar en las emisoras, al tiempo que se grababa en casetes para luego escucharse. No le gustaba su voz, cosa que la hacía llorar, pero tenía muy claro que quería hacer radio para vivir. Cuando cursaba segundo semestre de Comunicación Social y Periodismo, en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, la invitaron como público al desaparecido programa de televisión Propuesta Indecente, de Jaime Sánchez Cristo, en donde se contactó con un productor que años después la llamó para trabajar en RCN Radio.
 
Después de pasar por varias emisoras y oficios durante tres años, Marcela se fue a trabajar a la Revista Cromos pero solo le sirvió para darse cuenta que lo suyo estaba en los micrófonos y no en las letras. Luego, una vacante temporal en las madrugadas de La W fue el motivo para volver a la radio y quedarse, pues a punta de carisma, compañía y buena química con los oyentes se encargó de darle vida a una franja que no marcaba audiencia.
 
Entre las tantas experiencias no planeadas en cabina, una vez se escuchó al aire una conversación de Marcela con su novio. La culpa: no haber cerrado el canal del micrófono de la consola. En otra ocasión tuvo que aguantarse a un oyente que se obsesionó con ella solo por su voz, al punto que la esperaba casi todos los días a las afueras de Caracol Radio sin que ella se diera cuenta. Luego, el acosador le mandaba mensajes para decirle cómo y dónde la había visto. La cosa parecía inmanejable, hasta que un día los vigilantes de la empresa se lo quitaron de encima.
 
Marcela tiene una vida muy activa. Solo descansa los viernes y sábados, días que aprovecha para ir a cine, a restaurantes o salir con sus amigas. Además de la radio, trabaja en proyectos de televisión y es una ‘twittera’ muy activa que incluso tiene ‘amigos íntimos virtuales’. Le fascina imaginarse cómo es cada uno de los oyentes que la llaman a su programa y que cariñosamente le dicen 'radio princess'. Es bogotana, y el único indicio para saber su edad es que le quedan 45 años de vida laboral.

 

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