
SÍ SE PUEDE MORIR DE RISA
Aunque muchos estudios demuestran que la risa libera endorfinas que reducen el dolor, favorece la digestión al contraer los músculos del abdomen o baja los niveles de glucosa en la sangre, recuerde que un ataque prolongado puede ser causal de asfixia o aumentos acelerados en la frecuencia y ritmo cardiaco.
La hilaridad fatal precisamente es la manera técnica para definir los efectos fisiológicos que desencadena un ataque de risa. Las primeras referencias de este término de origen inglés se remontan a 1596, aunque algunos afirman que desde la Antigua Grecia ya existía.
Estos cinco personajes de diferentes épocas son la prueba reina que si es posible morir de la risa.
Lady Fitzherbert
A finales del siglo XVIII esta mujer murió después de asistir al teatro Drury Lane, donde disfrutó de The Beggar’s Opera del escritor británico John Gay. La pieza que fue protagonizada por el actor Charles Bannister, causó tanta gracia entre los asistentes especialmente en Fitzherbert, que le provocó un ataque de histeria en medio de su descontrolada risa. Dos días después murió en su casa como consecuencia de la presión en el pecho provocada por la risa histérica.
Calcas
Este filósofo griego del siglo XII a. C, además de sus aportes en el campo reflexivo y académico, se ha hecho popular por la forma en que murió. La historia cuenta que mientras plantaba una vid, un adivino predijo que nunca alcanzaría a probar las uvas de tales viñedos. La profecía se cumplió pues antes de dar el primer sorbo de la copa de vino de su cosecha tuvo un ataque de risa que acabo con su vida.
Alex Mirchell
Este constructor murió literalmente de risa viendo un capitulo de la serie The Goodies en marzo de 1975. El ingles tenía 50 años cuando sufrió un ataque cardiaco mientras veía un sketch del episodio Kung Fu Kapers. Veinticinco minutos de risa consecutiva fueron suficientes para que cayera infartado sobre el sofá de su sala.
Meses después la viuda hizo llegar una carta de agradecimiento al equipo de la serie por haber hecho de sus últimos minutos de vida, instantes llenos de alegría.
Ole Betzen
En 1989 el otorrino danés Ole Bentzen murió mientras veía la película Fish Called Wanda. Según estudios posteriores se calcula que el corazón de este personaje alcanzó un ritmo de 250 a 500 latidos por minuto provocándole un ataque súbito.
Damnoen Saen-um
Uno de los casos más recientes fue en el 2003 en Tailandia cuando el vendedor de helados Damnoen Saen-um de 52 años, murió de un ataque de risa mientras dormía. Todo parece indicar que un sueño fue el motivo de tanta gracia, por lo que dos minutos de risa fueron suficientes para causarle asfixia.