
El HOMBRE QUE ACABÓ CON LAS CORRIDAS DE TOROS
Por Paula Ricciulli
“Es un sentimiento muy fuerte dentro de ti, que te dice: si no haces nada, más seres vivos están muriendo, o siendo maltratados”, así describe Leonardo Anselmi la pasión que le produce ser activista a favor de los animales.
Dice que desde niño sintió una empatía natural con todos los seres vivientes, y, aunque ahora se arrepienta, también iba al circo con animales. Ya es ampliamente conocido que en su niñez y adolescencia bañaba y rescataba perros abandonados en las calles de su natal Rosario, Argentina.
Quería ser estrella de rock, pero pensó que ganaría más dinero si se dedicaba al marketing. Se mudó a Barcelona para encontrarse con su actual esposa, que conoció en un chat, y se convirtió en un exitoso asesor de mercadeo.
Caminando por el centro de Barcelona se encontró con una mesa informativa de una entidad defensora de los animales. Le regalaron el documental Earthlings, acerca de la relación del ser humano con otras especies, y le impactó.
“Al ver ese documental, pensé que no quería seguir siendo responsable por el sufrimiento de más animales”, así que se hizo vegetariano, y empezó a interesarse por esa organización.
Les dijo que no tenía mucho tiempo, pues trabajaba como asesor estratégico en una multinacional, pero les ofreció su ayuda. “Resulta que las organizaciones animalistas sí les hacía falta conocimiento de marketing”.
“Dormía menos horas, dejé de ver a mis amigos, de ir a cine e incluso llegué a meter el activismo en mis horas de trabajo, hasta que tuve que dejar de hacer lo que hacía, no podía conmigo mismo. Me extorsionaba la idea de que más animales estaban muriendo si no actuaba”.
Se convirtió en el portavoz de la plataforma Prou! (significa “basta” en catalán), que agrupa a todas las organizaciones animalistas de Cataluña, y en diciembre de 2009 creó la iniciativa popular para abolir de manera definitiva la tauromaquia en esta provincia española.
“Teníamos que recoger 50 mil firmas en cuatro meses. Recogimos casi cuatro veces más, unas 180 mil. Luego, esta iniciativa fue presentada al parlamento como una ley, fue algo realmente emocionante”.
Luego de una primera votación, en la que el grupo de Leonardo ganó por nueve votos, vinieron las comparecencias, donde taurinos y abolicionistas expusieron sus argumentos. “Los taurinos no tienen ninguna razón para defender esto, las nuestras son miles y más fuertes: científicas, morales, sociales, culturales, en todos los sentidos, mientras ellos se limitaban a decir, en diferentes palabras esto me gusta y como me gusta, quiero seguir haciéndolo”.
El 28 de julio de 2010, por 13 votos de diferencia, la corrida de toros fue abolida en Cataluña, a través de una ley que sólo se hará efectiva hasta enero de 2012. Leonardo hace mucho énfasis en la palabra abolir, pues para él, tiene un significado mayor que “prohibir”. "La abolición tiene un componente moral, lo que significa que no se puede volver atrás”.
Pero no todo fue tan sencillo. Mientras realizaba esta iniciativa, recibió amenazas de muerte. “Es algo natural en la vida del activista. Nunca pensé que fuera a ser de otra manera. Tampoco lo hice muy público, pues no quiero generalizar a todo un grupo de personas que van a corrida de toros que son respetuosas, y no representan a los cinco idiotas que me amenazaron”.
“Mentiría si dijera que no temí por mi vida, pero mis convicciones fueron más fuertes que mi miedo".
Leonardo reconoce la fuerte tradición cultural de la tauromaquia. Sin embargo, piensa que no es una razón suficiente para que esta práctica se mantenga. “Si todo está permitido en nombre del arte, en algún momento dejará de ser algo bueno para los seres humanos”.
“Esa tradición cultural sirve más bien para explicar por qué se ha mantenido durante tantos años y porqué los taurinos lo son, pero no justifica la violencia. El nacismo también es cultura, y no por eso debamos volver a él”.
“Si pudiera hablar con un torero le diría que me perdone, pero no creo que lo que haga sea un arte. Si realmente es un artista, tendrá la sensibilidad para dedicarse a la pintura, o a la música”.
Aunque sea difícil de creer, Leonardo no odia a los taurinos. “Yo no soy antitaurino. Condeno que les digan sádicos o asesinos. Ellos no tienen la culpa. La culpa es de nuestra educación que nos enseñó que hay animales para comer y animales para acariciar”.
Más allá de la abolición de la corrida de toros, la idea de Leonardo es acabar con toda forma de violencia. “Todos estamos de acuerdo en que la violencia no nos ha llevado a nada, solamente a lastimarnos y generar guerras. Me opongo a la corrida de toros como me opongo a toda forma de violencia, estoy a favor de la paz”.
“Violencia es violencia, no importa quién sea la víctima. Animales y humanos compartimos una cosa: todos podemos sufrir. Tenemos un sistema nervioso, interpretamos y sentimos. Invoco a la juventud a manifestarse contra la violencia y una excelente forma de hacerlo es rechazar el maltrato animal”.
Leonardo pasó de ser vegetariano a vegano (no consume ningún producto de origen animal), pues sueña con un mundo en el que los seres humanos no dependamos de los animales. “De pronto en 300 años se acaban las corridas de toros y toda la gente se vuelva vegetariana, como hace miles de años parecía imposible abolir la esclavitud humana”.
“Probablemente los animalistas tengamos que esperar mucho más para que los seres humanos tratemos a los animales con consideración y respeto. Si existe una alternativa al sufrimiento de un animal, debemos optar por ella".
Él es optimista, pues está convencido de que las corridas de toros de van a acabar. “No porque lo digamos los abolicionistas, sino porque la moral de la época las está pisoteando. No se sostienen, invierten fortunas en mantener este espectáculo y siempre va para atrás, hay menos gente, menos corridas. Los turistas prefieren ver los toros sanos que vomitando sangre”.
Leonardo espera seguir cambiando la opinión de muchas personas frente a la corrida de toros y la defensa a los animales. “Lo he logrado con algunos y eso me llena de esperanza. Mi objetivo no es vencer, es convencer”.