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Cartel Urbano
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ESPERANDO NADA

Conocimiento vulgar
Por Ángel Carrillo
@einyeah


En los años 80, y otro tanto de los 90, cuando aún me tomaba la molestia de hacer listas de regalos y listas de deseos para el año entrante, me fue atropellando la desilusión. La ineptitud en el cumplimiento de mis deseos me llevó a evitarlos; a no desear nada, a no pedir nada. Ahora, y desde hace varios años ya, no pido: doy gracias. Hago una lista de agradecimiento por lo malo, lo bueno, lo que fue y lo que, por azares de la vida, no fue. Así este año, entonces, doy gracias:

1. Por Walter White.

2. Por la diatriba que publicó Redactores Publicitarios en respuesta a mi texto “La vida después de la publicidad”: esos párrafos que desataron un Free press endemoniado, envidiable, y que dirigió, irónicamente, toda la atención del público a una columna escrita con cabal franqueza. Un texto que odiaron y amaron. Un texto que —aunque nunca lo esperé— levantó más de una voz sorda. Que incomodó: que dijo lo que tenía que ser dicho hacía ya un buen tiempo.

3. Por Justin Bieber y su visita a Colombia: tamaña bofetada justo en la mejilla de la autoridad nacional, que evidenció frente al ojo público, una vez más, la incompetencia de una institución pancista y frágil.

4. Por un adormecedor Nobel de literatura: leer “Ficción”, por ejemplo, el cuento más largo y aburrido al que me he enfrentado, escrito por Alice Munro, fomenta —en total función del reproche y la insatisfacción; en forma de protesta intelectual— la escritura creativa, la narrativa dinámica, la prosa seductora, el ritmo; el cuento como lo planteó el no-Nobel Julio Cortázar (y no como lo hace Munro): “(…)en ese combate que se entabla entre un texto apasionante y su lector, la novela gana siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar por nocaut”. Pero así son los premios en general: inesperados; a veces dolorosos como el Simón Bolívar que ganó Vicky Dávila.

5. Por Jesse Pinkman (y acá sobran las palabras nuevamente).

6. Por la inagotable fuente de sabiduría que la política mundial nutre a diario: por la multiplicación de los penes.

7. Por el asesino más inicuo, sangriento, sádico y brillante del siglo: George R. R. Martin.

8. Por el procurador Ordóñez, por Petro: finalmente entendimos que el voto no es un sello que garantice la democracia ni la voluntad de un pueblo. Que la constitución es una novela de ficción igual que la biblia. Igual que “La carretera” de McCarthy, igual que “La niebla” de Stephen King. Igual.

9. Por Mac Demarco que es, en síntesis, un idiota con buen ritmo: llegó a mí este año como un rayo, seguro de que no caería dos veces en el mismo lugar. Y acá sigue, en mi reproductor.

10. Por Plano Americano: 407 páginas escritas por Leila Guerriero —a quien he citado incansablemente por ser lo más cercano a una maestra de periodismo que he tenido— en las que recoge veintiún textos exquisitos sobre personajes extraños, fracasados, exitosos o muertos. Y que empieza así: “Es un hombre pero podría ser otra cosa: una catástrofe, un rugido, el viento. Sentado en una butaca cubierta por una manta, viste camisa de jean, un suéter beige que tiene varios agujeros, un pantalón de corderoy. A sus espaldas, una puerta corrediza separa la sala de un balcón en el que se ven dos sillas y, más allá, un terreno cubierto por plantas, por arbustos. Después, el océano pacífico, las olas que muerden las rocas como corazones negros”. ¿Ven?, exquisito.

Todo esto y eso otro que no recuerdo con precisión, que no retengo, que la mala memoria me ha robado, me lo han concedido sin pedirlo. Sin desearlo, sin pensarlo. Así deben ser las cosas y así debemos permanecer: esperando nada.

Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Cartel Media S.A.S.

 

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