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¿QUÉ VEN LOS JÓVENES EN EL ROCK N' ROLL?

Así se hablaba del rock hace casi 50 años. Compartimos con ustedes un artículo de la revista Selecciones del Reader's Digest, publicado en abril de 1965, sobre un género entonces nuevo en el mundo de la música.

Ese tipo de música, tan machacante como familiar al oído, constituye un fenómeno de nuestro tiempo… y ha echado raíces profundas en todos los países.

Por Jeremy Larner.

¿A qué se debe que la música de rock n roll conserve una popularidad sin precedentes? Desde su aparición, hacia 1954, se la ha censurado porque “habla a lo más bajo del hombre”, “desata la animalidad y la vulgaridad”. Muchas iglesias y organismos sociales, indignados tras las revueltas de adolescentes que se produjeron  en varias ciudades al terminar unos conciertos, han venido pidiendo con insistencia que se prohíba el rock n' roll.

Sin embargo, contra viento y marea, el rock n' roll goza de una popularidad que va mucho más allá de los simples caprichos de la moda. Y es que esta música responde a una necesidad emotiva de raigambre muy profunda; a una necesidad que se satisface con el ingrediente básico de todo rock n' roll: su ritmo insistente, tan sencillo como pesado.

En lugar de la estructura melódica tradicional formada por 32 compases, los compositores de música de rock n roll repiten una y otra vez las melodías de  8 o de 12 compases. El instrumento más utilizado para tocarlo es la guitarra eléctrica. Y, sea cual sea la nacionalidad del intérprete, parece que es indispensable imitar las inflexiones de voz de las tonadas negras y campesinas de los Estados Unidos. Tanto es así, que Los Beatles, criados, como se sabe, en Liverpool (Inglaterra); cantan con acento del Tenesí rural.


Cuando el oyente se entrega al ritmo, su mente parece liberarse de las ataduras que la mantienen dentro del tiempo y el espacio. Ya no se siente un extraño en el ambiente que lo rodea. Dijérase que el arduo mundo exterior se torna confuso e irreal. La única realidad es el latido del pulso;  no hay más proyección que el ritmo.

The Beatles lanzaron este álbum dos meses después de la publicación de este artículo. 

Las preocupaciones terrenales quedan sumergidas por una oleada de creciente exaltación.  Sueño y soñador se funden, sentimientos y objetos se amalgaman; el universo entero queda comprimido dentro del ambiente rítmico, en el que todas las cosas se unifican para golpear hacia adelante, al compás, con una regularidad innegable.

El rock n' roll es la única forma musical de nuestro tiempo que busca esos efectos en forma exclusiva. Claro que también se pueden obtener con el jazz, pongamos por caso. Pero la esencia del jazz es su constante improvisación, una improvisación que se alimenta de una infinita variedad de estados de ánimo y que requiere una atención tan absoluta como continua. El rock n' roll, por el contrario, adormece la capacidad de  mantenerse atento.

Sus sacudidas incesantes tienden a crear una especie de monotonía hipnótica. Desde ese punto de vista, el rock n' roll es la más reciente manifestación de la serie de ritos practicados desde la más remota antigüedad con el propósito de provocar un éxtasis de carácter místico, relacionado con fenómenos religiosos casi siempre.

Así pues como ofrece ese tipo de satisfacción emocional, el rock n' roll ha recorrido el mundo con un éxito desconocido en otros tipos de música popular. En Inglaterra, por ejemplo, cada vez que se exhibe una película de Elvis Presley o de Bil Halley, antiguo intérprete de canciones campiranas de los Estados Unidos, fue también contratado para actuar e persona en una fiesta organizada para celebrar los 21 años del duque de Kent.

Sin embargo, son los chicos y chicas de 13 a 15 años los que compran la mayor parte de los discos de rock n'roll. Parece ser que todos los chicos de esa edad coleccionan discos de 45 revoluciones. Un compositor del género me explicaba que “entre los 13 y los 15 años, los jovencitos formaban una verdadera comunidad. Todo lo hacen juntos y de modo idéntico. Después se dispersan, cada cual toma su camino y adopta un conformismo de un tipo más complejo”.

No obstante, cuando el adolescente está preparado para iniciar una vida más compleja, el rock n roll se ha convertido en parte integrante de su conformación mental. Y es que esa música ha desempeñado un papel definitivo en la preparación del joven para “abrir los ojos”.

De allí en adelante, aun cuando deje de comprar discos del género, seguirá aceptando el rock n' roll como uno de los ruidos de fondo de su vida cotidiana, de la misma manera que los habitantes de las ciudades aceptan el incesante barullo del tráfico. Debemos preguntarnos, por consiguiente, a qué se debe que, en nuestra época, con la llegada de la pubertad, las nuevas generaciones se vuelvan tan adictas al rock n' roll. ¿Qué es lo que les proporciona esta música?

Quiéranlo o no, el adolescente tiene que enfrentarse con el problema de ser un adulto. La infancia queda lejos y sus oportunidades para jugar se reducen cada día que pasa. Es hora de empezar  a tomar esas decisiones que lo limitarán a un tipo dado de enseñanza, a una ocupación y a una compañera. Al precio que sea y como sea tendrá que ajustarse a una sociedad de ese tipo y vivir de acuerdo con sus valores.

Al renunciar a su infancia, renuncia también a su preciosa libertad sin responsabilidades. Por eso es inevitable que el muchacho sienta una inmensa frustración y, simultáneamente, la necesidad de expresar esa frustración sin cortapisas. Yo sostengo que el rock n roll presta un doble servicio a los jovencitos. Los hace sociables y, al mismo tiempo, sirve de escape inocente a sus sentimientos antisociales.

¿Es esto una contradicción? Y bien, ¿por qué no? En la misa medida, muchos adultos de nuestra época se fortifican por medio de estimulantes, para buscar luego la calma que les proporcionan las drogas tranquilizadoras. Buena parte de la aparente estabilidad de nuestra sociedad  se mantiene gracias a determinadas fuerzas que, como el rock n roll, producen la agitación con el único objeto de mitigarla.

El rock n roll actúa de dos modos distintos a la vez. Al parecer incita al tumulto y a la destrucción; pero es de notar que también disipa los impulsos tumultuosos y destructivos, antes de que éstos se conviertan en acciones. Aun cuando la letra del rock n roll parezca llevar un mensaje “saludable”, el ritmo sigue su marcha construyendo orgiásticamente las más salvajes fantasías.

En pocas palabras: al entregarse al rock n roll, los chicos aprenden a encauzar su descontento y sus impulsos agresivos. Esto no quiere decir que los encaucen porque los entiendan o los analicen, ni que se lancen a una rebelión consciente contra las normas sociales. Por el contrario, se someten a través de una purga manufacturada.

El amor es un problema crucial para la juventud. Apenas los adolescentes empiezan a interesarse en lo sexual nuestra cultura los encauza hacia el matrimonio y la formación de una familia. Las canciones populares de la generación anterior cubrían también de adornos sentimentales los valores del “amor verdadero”.

El rock n roll trata la idea del “amor verdadero” con su duplicidad característica. Si la letra, por lo general, no se rebela ante se concepto, la música expresa el oculto deseo de hacerlo trizas y de atacarlo a ciegas. Tomemos por ejemplo Bye Bye Love, que tanto éxito tuvo en los últimos años. Aunque su letra hable con familiaridad de las penas del amor y del corazón destrozado por la falta de ese “amor verdadero”, las sacudidas rítmicas de la canción trasmiten un sentimiento totalmente distinto: el de marchar sin descanso, por encima de los sufrimientos amorosos y de las dificultades.

Bye Bye Love de The Every Brothers es la canción a la que se refiere el artículo. Escúchela aquí.

De esa manera, el adolescente puede cumplir con la formalidad de rendir pleitesía a determinados sentimientos, de los que la música se ha independizado por completo. Así, a la vez que expresa el conflicto en que lo colocan las actitudes convencionales hacia el amor el sexo, encuentra el medio de establecer una tregua con ellas.

Pero ese no es el único modo como el rock n’ roll ayuda salvar el abismo que media entre la infancia y el mundo amenazador de la independencia de los mayores. Los adolescentes representan, por otra parte, una verdadera fuerza económica en el momento actual, ya que, literalmente, gasta miles de millones de dólares al año en sus diversas compras. Para ellos el rock n roll representa un producto especial con el que se identifican plenamente. Otras personas podrán escuchar la misma música; pero el rock n roll pertenece a los jovencitos; ellos son quienes lo pagan.

Además, el que muchos adultos sientan aversión por el rock n' roll, significa desde el punto de vista de los adolescentes una ventaja más: la juventud quiere desafiar al mundo de los mayores  con algo poderoso que les pertenezca completamente, aunque ese desafío sea más una competencia que una rebelión.

Y eso es justamente lo malo del rock n’ roll: que acepta y rechaza al mismo tiempo los valores de nuestra sociedad, sin pasar por la etapa de los interrogantes. En ningún momento hay el esfuerzo de encararse con la realidad. El rock n' roll es la música de los chicos que son, alternativamente, rebeldes resentidos y hombres adaptados al mundo de hoy, o tal vez, rebeldes resentidos en vías de adaptación.
 

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