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FRIDA KAHLO, ÍCONO DE LA MODA

A propósito de la exposición Las apariencias engañan: los vestidos de Frida Kahlo, destacamos las claves del estilo que la hizo un referente obligado, tanto en el arte como en la moda.

Por Paula Ricciulli

Después de estar bajo llave por más de cincuenta años (a petición de su esposo, el también artista Diego Rivera), el contenido del clóset de Frida Kahlo al fin sale a la luz, gracias a la exposición Las apariencias engañan: los vestidos de Frida Kahlo, que tendrá un total de 22 atuendos de la pintora, y profundiza sobre su relación con la moda y el vestuario.

Esta muestra, que se inaugura el 22 de noviembre en La Casa Azul (como se conoce el Museo de Frida) en México D.F, se realiza en conjunto con la revista Vogue México, que también preparó una edición especial dedicada a la artista.

(Portada de la última edición de Vogue México con foto de Nickolas Muray)

Por su estilo autóctono, Frida se diferenció de las demás mujeres de la época, con vestidos entallados y pelo perfectamente peinado. Estas son algunas de las claves de su vida y obra que determinan en gran medida el estilo personal que ha inspirado a miles en el último siglo.

Raíces mexicanas

Para muchos, la obra de Frida Kahlo no solo refleja su vida personal y un importante periodo artístico, sino una etapa de cambios sociales y culturales en México después de la revolución.

Fue una época en la que las personas buscaban separarse de las costumbres afrancesadas que había dejado el mandato de Porfirio Díaz, para reencontrarse con sus raíces culturales y étnicas. 

Precisamente, en este periodo fue que el muralismo, movimiento artístico posrevolucionario  que consistió en uno de los primeros esfuerzos  por consolidar una estética netamente mexicana, tuvo su auge. Como su mayor exponente estaba Diego Rivera, esposo de Frida.

(Algunas de las obras de Diego Rivera, principal exponente del muralismo y esposo de Frida, que dan cuenta de su preocupación por volver a los elementos autóctonos mexicanos).

Esa búsqueda de la identidad propia mexicana también fue una prioridad para Frida, y se refleja no solo en sus obras sino también en su vestuario.

Se dice que Frida compraba las telas y acudía a costureras tehuanas para la confección de sus prendas, muy influenciadas por esta región de México, que comprende los estados de Oaxaca, Chiapas, Tabasco y Veracruz.

El traje tradicional tehuana constaba de una falda amplia y una blusa llamada huipil, con flores bordadas en colores vivos sobre telas como terciopelo o satín, a menudo acompañado con cadenas de oro y grandes joyas. No hay dos iguales.

(Foto de Nickolas Muray)

Vestido como símbolo artístico

Es claro que para hablar de Frida no solo se debe hablar del contexto social, sino también de su vida personal, pues, como ella misma lo afirmó alguna vez,  “me retrato a mí misma porque soy el motivo que mejor conozco”.

Por eso, el vestido en sus obras estaba también dotado de gran carga simbólica. Un ejemplo es Autorretrato en la frontera de México y Estados Unidos (1932), en el que se pintó a sí misma usando un vestido rosado de seda que no tiene nada que ver con su estilo personal, para representar su tristeza al estar fuera de México.

Igual es el caso de Mi vestido cuelga aquí, en el que el vestido representa su desolación ante la opulencia y derroche de Nueva York.


 

En Las dos Fridas, el vestido también es usado para representar dos etapas de su vida. La de la derecha, simboliza a una Frida llena de fuerza, sosteniendo un camafeo con la foto de Diego y el corazón completo, mientras que la de la izquierda, vestida con una indumentaria totalmente distinta, es una Frida que Diego ya no ama, de ahí el corazón roto y la sangre salpicando su falda.

Androginia

La irreverencia ante las convenciones de masculinidad y feminidad es también constante en la vida y obra de Frida. 

Aunque es recordada por sus faldas largas y floreadas, cuando se unió a Las Cachuchas (grupo político de su época de colegio) era frecuente que usara ropa de hombre, así como muchas mujeres que habrían de ser consideradas también íconos de la moda, como la actriz alemana Marlene Dietrich. 

(Arriba Frida vestida de hombre, con sus hermanas Adriana y Cristina, y primos Carmen y Carlos Verasa. Foto de Guillermo Kahlo, 1926. Abajo la actriz alemana Marlene Dietrich).


En su obra, Autorretrato de pelo cortado, Frida  se presenta muy masculina: vestida de hombre y con el pelo corto, aunque con un arete.

Pero aun en su faceta más femenina, hay un rasgo que no pasa inadvertido: el bigote, solo que, a diferencia de las criollas que se dejaban el bigote para dar cuenta de su ascendencia blanca y separarse de las indígenas, para Frida tenía el propósito de revelar su dimensión masculina.

Por eso, muchos no dudan de la androginia de Frida, y cómo conservaba elementos de ambos sexos: la ternura de mujer cuando se vestía de hombre, y cierta masculinidad aún en sus atuendos más femeninos.

Esa mezcla de masculinidad y feminidad junto a tradición mexicana y las pinturas que representan su vida personal la ha convertido en una verdadera inspiración para diseñadores, y creativos en general en todo el mundo.

(Parte de un aviso de la colección de Jean Paul Gaultier de 1998 , en la que el diseñador de apropia de su estética, mientras incorpora también algunos de sus detalles)

(Riccardo Tisci de Givency también se inspiró en Frida para los bordados y detalles de su colección otoño-invierno 2010). 

 

(Un diseño de la japonesa Rei KawaKubo, en el que es evidente la influencia de Frida). 

Los diseñadores no son los únicos que han encontrado inspiración en el estilo de Frida. Cantantes como Gwen Stefani o Lana del Rey se han apropiado de sus icónicas trenzas y flores.

(Gwen Stefani y Lana del Rey, dos de las que se han apropiado del estilo de Frida)

 

Más sobre la exposición Las apariencias engañan: los vestidos de Frida Kahlo aquí

Con información de: Frida Kahlo, vida y trabajo de Lucía Chen.

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