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BARBISIO, LA PRIMERA FÁBRICA DE SOMBREROS

Por: Sebastán Narváez Nuñéz
 
Por: Sebastán Narváez Nuñéz
 
El sueño de tres hermanos italianos llegó a Colombia hace 65 años con la idea de abrir el mercado latinoamericano del sombrero tradicional europeo. Entraron por Barranquilla con un cargamento de los sombreros más famosos y apetecidos en Europa y terminaron instalándose en Bogotá gracias a la gran acogida de un público que ya estaba acostumbrado a vestir una prenda que se convirtió en un accesorio indispensable y, claro, sinónimo de clase, estilo, elegancia y distinción.
 
Fueron los hermanos Lacoracca los responsables de  ponerle el sombrero a Colombia, los mismos que por más de  medio siglo de historia han vestido las cabezas de políticos, músicos, deportistas, personajes de la farándula y gente del común. Esta es la excusa para hacerle un homenaje a “La primera fábrica de sombreros”. 

Escondida entre las calles del barrio Ricaurte se encuentra Barbisio Columbus, la primera y una de las pocas fábricas de sombreros que le quedan a Bogotá, una empresa que abarca media cuadra en plena zona industrial y comercial del centro-oriente de la ciudad. La fábrica tiene el aire de los años 50 desde el casillero que marca la entrada y salida de los trabajadores, hasta algunos de los teléfonos de disco de la planta. Claro también está la campana que anuncia las horas de descanso, el almuerzo y la salida. 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Importantes personajes de la historia colombiana han lucido un Barbisio: el presidente Alberto Lleras Camargo, Jorge Eliécer Gaitán o el ‘cura guerrillero’ Camilo Torres. Incluso, dice Vicente Rincón, el vendedor más antiguo de la fábrica y en quien residen varios de los recuerdos más preciados de la compañía, que el mismo Mono Jojoy, vestido como cualquier parroquiano, llegó una tarde a la tienda del centro de Bogotá buscando un acompañamiento para su cabeza.
 
También Vicente dice que el fallecido presidente Guillermo León Valencia pasó a la historia de la fábrica por ser el cliente más cabezón al que se le hizo un sombrero: 65 centímetros medía su centro de operaciones.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
También Marcelo Cezán, Franco de Vita, Jorge Veloza, el Checo Acosta, Carlos Vives, Miguel Varoni, Veronica Orozco, Victor Mora y Amparo Grisales hacen parte del sinfín de personajes de la farsándula criolla que han lucido un Barbisio.

Para la producción de los 50.000 sombreros que se hacen cada año es necesario el pelo de 150.000 conejos procedentes de Bélgica y Portugal, pero también existen otros sucedáneos como paja y alga marina. El proceso de elaboración de un sombrero empieza con la limpieza del pelo, después se acopla el material en un molde para pasarlo a una máquina que compacta las fibras. De ahí sale a la tintorería y a los acabados.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Un 95 por ciento del proceso de producción es hecho a mano en una fábrica donde trabajan 44 personas. Muchos de los empleados vienen de familias que han dedicado toda su vida a la fabricación de sombreros, son hijos o nietos de quienes empezaron labores con la compañía hace 65 años.
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Pero no todo ha sido color de  rosa, el uso del sombrero ha caído en los últimos años. Antes todos lo usaban (en la década de los 60 en Bogotá habían 35 tiendas que podían abastecer a toda Latinoamérica), pero “la moda le quitó el sombrero a la gente”, o por lo menos eso piensa Bruno Lacoracca, dueño de la fábrica. 

Pero por contradictorio que parezca, la misma moda es la que le ha permitido sobrevivir a los Barbisio, pues han aprovechado las tendencias que imponen ciertos músicos para sobrevivir en un mercado cada vez más complicado. Aprovechando que muchos de sus fanáticos adoptan los estilos de sus artistas favoritos hoy los sombreros se venden gracias a gente como Axl Rose, los Jonas Brothers, Jamiroquai, Slash y hasta Jorge Velosa. ¡Larga vida al sombrero!
 
 
Fotos por: Hugo Rubiano.
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Video por: Julio Ricaurte


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