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LAS EDADES DEL VIBRADOR

Se hizo famoso en el siglo XIX porque sus promotores aseguraban que curaba la histeria femenina. El siglo XX lo elevó al honroso título de “mejor amigo de las mujeres”. La madera, la piedra, los motores de vapor, la elec- tricidad y hasta la boñiga de camello han formado parte de la evolución del más famoso de los juguetes eróticos.

 

COMPAÑERO DE PIEDRA PULIDA

Este vibrador tiene veinte centímetros de longitud, tres de diá- metro y 300 siglos de antigüedad. Las mujeres del periodo de las cavernas fueron pioneras en el uso de complementos sexua- les, y los falos de piedra pulida eran sus favoritos. Desde el año 3.000 hasta los albores de la era cristiana, las egipcias y las griegas se masturbaban con penes de madera recubiertos de aceite de oliva, que se conocían como olisbos. En el antiguo Oriente, los consoladores se elaboraban con boñiga seca de ca- mello, revestida de una resina sólida.

 

 

PLACER DE VAPOR:

 

En el siglo XIX, las mujeres más liberales empezaron a incrementar el vo- lumen de sus “malos pensamientos” y a padecer de ansiedad, exceso de lubricación vaginal e irritabilidad. Como el placer sexual era prohibido para ellas, aquellos síntomas dieron origen a una nueva enfermedad: la histeria. Para tratarla, el médico masajeaba el clítoris de la paciente hasta llevarla al “paroxismo histérico”, que no era otra cosa que el orgasmo. Pero como no había suficientes dedos masculinos para masturbar a tantas mujeres, en 1869 el médico norteamericano George Taylor inventó el primer vibrador de la era moderna: una máquina del tamaño de un sillón, que funcionaba con un motorcito de vapor.

 

 

 

EL MECÁNICO MANUAL:

Desde principios del siglo XX, los vibradores dejaron de ser de uso exclusivo de los médicos y comenzaron a comercializarse. Si bien ya existían algunos prototipos que funcionaban con pilas y electricidad, los llamados “vibradores manivela” eran los más populares por su bajo costo y porque su funcionamiento dependía únicamente de la resistencia de la muñeca. Al mover una palanca que hacía girar un trozo de goma, se estimulaba el clítoris directamente. En 1905, la compañía británica Macaura patentó este objeto que se vendía como “circulador de sangre”, pues al masajear el cuerpo favorecía la circula- ción sanguínea.

 

 

ELECTRODOMÉSTICO SEXUAL

Después de la máquina de coser, el ventilador, la tetera y la tostadora, el vibrador fue el quinto aparato doméstico en ser electrificado. Aunque algunos se ofrecían en el mercado como masajeadores corporales, su uso estaba implícitamente enfocado en las más íntimas necesidades femeninas. Todos los modelos de consoladores eléctricos tenían la forma de un secador de pelo y funcionaban con pilas, se conectaban a un enchufe o a la boquilla de un bombillo. El efecto vibratorio cam- biaba según los tipos de estimuladores que incluía el aparato. Este fue el vibrador más común hasta los años cuarenta.

 

 

EL AMIGO DE PLÁSTICO:

En la década de los treinta, cuando el vibrador hizo su aparición en fotografías y películas pornográficas, dejó de ser un artefacto hogareño que se promocionaba en los periódicos y adquirió la connotación negativa de objeto de perversión sexual. A causa de esto prácticamente desapareció del mercado durante más de dos décadas, hasta que en 1952 la Asociación Americana de Psiquiatría declaró que la histeria femenina no era una enfermedad sino un mito pasado de moda. De esta manera los vibradores recuperaron su importancia en la vida cotidiana, pero ahora ligados a sus múltiples beneficios sexuales. A partir de los sesenta, se diseñaron vibradores de plástico duro que simulaban penes reales.

 

 

EL MARIPOSA:

En 1977, la sexóloga estadounidense Joani Blank abrió la tienda Good Vibrations, el primer sex shop de su país especializado en el público feminino. Blank inventó el Venus Butterfly Vibrator, un juguete que se amarraba con tirantes al cuerpo, de tal manera que la mujer sólo tenía que concentrarse en sentir placer. Este vibrador, que funcionaba con dos pilas, tenía la forma de una mariposa que cubría la vulva y el clítoris. Hoy en día, bajo el mismo sistema de amarre, algunos de estos vibradores incluyen un pene generoso para que la mujer pueda, además, gozar de la penetración.

 

 

EL CONEJO LA DUPLA PERFECTA:

El clásico noventero de los vibradores se llama “el conejo”, bautizado así por- que, aparte de tener un falo rotatorio, cuenta con un estimulador de clítoris que se asemeja a un par de orejas de conejo. Los fabricantes japoneses que se lo inventaron se inspiraron en la pose en la que el hombre penetra a la mujer mientras le acaricia el clítoris. Ambas partes del juguete vibran a la velocidad que la persona prefiera, lo que aumenta las probabilidades de llegar al orgasmo. Se hizo famoso en 1998, cuando fue la estrella invitada a un capítulo de la serie norteamericana Sex and the City.

 

 

DE ÚLTIMA GENERACIÓN:

El siglo XXI ha sido tes- tigo de la combinación de tecnología y placer sexual. Para aquellas que han fantaseado con la idea de llevar su juguete a todas partes, pero sin tener que cargar en el bolso la réplica de un pene grande, los vibradores tipo huevo o bala son la mejor opción. De plástico o de metal, su tamaño es similar al de un lápiz labial y puede usarse en cualquier lugar de la vagina. Y si ya existen tangas que vibran a control remoto o consoladores que funcionan al ritmo de las canciones del iPod, seguramente vendrán muchos más vibradores que seguirán cambiando las formas de concebir el sexo.

 

 

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