
¿QUÉ ES EL AMBIENTALISMO MENTAL?
La mente, al igual que el planeta, también se contamina.
Así como nuestro planeta es víctima de la contaminación, lo mismo sucede con nuestra mente. Ese es el planteamiento básico del Ambientalismo mental, o Mental environmentalism, un término que se refiere a la suma de influencias que recibe nuestro pensamiento constantemente.
Para el ambientalismo mental, los problemas ecológicos y sociales que actualmente enfrenta la humanidad son causados en su mayoría por el exceso de publicidad consumista que recibimos a diario.
Así lo describe Adbusters, organización canadiense anticapitalista abanderada de este movimiento, que se manifiesta contra el consumo excesivo a través de campañas como el Día de no comprar nada, o La semana de la desintoxicación digital, entre otras.
Se cree que el primero en hablar del ambientalismo mental fue el escritor Emile Zolá, que en 1886 escribe un cuento sobre un hombre que muere a causa de los mensajes publicitarios.
En los setenta, la escritora Susan Sontag también se refirió al tema. En su ensayo On Photography (Sobre fotografía), la autora habla sobre cómo las sociedades industriales convierten a los individuos en adictos a la imagen, “la forma más irresistible de contaminación mental”.
Para el escritor ambientalista Bill McKibben, el ambientalismo mental debe ser la mayor lucha social de nuestra era. Culture Jam, de Kalle Lasn (co fundadora de Adbusters), es considerado el manifiesto de este movimiento, y hace una invitación a luchar por una sociedad menos mentalmente contaminada.
“Vamos a estancar a los mercaderistas de la cultura pop y llevar a su fin su fábrica de imágenes. En los escombros de la vieja cultura, construiremos una nueva, con corazón y alma no comercial”, dice Lasn.
En el artículo Ecología de la mente, Lasn identifica los principales contaminantes mentales de nuestro tiempo:
El ruido. Celulares, reproductores, sonidos industriales. Parece que cada vez es más difícil estar en completo silencio.
Las “infotoxinas”. Según Adbusters, el estadounidense promedio está expuesto a más de 3 mil mensajes comerciales al día. Recibimos información publicitaria constantemente y aún no se han comprobado sus efectos en nuestra mente.
Pérdida de empatía. La publicidad se centra en el individualismo y con el constante flujo de imágenes violentas de los medios se nos hace cada vez más difícil solidarizarnos con el otro.
Pérdida de diversidad informativa. Con Internet, la misma información se viraliza en minutos, muchas veces sin contexto, o poca profundidad.
Fragmentación de nuestra mente. Cada vez nos vemos expuestos a una mayor cantidad de información y eso ocasiona que nos sea más difícil concentrarnos en algo específico (Vea ¿Sufre usted de infoxicación?).
Fin de la cultura. Se ha perdido el valor de lo innovador. Ahora, gran parte de la cultura consiste en reinterpretaciones de lo que ya han hecho otros.
Más sobre el ambientalismo mental aquí.
Imagen: James Porto (Adbusters).