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MIS 5 PELICULAS COLOMBIANAS

Por Darío Rodríguez*


EL RÍO DE LAS TUMBAS (1964) Dir. Julio Luzardo.
Como pocos, Luzardo aprovechó el río Magdalena para crear un ícono que nos representa a todos. Los tipos humanos distintivos de nuestra nación ya están presentes aquí. Después el propio cine colombiano los convertiría en costumbrismo. La historia de "El río de las tumbas" no ha perdido vigencia quizá debido a sus insólitas escenas - influidas por el neorrealismo italiano - y al constante humor negro que la atraviesa. Para no olvidar: Santiago García interpretando al cura del pueblo.


PASADO EL MERIDIANO (1965 - 1966) Dir. José María Arzuaga.
El mundo burocrático de Kafka en la Bogotá de los años Sesenta. Concebida a partir de una anécdota oprobiosa: el protagonista no puede asistir a las exequias de su madre porque no le dan permiso en la oficina donde trabaja. El film despliega su argumento en situaciones de tensión que llegan hasta absurdos propios de la vanguardia. Por la suma de elementos melancólicos que la componen y por el tratamiento literario de sus temas, es una referencia obligada si se quiere realizar cine en este país. Para no olvidar: lo opaco sobre lo opaco, la oscuridad distribuida con tino en cada plano.    

 

CHIRCALES (1966 -1972) Dir. Marta Rodríguez y Jorge Silva.
Inmenso trabajo de investigación y de estética. Las vidas simples y los sueños de los habitantes de Tunjuelito con el desasosegado paisaje de los chircales al fondo. La destreza visual que enseña -  sin recursos amarillistas- cuán terrible puede llegar a ser nuestro país. Además de ser un film intemporal, es el mejor documental del cine colombiano. Para no olvidar: una niña se pasea sobre las ladrilleras, entre humo y aridez, con el traje blanco de su primera comunión.  

PURA SANGRE (1981-1982) Dir. Luis Ospina.
Vampiros, truculencia, humorbo (humor y morbo), un cómic vivo; clásico ya no del cine colombiano sino de nuestra cultura. Noventa minutos de homenajes al cine norteamericano de los años cincuenta y sesenta. El horror como mecanismo de medida de nuestra prosaica cotidianidad. El primer largometraje de Ospina no conoce la palabra piedad. Para no olvidar: el trío de asesinos conformado por Carlos Mayolo, Humberto Arango y Florina Lemaitre. Insuperables si se tiene en cuenta que en "Pura Sangre" sólo hay villanos. 

CONFESIÓN A LAURA (1990) Dir. Jaime Osorio.
Pasan los años y el minimalismo de su historia, actuaciones e imágenes, pervive.  En cierto sentido hay un antes y un después de esta película, por la hondura y la madurez que le imprimió al cine posterior. El Bogotazo entre visillos, la gestualidad teatral aprendida de Bergman y un desarrollo muy nuestro de la trama - inestabilidades, sobreentendidos, silencios incómodos - son algunos de sus aciertos. Para no olvidar: las escenas del final, ejemplos claros de maestría y sobriedad; el guión de Alexandra Cardona que es, por sí mismo, una excelsa pieza literaria. 

 

*Escritor y profesor de literatura.


 

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