
ESPECIALISTAS EN DESAHOGO
Expertos consideran poco saludable acumular estrés, rabia o cualquier otro sentimiento negativo que se despierta en las rutinas diarias. Por consiguiente, desahogarse es una actividad saludable que incluso previene algunos tipos de úlcera. Y es así como ya existen distintos servicios para desquitarse del mundo sin que nadie diga nada.
PLATOS ROTOS SIN ARREPENTIMIENTOS
“Para evitar el exceso de energía acumulada que nos puede resultar dañino y ser un obstáculo para nuestra salud física y emocional, hemos creado Crash! Therapy”. Así se presenta esta empresa española que pretende aliviar el estrés de sus clientes.
Crash! Therapy se puede definir como un ‘spa del desahogo’. Las personas que pagan el servicio primero entran en la ‘Sala Crash!’, donde armados de bates y martillos rompen cuanta pieza de vajilla vean.
Luego pasan a la ‘Sala Zen’, un espacio reservado para los masajes y la rehidratación. Por último, a los desahogados se les entrega un dvd con los mejores momentos de su experiencia liberadora.
Las sesiones cuestan entre 20 y 30 euros ($45.000/$65.000), y hay descuentos especiales para grupos. Además, las personas son equipadas con cascos, viseras, overoles y guantes para garantizar su protección en medio de las esquirlas.
En el sitio web de Crash! Therapy incluso se vende la franquicia del negocio para que la gente pueda montarlo en cualquier lugar del mundo.
LÍNEA TELEFÓNICA PARA INSULTAR
Desde junio de 2012, cualquier ciudadano alemán que esté verde de la ira puede marcar a un número telefónico y luego ‘echarle la madre’ a un operador que entenderá amablemente la situación.
En esto consiste Schimpf-los (en español ‘insultos fuera’), un negocio ideado por dos empresarios alemanes que dicen “no juzgar a las personas que están enfadadas” y por ello ofrecen un servicio para “desahogar la indignación sin compromisos”.
La línea de los insultos cuenta con varios operadores que atienden los teléfonos siete días a la semana. Su labor no se limita a escuchar las palabrotas de los usuarios, sino que también incitan a los rabiosos a desahogarse hasta el límite.
Por ejemplo, cuando escuchan varias veces un mismo insulto, los operadores provocan con comentarios como “Es la tercera vez que he oído lo mismo hoy, ¿es todo lo que puede decir?". Y si la conversación se prolonga, se reserva para los implicados.
Los alemanes Ralf Schulte y Alexander Brandenburger, fundadores de Schimpf-los, dicen que se inspiraron en sus propias rutinas diarias de estrés para inventar su negocio. El servicio cuesta 1,49 euros (3 mil pesos) por minuto, un valor totalmente justificado para los dueños. “Por poder soltar todo lo que tienes dentro, es una ganga", aseguran.
CLUB DE LA DESTRUCCIÓN
En algún lugar de New Jersey, Estados Unidos, existe una organización exclusiva para miembros adinerados. Pero no para jugar golf o celebrar matrimonios, sino para destruir cualquier objeto que se le antoje a una persona llena de rabia.
Luego de obtener la credencial de The Destruction Company, por recomendación de otro miembro y por tener una cuenta bancaria abultada, la persona puede solicitar algunos de los 21 objetos de la ‘lista de golpes’. Por ejemplo:
Vajilla japonesa (500 dólares).
Televisor LCD con mesa (800 dólares).
Canasta de 15 botellas de vidrio (100 dólares).
Sofá (2.000 dólares)
Viejo monitor de computador (100 dólares).
O también está la posibilidad de que la persona acuda al lugar con su propia mercancía de aniquilación.
Finalmente llega la hora de destruir. En una ‘sala de demolición’, el iracundo agarra una espada, un hacha o un bate o y se viste con una armadura medieval o protectores de hockey, para empezar una ‘terapia del estrépito’, como se conoce al ejercicio de romper objetos con el ánimo de liberar sentimientos violentos o divertirse.
Según el sitio web de The Destruction Company, la organización fue fundada como un proyecto artístico y una oportunidad de escapar de la monotonía y los límites de la vida diaria. Además, todos los objetos destruidos se reciclan y algunos se convierten en piezas artísticas.