Por Diego Londoño

A pocos pasos del parque principal de Sabaneta (Antioquia), curiosamente el municipio más pequeño de Colombia, existe un lugar donde año tras año, en temporada decembrina, se prepara el buñuelo más grande del mundo. 

La idea de fritar este manjar exagerado nació gracias a la imaginación de Pablo José Vásquez, pero años más tarde fue su hijo Pedro quien lo perfeccionó en la guapachosa Sabaneta. Lucrecia Osorio, la administradora del restaurante El Peregrino donde se prepara, explica que el buñuelo vale dos millones de pesos, la alquilada de la paila un millón y otro millón se invierte en aceite, harina, huevos, quesos y mano de obra. 

Guillermo Cardona, uno de los empleados del restaurante, dice que “el buñuelo se demora en preparación 12 horas y para fritarse son 8 horas volteándolo, ¡porque este si hay que voltearlo!”. 500 litros de aceite, 100 quesitos, 50 tazas de harina, 50 huevos y 8 personas que se encargan de la preparación, dan como resultado un gigante de 80 libras de peso, que luego de la fama, termina reducido en agua masa para caballos y cerdos.

Por tradición, 16 manos embadurnadas lo preparan la primera semana de diciembre, luego se exhibe hasta final de mes para ser fotografiado por propios y extraños. 

Los buñuelos que conocemos miden aproximadamente 5 centímetros de diámetro, y  se consumen tradicionalmente en navidad acompañados de natilla. Sin embargo, en El Peregrino, mientras el gigante hace su aparición, cientos de buñuelos comunes dan vueltas en las pailas de aceite y desfilan de boca en boca, acompañados de chocolate, aguapanela, gaseosa y hasta guaro.

Los empleados de este lugar, al mando de Pedro Vásquez y Lucrecia Osorio, se preparan estudiando las condiciones y temperatura ideales,  para que su obra no se raje y sea una circunferencia perfecta. Los objetivos para este diciembre es llevarse el Guinness World Record al buñuelo más grande del mundo y acompañarlo con un pesebre elaborado también de estos amasijos.

@elfanfatal