Foto: The Rocky Horror Picture Show

Ni El Exorcista, ni Viernes 13, ni Saw, ni Chucky, ni ninguna otra típica película de terror. En noche de Halloween, le recomendamos ver las siguientes obras cinematográficas que desde otros ángulos exponen el suspenso, el miedo y el horror.

Por Andrés Santacruz

Donnie Darko
Dir. Richard Kelly, 2001.

Donnie es un adolescente introvertido, problemático, con un trastorno psicológico. Tiene visiones de un conejo gigante que guía sus acciones y predice el fin del mundo. Esta película de Richard Kelly juega con la física del tiempo, con el destino de la humanidad, dejándole a Donnie (Jake Gyllenhaal) la posibilidad de ser un héroe adolescente contemporáneo con el mundo en sus manos. Además de escenas soberbias, diálogos que vinculan lo cómico y dramático, temáticas que abordan desde la pornografía infantil hasta la represión conservadora en una secundaria, la banda sonora se vuelve la perfecta excusa para reapropiar el pop, el new wave y el post-punk británico de los ochenta.

The Rocky Horror Picture Show
Dir. Jim Sharman, 1975.

Una pareja recién comprometida llega perdida a un castillo solitario. Conocen al Doctor Frank-N-Furter, un histriónico travesti que está a punto de traer a la vida a su dulce y sensual creación, Rocky Horror. En cuanto a argumento (una parodia de Frankenstein), la película no desafía al espectador; sin embargo, es desde otros ángulos impactante: la exploración sexual de los personajes en encuentros hetero y homoeróticos. La estética, una exaltación e hipérbole del glam rock inglés de la década de los setenta (Marc Bolan, David Bowie). Los colores son brillantes, tendiendo casi a lo kitsch. Y, por supuesto, el hecho de parodiar a través de un musical el género de terror.

Caché
Dir. Michael Haneke, 2005.

Una videocámara estática filma por varias horas una casa. La grabación llega a manos de sus residentes: una familia francesa acomodada. Más grabaciones siguen llegando, y la preocupación en el núcleo familiar aumenta. Las autoridades no hacen caso, no hay un peligro reconocible, tangible. Luego llegan papeles con dibujos a su puerta. El desconcierto en Georges Laurent (Daniel Auteuil), cabeza de familia, se manifiesta oníricamente: se expone a un pasado olvidado, una niñez puerilmente cruel, desalmada, desde donde querrá entender lo que está sucediendo. Con sutil perturbación, Michael Haneke logra plasmar la vulnerabilidad del ser humano con el simple hecho de hacerle saber que está siendo observado. 

Repulsión
Dir. Roman Polanski, 1965.

La película gira entorno a Carol (Catherine Deneuve), una manicurista belga que reside en Londres, y quien paulatinamente va aislándose en sí misma por el desdén y asco que empieza a sentir cada vez más hacia los hombres. Después de un encierro prolongado en su apartamento, sueños vívidos y alucinaciones empiezan a acorralarla más en su miedo y repulsión. Con una banda sonora que no deja de causar tensión y un apartamento que parece empequeñecerse frente a su condición, Polanski logra plasmar el colapso psicológico de una mujer con un suspenso que emerge natural y prolíficamente.

Shaun of the Dead
Dir. Edgar Wright, 2004.

Un tipo cualquiera, después de una noche de tragos con su mejor amigo para lidiar la pérdida de su novia, se levanta en la mañana con algo de resaca y tristeza. Con su cabeza en otro lado no logra enfrentarse bien con la realidad: no ha notado que desde hace algunas horas su ciudad se ha convertido en un escenario apocalíptico dominado por muertos vivientes. Con el más agudo humor británico, de la mano del ensamble Edgar Wright, Simon Pegg y Nick Frost (de Spaced y Hot Fuzz), es una de las mejores películas zombie en años. 

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