
AL MUNDIAL CON MENOS DE 5 PALOS
Mientras usted lee esta introducción, el autor del texto, mochilea en el norte de Brasil. Una semana antes de que suene el pitazo inicial del Mundial, este periodista comenzó en Bogotá una travesía cuya planeación comparte con los lectores de Cartel Urbano para contarles cómo se llega y se vive un mes entero en el país de la samba con menos de 5 millones de pesos.
Texto y fotos por: Jorge Benavides
A finales del año pasado ningún plan turístico para ir a la Copa Mundo de Brasil bajaba de 20 millones de pesos. Hoy lo mínimo es 30 palos, pero ya los cupos están contados y lo más jodido: ¿quién se levanta ese billete y a tan poco tiempo de la fiesta futbolera?
Contratar una agencia de viajes no es la única manera de ir al Mundial. Hay otras formas que no requieren fechas límites ni consignaciones de muchos ceros; lo único necesario son ganas e internet. La vuelta es conseguir pasajes a precios justos, quedarse a dormir con extraños y saber comer y emborracharse barato.
Los pasajes
Para comprar pasajes a huevo hay que investigar muy bien: consultar todas las aerolíneas disponibles en los trayectos solicitados, comparar precios y sobre todo tener paciencia, no apresurarse a dar el clic.
La paciencia es para darle tiempo a que aparezca la promoción más barata. Un ejemplo: en enero pasado LAN sacó una oferta de vuelos nacionales a menos de 100 mil pesos, un pasaje a Leticia por esa aerolínea me costó $77.500, ese fue el valor de llegar a la punta sur de Colombia, la frontera amazónica con Brasil.
Otra recomendación: cualquier destino tiene varias rutas de llegada (Brasil debe tener unas mil) y por eso es importante planear el viaje por trayectos cortos con pasajes baratos. Para que se hagan una idea, un vuelo desde Bogotá a Sao Paulo en pleno Mundial no baja de dos millones de pesos.
Pisar suelo brasileño desde Leticia es el ejercicio de pasar de un barrio a otro. Pero de Tabatinga a Manaus, ciudad mundialista y donde uno puede decir que ya está en Brasil, hay dos formas de viajar: barco o avión. La primera es una odisea que tarda días y que suena tentadora como aventura, pues se trata de navegar el río Amazonas. La segunda es mucho más breve y económica: el barco más rápido cobra alrededor de 400 mil pesos (se demora día y medio), y el pasaje de avión me costó cerca de 300 mil pesos y solo son tres horas de vuelo.
La cuestión es hacer lo mismo con el resto del viaje. Mi meta es visitar por lo menos 10 ciudades, no todas mundialistas, pero que abarcan prácticamente todas las regiones del país. Todo lo que no se pueda por avión se hace en bus, pero antes no sobra medir las distancias en Google Maps.
Si hicieron la suma, llegaré a Manaus por sólo 400.000 lucas; y esa es una ciudad que queda en la mierda.
Tip: Usar la página y/o la aplicación de Kayac para encontrar pasajes baratos. Es un buscador que reúne varias aerolíneas y de paso compara los precios.
La estadía
Dónde dormir es la segunda gran preocupación. No he querido ni ver cuánto cuesta un hotel en el Mundial; solo sé que algunos hostales están cobrando hasta ocho veces más de lo normal. Ya casi todo está reservado.
La salvación se llama Couch Surfing. Para los que no saben, es una red social de viajeros que funciona así: se abre un perfil, se suben fotos, se escriben datos personales y se espera a que un viajero lo contacte a uno para que pueda dormir en su casa y viceversa, uno puede pedirle a otra gente que le preste el sofá.
Es un servicio confiable en el que no hay problemas de seguridad, pues uno entra en contacto con las personas antes del viaje. Las conoce por encimita y genera ese lazo virtual previo y necesario para romper el hielo y crear confianza. Es una idea del putas, que desde hace rato ha revolucionado la vida de los mochileros.
Hace dos semanas recibí en mi casa una pareja de Belo Horizonte y nos la llevamos muy bien. Cuando vaya a su ciudad ellos me van a recibir en su casa, como lo haría cualquier otro amigo. El truco de Couch Surfing es escribir mucho: enviar muchas solitudes para ser hospedado, porque en promedio de cada 10 personas a las que se les pide el couch, una o dos aceptan.
Si definitivamente no les gustaría dormir en casas de extraños, la otra alternativa es buscar hostales. Si bien están caros, no sobra estar pendientes si se han cambiado reservas y se habilitan camas a buen precio. Hace poco conseguí en la página Hostel World un buen lugar en las playas de Puerto de Galinhas a 27 mil pesos la noche.
La comida
Quizás es la parte más fácil porque ya depende netamente de los gustos de cada persona y lo que disponga su bolsillo para alimentarse. En Rio de Janeiro, una de las ciudades más caras de Brasil, un ‘corrientazo’ puede costar entre 15 o 20 mil pesos.
En toda región hay estratos y eso también aplica para la comida. Por eso es bueno comer en barrios no tan ‘gomelos’ o rebuscar en las partes centrales. Lo otro es ir a supermercados y abastecerse con productos en oferta y cocinar en la casa del couch o en el hostal. Otra buena forma de ahorrar en la comida es estar acompañado, pues se dividen gastos y se comparten los tenedores.
Por el trago no hay de qué preocuparse. Los brasileños la supieron hacer muy bien porque industrializaron un licor artesanal: la cachaça. La más popular es la marca 51, la botella cuesta no más de 10 mil pesos y tiene 40 grados de alcohol. ¿Nada mal, no? Las cervezas cuestan casi lo mismo que en Colombia y las caipirinhas también son regaladas.
Sin embargo, hay que tener cuidado a la hora de escatimar con la comida. Comer barato puede tener consecuencias digestivas y eso no muy chévere en un viaje.
Los lugares para visitar
Las atracciones mainstream y los sitios turísticos por lo general no son gratis. Este es otro gasto que hay que tener en cuenta para los cálculos, aunque también depende de los intereses de cada uno porque siempre habrá sitios espectaculares que no tienen boleta. En varias regiones los estudiantes solo pagan ‘media entrada’, esto quiere decir que si por ejemplo van a un museo únicamente les cobran la mitad por ser estudiantes. Entonces lleven el carné y si no lo tienen, levántenselo.
Tip: Descargar la aplicación de Trip Advisor. Allí encuentran todo lo que deben hacer en una ciudad, con calificaciones y comentarios de la gente que ayudan a decidir lo que vale la pena visitar.
El total
En pasajes hasta Belo Horizonte, en 15 días de viaje, gastaré cerca de 1’200.000. La estadía será gratis por Couch Surfing. Si en promedio uno gasta 50 reales al día (un real cuesta $900), en esta quincena se irían más o menos 2 millones.
Un gasto adicional son las boletas para los partidos de la Selección Colombia. Yo compré dos: una me costó 90 dólares y la otra 180. En la página de la FIFA o Mercado Libre se pueden encontrar boletas en reventa a precios no tan escandalosos.
Mi viaje durará un mes y ya tengo los pasajes de vuelta que me costaron un millón. Esto quiere decir que me quedarían dos palos para sobrevivir en la segunda parte de mi aventura mundialista. Yo creo que sí se logra, incluso con menos de 5 melones, o con mucho menos de lo que cobra una agencia por solo ir dos semanas y andar en manada como niños de colegio.
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