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UNA PESADILLA QUE PARECE HECHA POR DAVID LYNCH… PERO NO

Imagine que a David Lynch le hubiera dado por hacer una película ultra violenta. Píntela con ese rojo erótico propio de Mulholland Drive. Sitúese entre esas brillantes calles de neón de las noches de Bangkok y agréguele a un Ryan Gosling más impávido que en Drive y a un justiciero anónimo con una catana samurái. Así es Sólo Dios Perdona, la película de Nicolas Winding Refn.

Por Iván Darío Hernández Jaramillo
@donivanchito

¡Esto es como ver el Perro Andaluz! Lo digo con sorpresa al ver una de las escenas más temibles de Sólo Dios Perdona. Caigo en cuenta también que hace tres décadas murió Luis Buñuel y que con esa escena el director de Viridiana y Ese oscuro objeto del deseo está más vivo que nunca.

Sólo Dios Perdona también es como una película de David Lynch, es más, si no supiera que su director es Nicolas Winding Refn, autor de las brutales Drive, Valhalla Rising y la trilogía de Pusher, apostaría lo que fuera a que estoy más bien en una pesadilla muy cercana a Mulholland Drive. Son demasiadas cosas: los silencios, ciertas conversaciones puntuales, el color rojo que predomina en gran parte de la película, la confusión entre el mundo real y el más miedoso abismo onírico. Esos sonidos agotadores que se mezclan entre la sangre y la más estilizada venganza. Qué película tan elegante visualmente. Le han puesto una dedicación casi maniática a la elaboración de cada una de sus tomas.

Es también muy diferente a Drive. Cuando Sólo Dios Perdona entró a la selección oficial de largometrajes en concurso del Festival de Cannes de este año, los enamorados de aquella película esperaban algo idéntico en lo sublime y sombrío, y en mi opinión no les dieron menos que eso, les dieron una experiencia distinta. Peter Debruge, de Variety, escribió que era “Una traición que ni los fans de Drive estarán dispuestos a perdonar”. “Un fiasco indigerible”, dijo Carlos Boyero, en El País de España. “Un deslumbrante envoltorio y nada más”, escribió Nando Salvá de Cinemanía. Estoy parcialmente de acuerdo. Sí es, sobre todo en el arranque, indigerible. La película está arropada con un deslumbrante envoltorio, pero ni fiasco, ni traición. Sólo Dios Perdona es una midnight movie destinada a ser una obra de culto.

Hay algo muy curioso, y es que en realidad Ryan Gosling no es el protagonista, ni su personaje de Julian, el dueño de un club de boxeo tailandés, que además por debajo de cuerda maneja un negocio de heroína y cocaína, es el héroe. En mi opinión, el peso entero recae sobre el actor Vithaya Pansringarm, un policía cantante de baladas que con su catana samurái procura actos salvajes de justicia, de dar a cada quien el merecido que le corresponde.

Es un anti-héroe, un justiciero anónimo que le da la oportunidad al padre de una joven prostituta de que haga lo que corresponde por su asesinato. Lo encierra con Billy (Tom Burke), el hermano de Julian, pero jamás le ordena que lo asesine. Chang, el policía también castiga al padre de la victima por prostituir a todas sus hijas. Este acto desencadena una sucesión de venganzas sádicas ordenadas por Crystal (Kristin Scott Thomas), la madre de Julian y Billy que conocerá a un ángel exterminador.

Julian y Crystal parecen un par de enamorados, madre e hijo decepcionados y atraídos fuertemente el uno por el otro. Julian se mantiene impávido, convencido de que el asesinato de su hermano, uno a quien le tuvo siempre envidia, es algo que merecía. Es un hombre calmado, totalmente silencioso, como un Buster Keaton sin emociones encontradas en su rostro, que siente la obligación de defender a su madre para obtener algo de cariño de ella. El desenlace de esta película es tan extraño como sublime y los créditos asegurarán un sobresalto de emociones a los cinéfilos más apasionados cuando vean que la película está dedicada a Alejandro Jodorowsky, El Topo.

 

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