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Cartel Urbano
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¿EN QUÉ ANDA EL TEATRO INDEPENDIENTE BOGOTANO?

Este recorrido por la dramaturgia bogotana prueba que, pese a las dificultades, hay grupos que viven y respiran teatro. 

Por Cartel Urbano 

 “Un teatro que se  arriesga y pone el deseo de crear por encima de los gustos de un mercado”.  Así define el teatro alternativo Carlos Satizábal, dramaturgo de la Corporación colombiana de teatro. “Idealmente, el teatro alternativo es aquel que rompe con los patrones culturales y  de poder, a diferencia de las propuestas comerciales, que a menudo los reproducen”, concluye Satizábal. 

No es difícil pensar que la oferta teatral bogotana es poco variada, si nos remitimos a las comedias fáciles con figuras famosas por sus apariciones en televisión. No obstante, existen decenas de grupos en Bogotá, que sin presupuestos  abultados o actores reconocidos,  tienen una aproximación diferente al teatro, que no necesariamente cuenta con la misma difusión o apoyo. 

Esto sin contar que el teatro es una de las artes más olvidadas por el Estado. "Si hay una ley de fomento para el cine, ¿por qué no puede haber lo mismo para el teatro?, se pregunta Hernando Parra, director del Teatro R101, uno de los epicentros del teatro independiente en Bogotá. 

“El teatro en Bogotá se divide entre varias islas. Cada uno está en su grupo y hace falta unificar propuestas y ver cómo nos podemos ayudar entre todos a consolidar la industria”, opina Nicolás González, director del grupo Trastorno Obsesivo Teatral.

Hernando Parra está de acuerdo.  “Siempre ha sido muy difícil para nosotros agremiarnos. Pareciera que ser independiente fuera un castigo, pero no tiene que ser así, si todos trabajamos juntos”. 

Aunque es fácil hacerse la víctima y  caer en el cliché de “comercial vs independiente”, para Daniel Calderón, de Deca Teatro, ese no debe ser el principal factor para determinar la calidad de las propuestas, pues “así como hay obras excelentes en los teatros de mayor renombre, también hay grupos  alternativos  que caen en lugares comunes. En cierta medida todas las obras deben ser comerciales de alguna manera”, explica. 

Aunque es difícil unir todas las propuestas, existen algunos rasgos que identifican al teatro independiente actual: "son obras que se a menudo se preguntan por la violencia y el conflicto, que buscan lenguajes distintos al hablado, y exploran diferentes maneras de presentarse", según describe Parra. 

En todas las temáticas y formatos, lo cierto es que el teatro se vive en Bogotá, más allá de Festival Iberoamericano de Teatro. A continuación, cinco grupos a los que no les importan las dificultades, si de hacer teatro se trata.  

Deca Teatro 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



A la disciplina, más que el talento, es a lo que Daniel Calderón, director y fundador de Deca Teatro le atribuye a los más de siete años de existencia de su compañía de teatro, que también hace las veces de escuela de formación actoral para personas de todas las edades. 

Calderón ha trabajado en televisión y cine,  pero se ha dedicado de lleno al montaje de obras teatrales en todos sus aspectos: desde dirección, actuación, producción y dirección de arte.

Sus más de 500 presentaciones en diferentes ciudades no guardan un tema específico, y van desde piezas infantiles y familares, hasta comedias y piezas de suspenso.  “No creemos en la etiqueta de los mal llamado comercial, nos importa ante todo hacer teatro de calidad”. 

Deca empezó con sede en La Castellana, pero actualmente funcionan en el Teatro 101. 

Trastorno Obsesivo Teatral  (TOT)

Aunque empezaron sólo psicólogos en el grupo, ahora hay más de cuarenta personas en Trastorno Obsesivo Teatral, que arrancó como grupo universitario y ahora ya es reconocida como asociación cultural por la cámara de comercio. Actores empíricos, profesionales, cirqueros, malabaristas y bailarines de danza contemporánea conforman esta compañía, con seis años de experiencia. 

Los fundadores del grupo son psicólogos con una inquietud por las artes escénicas, aunque ahora hay profesionales de todas las áreas en el grupo. “La interdisciplinariedad cumple un papel fundamental a la hora de analizar al ser humano a través de las artes”, explica Nicolás González, uno de sus fundadores. 

Y aunque nunca tuvieron la intención de que sus obras tuvieran un tema psicológico, coincidencialmente todas han abordado el tema de la locura, y la mente humana, como  A puerta cerrada, original de Jean Paul Sartre, que se cuestiona sobre la codependencia del ser humano. 

TOT planea seguir consolidando la calidad de sus propuestas y en noviembre tendrán la segunda edición de su Festival  TOT, en el que presentan algunos de sus mejores montajes. 

La maldita vanidad

 

Este colectivo surgió hace dos años, y ya es reconocido por sus propuestas en espacios no convencionales.  El apartamento de Jorge Marín, en Chapinero, fue el escenario para su primera obra El autor intelectual. 

“Empezamos ensayando en mi  casa y nos dimos cuenta de que lo mejor era hacer la obra ahí mismo, pues queríamos darle al espectador la sensación de chismoso”, comenta Marín (los espectadores veían la obra a través de una ventana, en funciones que no excedían).  Esta obra formó parte del repertorio del Festival Iberoamericano de Teatro 2010. 

La sede para su siguiente montaje, Los Autores materiales, fue otro apartamento, esta vez en el barrio La Soledad. 

Ambas piezas forman parte de un laboratorio creativo, en el que Marín, junto con los demás integrantes del colectivo, explora el concepto de disfuncionalidad familiar, aplicado a un concepto real  y cotidiano.

Barraca teatro 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sus montajes ya son reconocidos por abordar temas que aún siguen siendo tabú. El beso de Dick, con la historia de dos jóvenes homosexuales; Al Natural, con siete actores completamente desnudos en escena; Postales, que gira en torno a una relación edípica. 

“Sabemos que nuestros montajes son arriesgados y no son para todo el mundo, pero no buscamos complacer a nadie. Hacemos lo que queremos y ya será el público quien decida qué quiere ver”, dice Daniel Galeano, director de esta compañía que ya lleva más de quince años funcionando, de los cuales dos han contado con sala propia. 

Ya el público sabe a qué se enfrenta cuando va a ver una obra de barraca teatro, por eso a Galeano no le importa que los identifiquen con sólo un tipo de teatro. “Si tenemos algunos temas recurrentes, pero la idea es mostrar cosas nuevas. La idea no es escandalizar por escandalizar, sino mostrar piezas que se destaquen entre otras con un contenido similar”, enfatiza Galeano. 

Y aunque la mayoría de sus montajes  han sido exitosos, otros no han corrido con la misma suerte, como Mataron a Susi, que la fue a ver un solo espectador a toda la temporada. “Hay que reconocer que el teatro es un negocio de bemoles, a veces las cosas funciona y a veces no, y hay que aprender a vivir con eso en el teatro”. 

Mapa Teatro 

Heidi y Rolf Adberhalden son los creadores de Mapa Teatro, uno de los espacios teatrales más arriesgados de Bogotá, que actualmente se ubica en la calle 21 con carrera séptima. 

Empezó en París en 1984 como parte de una residencia artística, y funciona en la capital desde  1986, año desde el cual se han destacado por sus piezas innovadoras y multidisciplinarias, que mezclan géneros como ópera, video, instalación, performance, e intervención callejera.  Para ellos no existen fronteras entre las artes. 

Temas como la desaparición del cartucho o la persecución de grupos paramilitares reciben un tratamiento innovador y vanguardista con la mirada de Mapa Teatro. 

Es uno de los grupos de teatro colombianos más famosos en el exterior.  Algunas de sus obras, como Exxxtrañas amazonas, Testigos en las ruinas o Los santos inocentes,  han sido aclamadas en festivales de teatro de Praga, Seúl, Munich, Nueva York y recientemente en Sao Paulo. 

 

 

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