Elemental: el arte de la colaboración
Elemental sudó para tener su sede y lleva cuatro años labrándose una reputación como sala de teatro independiente en Medellín, apoyado por sus pares de la ciudad.
Ocho actores cansados de los directores de teatro se juntaron en 2003. El espíritu democrático y las decisiones consensuadas fueron las bases de sus primeras reuniones. Cada cual propuso un nombre para la compañía. A John Viana se le ocurrió “Elemental” y ese quedó. También sugirió la primera obra para montar, Pervertimento, de José Sanchis Sinisterra. Y le dieron el sí.
Duvan Chavarría, Janet Cartagena, Wilson Zapata, Zulima Ochoa, Maribel Arango, Camilo Marulanda, Paulina Arango y Viana venían de agrupaciones como Matacandelas, Hora 25 y la Escuela Popular de Arte. John es el único del octeto fundador, disuelto por tener proyectos diferentes, que sigue con la agrupación.
John acabó asumiendo el rol de director de la compañía y sigue como capitán. “Elemental ha superado muchas dificultades y tiene sede desde 2011”, dice.
En 2010, Elemental ganó una beca de creación de la Alcaldía y montó Diálogo en el Jardín de Palacio, de Fernando Pessoa, en un teatro del que acabaron mudándose a la sede de la carrera 42 con calle 44, en el centro de Medellín.
John confiesa que no habría sido posible sobrevivir sin la ayuda de agrupaciones aliadas como Matacandelas, Oficina Central de los Sueños, Nuestra Gente, Fractal Teatro. Ni acondicionar el teatro sin objetos donados (graderías, luces, sillas). El trueque es clave. “Si alguna compañía necesita una máquina de humo, un telón, un micrófono para una función, quien tiene el recurso lo presta”, explica. “Nos toca gestionar proyectos de salas abiertas y concertadas con el Ministerio de Cultura, desarrollar proyectos educativos, ecológicos, para entidades o empresas, también hacer teatro institucional o corporativo. Ningún grupo puede vivir de la taquilla”.
Paula Andrea Álvarez, Angie Muriel, Juan Sebastián Pérez y Laura Henao son hoy los cerebros de Elemental, que se precia de desarrollar una propuesta honesta, rigurosa, que “nunca ha ido en reversa” y le ha valido el respeto de sus pares y de la crítica.
La meta del grupo es tener administrador y gerente, un gestor de obras, un comunicador, mientras los artistas se dedican a lo suyo y no a jugar a los toderos.
