
ADIÓS, RAY BRADBURY
Por Darío Rodríguez
Es difícil hallar un escritor que guste a todos los públicos, cuyos libros sean motivo de profundas reflexiones filosóficas, de exitosas adaptaciones al cine, al teatro, al comic, y al mismo tiempo logre ser leído por millones de personas en todo el planeta. Bradbury era uno de esos escritores. Con su partida se va también una forma de vivir el oficio mismo de la escritura: la entrega responsable y total a cualquier género, ciencia-ficción, memorias, novela policiaca, cuento, guión cinematográfico; ningún formato le fue desconocido, ninguno le quedó grande.
Se sirvió de lo fantástico para hablar del cruel capricho humano que llega al extremo de quemar libros en la aclamada novela Fahrenheit 451, su obra más conocida, y a exterminar civilizaciones enteras en los relatos de Crónicas Marcianas. Su melancólica visión de nuestra experiencia terrena se ve reflejada por igual en el guión que escribió para “Moby Dick” de John Huston (la valentía del Capitán Ahab – Gregory Peck – está empapada de tristeza) y en cuentos como “La última noche del mundo” (el apocalipsis más risible en la historia de la literatura) o “La sirena en la niebla” (la angustiosa y enternecedora soledad de un monstruo marino). Sin embargo, sus personajes siempre encuentran la manera si no de superar la adversidad, por lo menos de encararla.
Narrador puro, su interés fue el sencillo arte de “contar la historia”. Con los años terminó pareciéndose a uno de sus personajes, el Hombre Ilustrado, alguien que tenía la propiedad de albergar en su piel, dibujados, todo nuestro pasado y algunas claves de nuestro futuro. Nos resta desearle un buen viaje a Bradbury, conocedor excepcional de otros mundos y de este. Se dirá de él, en la hora de los balances, que fascinó al niño lector y al pensador más oscuro, al frívolo actor de Hollywood y a la anciana que lee para apaciguar sus horas. Era tal su calidad como escritor y ser humano, que nadie puede afirmar haberlo odiado.
Acá una selección de los libros del autor:
CRÓNICAS MARCIANAS (1950)
Serie de cuentos acerca de la conquista y colonización de Marte por parte de una ambigua (algunas veces despiadada, otras benévola) civilización humana. El libro le dio un giro de calidad literaria al género de la ciencia ficción. Ya es un clásico.
FAHRENHEIT 451 (1953)
Una sociedad que es controlada y la que se le prohibe leer libros, ya que es un delito. Las bibliotecas son quemadas por insólitos bomberos y un hombre, Montag, descubre el valor de la libertad en la lectura y la palabra misma. Francois Truffaut la llevó al cine haciendo de la historia, una obra cinematográfica igula de memorable.
EL VINO DEL ESTÍO (1957)
La iniciación en el mundo del adolescente Douglas Spaulding durante un extenso verano. Además de mostrar la miseria de Estados Unidos, en esta novela Bradbury realiza despliegues de fantasía no exentos de humor.
REMEDIO PARA MELANCÓLICOS (1960)
Colección de veintidós relatos en la que llaman la atención sus personajes perfectamente construidos que, de un modo imperceptible, dan un vuelco inesperado hasta convertirse en seres fantásticos que, aunque lejanos y ficticios, contienen los ingredintes necesarios para ver cara a cara el mundo que habitamos.
ZEN EN EL ARTE DE ESCRIBIR (2002)
Escritor de casta y pleno de madurez creadora, Bradbury reflexiona acerca de la escritura en estos ensayos. Prodigiosos por dos razones: evitan la cátedra, los consejos técnicos, la teorización más aburrida; y lo hacen, insólitamente, sin amarguras. Una declaración de amor a la literatura.